El concejal de Agroganadería del Ayuntamiento de Llanes, Xuan Valladares, y la tractorada del 15 mayo

Ayer se celebró en Llanes una "tractorada", un acto reivindicativo del sector agroganadero que reunió a unos cien tractores, trescientas personas y cien lloqueros. La gran mayoría procedentes del propio concejo, aunque aprovecho para agradecer la presencia de algunas de otros municipios, como Onís, o Peñamellera Baja, por citar sólo a los que reconocí.

Para mí, fue un día verdaderamente emocionante. La impecable convocatoria y organización del acto fue responsabilidad de GANAGRI (Asociación de Ganaderos y Agricultores), una asociación que lleva trabajando ya dos años por el sector y que el 15M, esta vez de mayo y de 2021, aprovechando que San Isidro es el patrón del campo, se vistió de largo para dar un salto hacia adelante impresionante. La gente de la villa, y algunos visitantes, descubrieron que ese mundo disperso que salpica de cultivos y ganado y tractores y cayados (no callados) el campo llanisco es en verdad un colectivo fuerte y capaz de unirse, importante en el municipio, con peso económico y humano, con orgullo, que sabe qué quiere y qué necesita, y que, además, aprendió a reivindicar todo ello con honestidad y solvencia.

El ambiente festivo pero recio y exigente era hijo de la enorme ilusión compartida, por esa sinergia que a veces se genera cuando un colectivo se centra en lo común e importante. Porque allí había personas muy diferentes, de pelajes múltiples, que en diez conversaciones no compartirían posición en ninguna que hablara de deporte, o de política, o de dialectología, o de gastronomía o de nada; salvo en quiénes somos como grupo, qué necesitamos y cómo podemos luchar por nuestros derechos de forma honesta y transversal, sin más intereses que los colectivos del sector agropecuario. De un sector agropecuario que, en nuestro conceyu, se basa afortunadamente en las pequeñas empresas familiares que permiten que aún exista cierto poblamiento y vida en los pueblos, y que sostiene un imprescindible sector económico primario agroalimentario moderno, pero basado también en la cultura y las propias tradiciones, un paisaje y un paisanaje; un sector en el que cualquier territorio que se precie y pueda tiene que fundamentar su existencia. 

Orgulloso de mi gente y también con una responsabilidad extra en conseguir, en la medida de mis posibilidades, ser un vector que inyecte en las instituciones de forma ascendente las exigencias que reclamaba ayer GANAGRI, y otras, a través de las palabras de su inteligente y locuaz presidente, Hernán Haces. 

Se reclamó un Plan Urbanístico que desatore la ya farragosa de por sí burocracia. Actualmente pueden pasar dos años o tres para conseguir un permiso para construir una nave ganadera. Pero además, y con acierto, se reclamó que debía ser un plan respetuoso con el sector, que mime al campo llanisco a través de una normativa que proteja la actividad agraria. Es absolutamente inaceptable que llevemos desde siempre sin un Plan de Ordenación legal. Aplicar las normas genéricas urbanísticas regionales sin tener un Plan propio siempre fue muy ineficiente, y los intentos que se han hecho por sacar uno adelante se han visto siempre truncados por unas u otras causas. El de 2015 se puede decir que afortunadamente, pues habría destruido el futuro del medio rural llanisco y de sus pueblos con un engendro voraz, un hijo de la especulación urbanística basada en la hipertrofia turística. El Plan General que actualmente está en tramitación ya estaría aprobado provisionalmente si no hubiera encontrado objeciones técnicas por parte del Principado, objeciones que hubieran podido evitarse (hay sentencias en otros planes asturianos que lo avalan). Si no hay intereses espurios por parte de ningún poder fáctico, económico o político, cuyas raíces penetren en la Administración Regional y fuercen artificiosamente el proceso, debería estar preparado para funcionar en unos pocos meses.

Este Plan venía ya predispuesto a defender la naturaleza campesina del territorio llanisco, y se basaba en el respeto a los pequeños núcleos y a las erías, buscando un crecimiento orgánico proporcionado y evitando la especulación destructora de las grandes promociones urbanísticas. La filosofía de este Plan se anticipó en cierta medida a la Ley del Suelo Asturiana, que ahora plantea cambios en esta misma dirección. Una de las reuniones previas del equipo redactor fue con GANAGRI, que además hizo después una serie de alegaciones al planteamiento inicial muy coincidentes en general por las promovidas por mí mismo desde la concejalía de Agroganadería. La posición del Ayuntamiento globalmente, y de la concejala de Urbanismo en particular, fue de "apoyo total a las reivindicaciones del sector siempre que no haya obstáculos legales". Por ello, según algunos arquitectos responsables, "se pudieron admitir una amplia mayoría de las alegaciones -de GANAGRI-". Esperemos, con todo ello, que el Principado dé por fin el respaldo que merece y necesita la aprobación de un verdadero y legal Plan Urbanístico, que tanto beneficiaría no sólo al mundo agrario, sino especialmente a otros sectores también importantes en el municipio como son el de la construcción, almacenes de material, instalaciones, carpinteros, etc.

Otro pilar de las demandas, todo un clásico, es la mala gestión del monte, que deriva hacia una indeseable matorralización que perjudica a los pastos, pero también a la biodiversidad, y que favorece incendios de medianas o grandes proporciones. Incendios donde un extraño principio opuesto al común en Derecho dicta que un ganadero es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Actualmente están siendo injustamente investigados ganaderos a los que vimos intentando sofocar el fuego porque su ganado peligraba, o que perdieron material (pastores eléctricos, estacas, etc.) por un incendio; ¿Por qué se les investiga? Porque tienen ganado por ahí. El monte, recordémoslo alto y fuerte, pertenece a los vecinos por derechos históricos, y su titularidad circunstancial es municipal, pero a través de un viejo consorcio el Principado se reserva prácticamente todas las competencias sobre él. Tenemos planteadas distintas medidas para la recuperación fáctica de la capacidad de autogobierno en el monte, y un Plan Silvopastoril que pretende coadyuvar a poner orden, pero los apoyos de la Administración Regional, si bien ha habido algunos tímidos avances, son escasos y extremadamente lentos, cuando lo que necesitamos es una verdadera revolución en el manejo basado en el empoderamiento local, las campañas eficientes de desbroces, las quemas controladas y el fomento de la reciella, ese ganado menor que también demandó la tractorada y que habitualmente sirve como alimento para los lobos. 

Se expusieron otros problemas esenciales, como la dependencia económica a las subvenciones, los precios injustos, las exigencias burocráticas inasumibles, etc. Como concejal sufro especialmente la opresión del sistema en el ámbito burocrático, el factor que más imposibilita un manejo eficiente de los asuntos qu e tengo que abordar y que da para hablar en un artículo exclusivo. Se habló de solidaridad entre sectores, y concretamente con el turismo rural (no tendría apellido sin campesinos) y la hostelería. Con esta se está concretando una línea de venta directa que desde hace más de un año se lanzó desde las Concejalías de Turismo y Agroganadería, lastrada por el COVID-19 y retomada recientemente, y en la que la propia Asociación GANAGRI tiene un papel fundamental demostrando que viene a actuar, no a quejarse o limitarse a pedir, otro de los motivos por los que hemos de sentirnos orgullosos de lo que este grupo de vecinos está organizando.

Y, por último, ese gran turrón que es el lobo. Lo literalmente sangrante de este asunto suele conseguir que la gente del campo despierte de su letargo, y se baje de las brañas y de las caserías dispersas por el territorio hasta la plaza del Ayuntamiento, Oviedo o donde haga falta. La inclusión del lobo en el LESPRE, un catálogo de protección especial, de una especie que lo que precisa es un control más eficiente en Asturias, es inasumible por la ganadería extensiva, a pesar de que el Gobierno Español lo haya decidido unilateralmente. Pero el Principado es el responsable de la malísima situación actual por conformarse con un Plan de Gestión que nunca funcionó; que no garantiza pagos totales, ni justos ni rápidos; que no actúa con rapidez ni es capaz de controlar la población del superpredador de forma ajustada a las posibilidades reales o no de convivencia. Pudo mejorar la legislatura pasada la situación, con una propuesta de cambios en la Ley de Caza, modificaciones que habrían mejorado también la gestión de enfermedades como la tuberculosis bovina, pero no quiso. El señor Lastra, uno de ¿nuestros? senadores que votaron en Madrid en contra de la Asturias ganadera, fue clave en evitar que se consumaran esos cambios.

Ayer, que para mí fue un día emocionante y de orgullo, será un acicate para seguir poniendo toda la carne en el asador. Tendré que sacrificar otro xatu este año, porque creo que había echado ya toda y esta gente merece más.

GANAGRI viene para quedarse y será cada vez más fuerte si evita lo que no consiguieron evitar otras organizaciones agrarias con anterioridad: politizarse y depender económicamente de las administraciones. Lo que el lobo ha unido, que no lo separe el hombre.