El concepto América Latina emana en Francia y es producto de la llamada tesis Pan Latina, cuyo objetivo era la proyección de poder e influencia francesa del otro lado del Atlántico. Al acuñar el término que hoy nos identifica como región se buscó legitimar la invasión a México adelantada por Napoleón III.
El objetivo final como es obvio era – como no – por parte de francófonos y anglófilos comerse el pastel hispano.
Una de las manifestaciones más claras de esta influencia es la presencia de numerosos anglicismos en el idioma español, que han sido ampliamente aceptados, y en algunos casos incluso desplazan palabras españolas con el mismo significado.
La única palabra adecuada para denominar a las antiguas provincias españolas (nunca fueron colonias, eran tan España como una provincia peninsular) es Hispanoamérica. Si se quiere incluir a Brasil y Portugal en la ecuación, hablaríamos entonces de «Iberoamérica».
El término «Latinoamérica» no es más que una aberración imperialista creado con fines bastardos para apuntalar aún más la Leyenda Negra antiespañola.
La presencia francesa en territorio americano es sumamente ridícula si se compara con la magnitud del Imperio español, y por ahí van los tiros.
Si quieren la prueba del algodón a nadie se le ocurriría llamar latinos a los habitantes de Quebec, por poner un ejemplo demoledor.
El caso de los anglicismos en el idioma castellano es ahora verdaderamente sangrante, y no hay progre con carga de mochila antiespañola hábilmente proyectada por los mass media, sobre todo televisión que no se precie de utilizarlos abondo, se supone que para darse el pisto.
Un enorme talento de las letras españolas, Julio Llamazares, aunque ya reconocido y valorado, entiendo yo a mi humilde parecer, no como debiera, pues borda la combinación de palabras como muy pocos, lo expresa de manera verdaderamente magistral en este artículo, creo que íntegramente de su autoría, aunque lo ignoro de cierto, pues me indican que intercala párrafos de otros autores también, aunque reitero que no me consta:
Sea como sea no tiene desperdicio, no tienen más que seguir leyendo:
“Antaño los niños leían tebeos en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware.
Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonto de mí, creía que hacía gimnasia.
Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés.
Las cosas en otro idioma nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap...
Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings .
Sacamos tickets, compramos compacs, comemos sándwiches, vamos al pub , practicamos el rappel y el raffting , en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex .
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto.
Las mujeres no usan medias, sino pantys y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips , y después de afeitarse se echan after shave , que deja la cara mucho más fresca que el tónico.
El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing ; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking .
El mercado ahora es el marketing ; el autoservicio, el self-service ;el escalafón, el ranking y el representante, el manager.
Los importantes son vips ,los auriculares walkman ,los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies ; las niñeras baby-sitters , y hasta nannies , cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings ; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz , y se encontrará con todas las de la jet , que vienen de hacerse liftings , y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness .
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se hartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show , bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios,sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping .
Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra 'SIESTA.'
Espero que te haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta los cojonees...”
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