He decidido enviarle esta carta, mediante la cual pretendo mostrarle mi preocupación, no sólo por el hecho de ser autónoma, sino por pertenecer también al gremio que más afectado saldrá con toda esta situación: las orquestas.
No voy a entrar en si las cosas se han hecho bien o mal, o si las medidas tomadas han llegado antes o después; agua pasada, no mueve molino.
Como comentaba al principio, mi preocupación es cómo vamos a sobrevivir los profesionales de este sector, tan maltratado pero necesario a la vez.
Como muchos de mis compañeros, durante seis meses trabajamos duramente yendo de un pueblo a otro, apenas sin dormir y malcomiendo, para poder llevar nuestra música a las fiestas patronales. Nos encontramos en estos momentos que, debido a la situación actual, muchas de esas fiestas están siendo canceladas, con lo que merma nuestro trabajo.
Muchos de nosotros hemos hecho inversiones (camiones escenario, equipos de sonido, iluminación..) que tendremos que pagar de todos modos aunque nuestro trabajo se vea mermado o prácticamente anulado. Sumando a ésto, fiestas de años anteriores que aún no hemos cobrado.
Estos días hemos oído muchas medidas para los autónomos en general pero, como he dicho anteriormente, nuestro gremio no es como los demás. Mi pregunta es, ¿ha pensado como solventar este gran problema? ¿cómo piensa ayudarnos al respecto? Porque para nosotros, nuestro trabajo de mayo a octubre es lo que nos permite sobrevivir en los meses de invierno. Si los pueblos cancelan sus fiestas, nosotros no trabajaremos, no podremos pagar nuestras casas, comidas y suministros, no podremos pagar las inversiones que hemos hecho para realizar nuestro trabajo.
Ésta, señor Presidente, es nuestra mayor preocupación; pues la hostelería, la construcción y el resto de gremios, cuando acabe esta crisis, volverá a abrir sus negocios y saldrán a flote de una manera u otra. Pero, ¿y nosotros? Si no trabajamos no tenemos manera de salir adelante.
Puede que nunca llegue a leer este escrito, o que si alguna persona de su gabinete la lee, le reste importancia. Pero créame, cuando todo esto pase, seremos los que más complicado lo tendremos para salir adelante.
Ténganos en cuenta porque, para bien o para mal, nosotros también pagamos nuestros impuestos y, por ende, sus sueldos.
Acuérdese de las veces que, cuando era un chaval, iba a las fiestas patronales de su pueblo y de los pueblos de alrededor, y ahí estaba la orquesta hasta altas horas de la madrugada para que la gente disfrutara. Le gustaba ¿verdad? Pues entonces no se olvide de nosotros, porque creo que, cuando todo esto pase, la gente necesitará un poquito de alegría después de haber pasado tanta desgracia con esta enfermedad.
Noelia Salagre
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