Artículo de opinión de Antonio Rodríguez Dosantos, que nos envían nuestros amigos de Asturias Verde y que trata sobre las amenazas de cierre que pesan sobre el principal canal de televisión de Asturias y el más crítico con la política del gobierno

Malos tiempos para la lírica y aún peores para la crítica política y TeleAsturias

Se quiere cerrar TeleAsturias, que como televisión pudo gustar o no; pero por lo que a mi me toca y en mi experiencia de haber mandado cientos de notas de prensa y participado en casi todas las televisiones asturianas, me veo en la obligación de reconocer que fue la primera televisión en preocuparse por temas tan importantes como la incineradora, la regasificadora o la especulación urbanística y casi la única televisión en sacarlos del mogollón de las noticias generales y colocarlos en primera plana, ofreciendo la oportunidad a las organizaciones ecologistas y vecinales de poder dar su visión del problema con entrevistas, debates y reportajes.

A TeleAsturias algunos la acusan de ser de derechas. Pues será. Pero lo cierto es que la izquierda no ha sabido o no ha querido montar ninguna televisión al servicio de las organizaciones comprometidas con los problemas ciudadanos. Salvo que se considere que un medio de comunicación es de izquierdas cuando no critica la política del Gobierno Principado, se toma en serio a los que defienden la incineración como algo de progreso, minimiza los riesgos de la regasificadora, mete las denuncias de los impactos de la ampliación del Musel en la columna de quejas vecinales, o reduce a protestas de exaltados las denuncias de casos de urbanismo salvaje en Asturias. Pues esos son los medios de comunicación de izquierdas, los que van de cenas con Álvarez Areces y les ríen las gracias. Los que intentan vender el cierre de TeleAsturias como el éxito del San Jorge Tini contra el dragón fascista. Deben ser de la misma izquierda que en Cangas de Narcea se dedica a insultar y amenazar a los ecologistas y que en Gijón considera a Cándido y Morala una amenaza ciudadana que debe ser encarcelada.

Experiencias de medios de comunicación sociales en Asturias ha habido varias, en especial en el mundo de la radio. En Gijón destacó radio Kras; que tuvo momentos brillantes casi heroicos, pero que no consiguió crecer y desde hace unos años agoniza, con una emisión que se escucha y cuando se escucha sólo en Gijón.
En Oviedo destaca radio Sele. Una radio libre y comprometida con la izquierda y la cultura asturiana, una de las pocas emisoras que emite sus contenidos en asturiano. Sin embargo ha sufrido una salvaje persecución por Álvarez Areces.

En 1998, bajo el atípico gobierno de Sergio Marqués, el único que no fue del PSOE en la historia de la comunidad autónoma asturiana, Radio Sele se presentó a un concurso abierto para la concesión de licencias comerciales de radio, obteniendo la más alta puntuación y por tanto la licencia, que le permitía aumentar su cobertura y posibilidades publicitarias. Unos años más tarde, el nuevo presidente Vicente Álvarez Areces, del PSOE, modificó las condiciones del concurso con efecto retroactivo, pasando la licencia a manos, como no, de una persona vinculada al PSOE, en una controvertida decisión que fue recurrida por Radio Sele ante los tribunales.

En 2005, el juez falló a favor de Radio Sele, declarando la modificación del concurso como ilegal y obligando a la devolución de la licencia a su adjudicatario original. El Gobierno asturiano aún no ha cumplido la sentencia, y en el dial asignado a Radio Sele emite actualmente una emisora que actúa como mero poste repetidor de la señal de Punto Radio.

En septiembre de 2006, Radio Sele se vio otra vez obligada a cambiar la frecuencia de emisión habitual hasta entonces (en el 106.5 de FM) por el 106.1, debido a que su señal era interferida por el inicio de emisiones radiofónicas del canal público autonómico Radio Televisión del Principado de Asturias, a través del 106.4

En los últimos años, desde el PSOE e Izquierda Unida, es decir la izquierda en el poder, no he visto ningún interés en montar un proyecto alternativo de televisión. Ni si quiera he visto que se apoyara a asociaciones para que pudieran poner en marcha algo semejante a una televisión social o comunitaria. ¿Qué que es eso?. Pues algo que a finales de los 80 y primeros de los noventa generó mucho papel de ponencias dentro de las izquierdas y que suponía extender poner la libertad de expresión al alcance de la ciudadanía.

Porque la libertad de expresión no es que alguien se ponga sobre un taburete en medio de la calle a decir lo que opina, cosa que por cierto también en este país está prohibida. El señor del taburete tendría que pedirle un permiso a Trevín.

La libertad de expresión es poder expresarse en el mismo tono y volumen que lo hace el poder. El Gobierno del Principado considera que la televisión es algo que hay que tener bien atado. Expresarse y poder hacer televisión es un derecho de todos. Que luego te vean o no te vean, te hagan caso o no es la libre decisión de los telespectadores. Sin embargo ese derecho está constantemente reprimido. El gobierno quiere que los ciudadanos vean los mismo y en el mismo tono, que llenen su tiempo en temas tribiales para tener sus neuronas entretenidas. Sólo tienen que ver cuanto tiempo y en que horarios se colocan (si es que tienen) los programas de divulgación científica.
El Sr. Areces no reconoce este derecho ciudadano y mira con especial cuidado cualquier intento de crear un medio audiovisual alternativo crítico o no. Al igual que en la monarquías absolutistas, uno puede expresarse si se el poder tiene menester en otorgar la correspondiente licencia.

Por suerte todavía nos queda Internet.

Antonio Rodríguez Dosantos