TURISMO DEL SIGLO XIX, O LOS BAÑOS DEL SABANU.

De parvis grandis acervus erit.

Pues sí, no sé si ustedes habrán oído alguna vez eso del “sábanu”, pero así era el asunto hasta no hace tanto, no crean, y tiene su origen en las tierras meseteñas cercanas que proclives al bocio llegaban a nuestros arenales para darse terapéuticos “baños de ola”, una especie de migración estacional a la inversa cuando los asturianos de las brumas, las lluvias y las humedades pasaban la cordillera para “secar” los bronquios o mitigar los rigores de la silicosis en los secos páramos de la meseta.

Las mujeres se metían en el agua bastante temerosas por norma general envueltas en una especie de sábana que en cuanto se mojaba quedaba pegada al cuerpo dando así un aspecto un tanto fantasmal a la bañista, máxime cuando esta permanecía fuera del agua todo el tiempo posible con el hábito y sin ducharse para que no se les fuera de la piel el saludable salitre.

Ese es en síntesis el origen de los baños del “sábanu” y del incipiente turismo, relativamente frecuente desde finales del siglo XIX, donde como ven ya había establecimientos especializados en el asunto, como pueden ver ahí en esa publicidad de LA ISLA, que es ni más ni menos que de hace 137 años, sí, sí, 137 han leído bien pues se trata de un anuncio en prensa del verano de 1.884

En esa otra “semeya” pueden ver un baño de “señoritos” en la playa de Astuera que acudían a remojarse con frecuencia al Pozu los Estudiantes, atraídos por los consejos del ilustre veraneante entonces Rector de la Universidad de Oviedo D. Fermín Canella, que fueron los pioneros en la zona de este tipo de ocio ya a principios de (XX, claro)