Carta a Juan Carlos Monedero   ( por Carlos Ortiz de Zarate )

En sus intervenciones en el programa de Ana Rosa de este martes, usted ha afirmado que si pudiera vota en España Francisco I, lo haría a Podemos, así como su propia simpatía por el pontífice. España es un estado laico y un representante de un partido político que aspira a representar a los españoles debe serlo.

Poco importa a los ciudadanos lo que opina Monedero sobre Palo VI. Lo que necesitamos saber son los mecanismos con los que se van a garantizar el ejercicio de la libertad religiosa y la independencia del Estado frente a cualquiera de las manifestaciones de la misma que tienen cabida en el Estado de Derecho.

Es cierto que se ha mostrado contrario al actual Concordato, pero también ha afirmado que el papa estaría de acuerdo. Sinceramente, no he visto el mínimo gesto en este pontificado que me indique la mínima intención de cambiar el discurso de la Iglesia en España, parece bonito el espectáculo del Vaticano, el que nos muestran; porque el que no nos muestran –ya no se habla de los gravísimos escándalos que llevaron a la jubilación de su predecesor- , sigue igual o peor. Comprendo que estaba usted acorralado y que su situación no era muy cómoda. Espero que lo había previsto cuando se embarcó en la audiencia de Ana Rosa, pero yo creo que no estaba preparado para los actuales potenciales votantes de Podemos Temo que no se dirigía a nosotros, sino a los futuros potenciales votantes, sin ser consciente de quedar mal en los dos perfiles.

No se puede hablar de salarios sociales garantizados, sobre todo cuando aún no tenemos claro el presupuesto. Podría haber otras necesidades más urgentes. Si se puede hablar de instrumentos de control para asegurar la concepción y ejecución de presupuestos participativos, trasparentes y controlables. Sí que tenemos que crear un salario de inserción, que no sea un regalo, como temen algunos, y que cumpla el mandato institucional de asegurar a los residentes en España un trabajo que les permita vivir dignamente.

Se podía responder a las impertinentes preguntas de esa señora periodista impertinente que ha proclamado que desde ahora, en el ejercicio de su profesión, sus intervenciones se limitarán a hacer preguntas –permitiéndose mezclar lo inmezclable, con mucha mala leche-, con escasas palabras. “Lo que nos diferencia del PSOE es que nuestro primer objetivo es el de crear instrumentos para lograr el funcionamiento del Estado de Derecho”. Así, con el sueldo social me limitaría a corroborar nuestra sensibilidad por el cumplimiento de la actual Constitución.

Las Constituciones evolucionan y la nuestra hace aguas por todas partes, así, nuestro segundo objetivo es el consenso de un cambio constitucional que nos permita tener los controles para encontrar alternativas al insultante descontrol actual. ¿Cómo hacerlo? Con mecanismos que aseguren el control ciudadano. Es cierto que pueden presentarse circunstancias que requieren inmediatez, es cierto, asimismo, que existe la experticia. Todo cabe; la toma de decisión urgente puede explicarse y dar cuentas, con posterioridad y los secretos de Estado lo serán, tras haber sido clasificados así, por un comité consensuado. Eran estas cosas las que hubiéramos esperado escuchar de usted algunos- temo que muchos, dado el contexto de la organización- de los actuales potenciales votantes de Podemos. Yo me he sentido decepcionado.