Ruta de las Cascadas de Oneta

En la ruta de esta semana nos acercamos a Las Cascadas de Oneta, en el corazón del concejo de VIllayón. Declaradas Monumento Natural por el Gobierno del Principado de Asturias, este enclave está formado por tres cascadas de una belleza asombrosa, dos de ellas muy conocidas debido a su accesibilidad y la tercera, más salvaje, solo al alcance de aventureros. ¿Nos acompañáis?

Características de la ruta:

  • Itinerario: Oneta - Cascada "La Firbia" - Molino de "La Firbia" - Molino de "La Ulloa" - La Ulloa - Cascada Maseirúa
  • Dificultad: moderada. La ruta se divide en dos tramos:
    • El primero, que nos llevará a La Firbia y la Ulloa es un tramo de dificultad baja pese a tener cierto desnivel. Puede haber zonas resbaladizas. Precaución si se hace la ruta con niños.
    • El segundo tramo nos llevará desde La Ulloa a Maseirúa. Este tramo es de dificultad moderada. Se debe cruzar el río en dos ocasiones y las pendinetes de descenso y subida a la base de la cascada son intensas. El camino está sin señalizar y en ocasiones se pierde el trazado.
  • Recorrido: lineal.
  • Tipo de ruta: Ribera y montaña.
  • Desnivel acumulado ascendente: 38 metros
  • Desnivel acumulado descendente: 193 metros
  • Duración: 3 horas en movimiento (5 horas  si se tienen en cuenta las paradas para realizar fotos, comer, etcétera)
  • Distancia: 8,76 kms ida y vuelta
  • Fecha de realización: marzo 2021
  • Concejo / Municipio: Villayón
  • Zona: Monumento Natural de las Cascadas de Oneta - Occidente de Asturias

Información de utilidad:

  • Bicicleta: no
  • Señalización: El primer tramo de la ruta está perfectamente señalizado y cuanta con varios paneles informativos. El segundo tramo no cuenta con señalización.
  • Firme: hormigón, tierra, prado, piedras y en algún tramo recorrido por río.
  • Aparcamiento: existe un aparcamiento amplio en el pueblo de Oneta donde dejar el coche. Este punto es además el punto de partida de la ruta.

Otros datos de interés:

Antes de comenzar la reseña nos gustaría comentar que esta ruta tiene dos tramos diferentes:

El primer tramo pese al desnivel existente, es apto para todos los públicos, incluyendo niños que estén de caminar. El recorrido hasta las cascadas es muy corto (2 kilómetros y medio ida y vuelta aproximadamente), solo que existe cierto desnivel y hay tramos en los que se puede resbalar con facilidad. Como en cualquier ruta precaución ante todo.

El segundo tramo está indicado para personas que estén más acostumbradas a rutas de montaña duras, sobre todo rutas que discurren por desfiladeros y caminos sin señalizar. Se debe cruzar el río en dos ocasiones y no existe pasarela. No es que sea un tramo excesivamente complicado, pero durante la ruta encontramos varias personas que decidieron dar la vuelta y no bajar a la cascada. El desnivel es muy pronunciado teniendo que salvar muchos metros en muy poca distancia horizontal.


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Descripción de la ruta:

La ruta tiene como punto de partida el pueblo de Oneta. Podremos dejar allí el coche, ya que hay un aparcamiento amplio y bien señalizado. No hay pérdida. Justo frente al aparcamiento encontraremos una pista ancha y llana que transcurre a través de prados.


Dejaremos las casas a nuestra derecha y pronto comenzaremos a escuchar el río a nuestra izquierda. Veremos como el cauce comienza a estrecharse y que afloran las zonas rocosas. A medida que avanzamos podremos contemplar las ruinas de varios molinos.


Iniciamos el descenso hasta la primera cascada, La Firbia, con una caída vertical casi perfecta de unos 40 metros. Disfrutad de las vistas, merece la pena.

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En esta zona podréis visitar un molino restaurado antes de retomar la marcha rumbo a la segunda cascada.



Caminaremos rodeados de fresnos, robles, alisos y castaños.


Llegaremos a un punto en el que iremos custodiados por un muro de piedra a nuestra izquierda hasta que el camino se ensanche y la pista desaparezca.


Será aquí donde iniciaremos el descenso a la segunda cascada, La Ulloa. Al igual que en la anterior cascada, también podremos disfrutar de un molino restaurado.


Esta cascada tiene menor caída, y se encuentra en una zona menos abierta que la Firbia.


Para quienes visitéis las cascadas con niños, no estéis en buena forma física o no os guste “ir a la aventura”, la ruta finaliza aquí.


Tras una pequeña parada para tomar fotos, reanudamos la marcha rumbo a la cascada Maseirúa, la más salvaje de las tres debido a su difícil acceso. Descenderemos unos metros hasta que llegamos al río. Para poder continuar debemos hacerlo de frente, pero existen varias rocas que nos lo impiden, por lo que tendremos que salvar estas rocas a cruzando a través del río hasta que podamos alcanzar el camino nuevamente.


Atravesaremos una pasarela de roca un tanto resbaladiza y con tramos embarrados (mucha precaución en este punto) hasta volver al camino de tierra que se abre al bosque. Descenderemos varios metros hasta llegar al río. Si miramos al otro lado vemos que hay un sendero estrecho que asciende. Ese es el camino que debemos seguir, para lo que antes debemos cruzar el río. ¡Precaución!, ya que no hay pasarela. Nosotros tuvimos suerte y utilizamos un tronco que había en la zona para poder cruzar.


A partir de aquí recorreremos aproximadamente xxxx kilómetros bordeando la foz desde las alturas, salvando subidas y bajadas suaves de manera constante. Llegaremos a un claro desde el que observamos el valle desde las alturas.


Desde este punto, tomando un camino que se intuye a nuestra derecha, podemos descender hasta la parte alta de la cascada. Veremos el último tramo del río antes de precipitarse. Esta bajada es opcional. A nosotros nos pareció bonita y creemos que merece la pena. Precaución, el descenso es pronunciado y resbaladizo.



Una vez ascendemos de nuevo hasta el claro, reanudamos la marcha varios metros hasta que comenzamos a descender a la cascada. Hay varios saltos en los que no tendréis más remedio que sentaros para poder salvarlos, es imposible “echar el pie” y mucho menos saltar. Tras descender con muchísima precaución alcanzamos la recompensa al esfuerzo y podemos contemplar de cerca la Cascada Maseirúa. Sin duda, el camino ha merecido la pena.


Desde este punto tocaría deshacer el camino andado hasta llegar nuevamente al aparcamiento. Mucha precaución también en el ascenso.