El uso de cubrebocas junto con una adecuada higiene de manos es de vital importancia a la hora de protegernos del coronavirus, pero a medida que va transcurriendo el tiempo, el uso de mascarillas puede causar, o empeorar, brotes, erupciones y otros problemas cutáneos en la cara.
Utilizar mascarilla es una forma importante de disminuir la propagación del virus, y prueba de ello es que a medida que continúa la pandemia, más evidencia muestra la efectividad de las máscaras y más lugares requieren que las personas las usen. Es un hecho que este invierno en España apenas hemos oído hablar de casos de gripe común y el motivo principal es el uso de mascarillas por gran parte de la población.
Dado que las máscaras son esenciales, es importante hacer todo lo posible para superar las preocupaciones sobre su uso. ¡Quién iba a decirle a muchas personas que jamás habían padecido acné que les saldría un brote en edad adulta! O aquellas personas a las que de repente les ha salido rosácea.
En los últimos meses estamos viendo como cada vez más gente comienza a tener brotes de lo que ya se ha bautizado como "maskne" (mascarilla + acné), aunque cabe destacar que estas erupciones cutáneas no siempre están relacionadas con el acné, si no que se manifiestan de diferentes.
¿Cuáles son los factores que producen el maskne?
La piel alrededor de la nariz, la boca y el mentón son zonas muy delicadas a las que ya de por sí hay que prestarles una especial atención y mantener una higiene adecuada. El uso reiterado de la mascarilla hace que la parte del rostro que protege nariz y boca se encuentre aislada favoreciendo un hábitat en el que las bacterias proliferan con facilidad.
- Aumento de la humedad en la superficie epidérmica: dependiendo del tipo de material utilizado para crear la mascarilla, la condensación generada en el rostro puede no ser absorbida, provocando una sensación de humedad en contacto constante con la piel.
- Aumento de la producción de sebo: el efecto invernadero producido por la mascarilla hace que los poros de la cara supuren y se estanquen, dando lugar a suciedad que se mantiene en contacto con la cara terminando por obstruir los poros y provocando una sensación de exceso de grasa.
- Aumento del pH de la piel: El incremento del pH produce un inadecuado funcionamiento de las enzimas necesarias para que la función defensiva de la piel se cumpla correctamente, dando lugar a irritaciones y sequedad.
- Aumento de la temperatura de la piel: el aumento de la temperatura producido por la condensación en el interior de la mascarilla provoca una sudoración excesiva en la zona de manera constante.
- Irritaciones provocadas por el roce: la fricción de las gomas de la mascarilla o los extremos, hace que se produzcan quemaduras en la zona de las ojeras y parte superior de la nariz así como en el cuello. Esta sensación puede ser muy molesta y causar un auténtico escozor en la zona, siendo necesario incluso el uso de corticoides.
Una vez analizadas todas las “consecuencias” de llevar mascarilla de forma prolongada, se debe evitar la utilización de cremas y cosméticos, así como maquillaje, ya que su uso puede favorecer aún más la obstrucción de los poros o agravar el acné u otras lesiones cutáneas.
¿Quién tiene más probabilidades de tener problemas en la piel por usar una mascarilla facial?
Como es lógico, las personas que pueden tener más probabilidades de experimentar protuberancias y erupciones relacionadas con la mascarilla son aquellas que ya viven con problemas de la piel, como:
- Rosácea
- Acné
- Dermatitis atópica, también conocida como eccema.
- Sensibilidad al aire húmedo o seco
- Alergias
El material de la mascarilla importa
Para personas que necesitan estar permanentemente con mascarilla, es de vital importancia conocer el material del que están fabricadas. Utilizar mascarillas hechas de mezclas de algodón o poliéster, con materiales de textura suave, ayudará a reducir la fricción en las zonas más conflictivas de la cara: zona baja de mandíbula-cuello, ojeras y nariz.
Por otro lado, es importante saber que algunas mascarillas faciales comerciales se tratan previamente con formaldehído para desinfectarlas por lo que, si eres alérgico a ese componente químico, te podrían provocar un brote.
Asimismo, lavar mascarillas lavables con detergentes o suavizantes muy perfumados puede provocar picazón, enrojecimiento o erupciones. La elección de una mascarilla de tela de fibra natural y productos de lavandería sin perfume como los jabones neutros, puede ayudar a prevenir la irritación o sensibilidad de la piel.
Utilizar una mascarilla de la talla correcta
Cuando elegimos una mascarilla es importante que se ajuste bien a nuestra cara y cubra tanto la nariz como la boca. Para ayudar a evitar las rozaduras, la mascarilla no debe abrirse demasiado, pero tampoco debería quedar demasiado apretada.
Una pieza flexible en el puente de la nariz puede ayudar a asegurar un buen ajuste y evitar que la máscara se empañe las gafas, pero también puede irritar la nariz si no está acolchada con tela.
Rutina de cuidado de la piel para evitar el "Maskne"
Diferentes expertos coinciden en la importancia de llevar una correcta higiene facial, realizando dos limpiezas al día.
La limpieza de la mañana nos ayudará a eliminar todas las toxinas generadas durante la noche, tiempo en el que la renovación celular se lleva a cabo.
La limpieza de la noche nos servirá para eliminar toda la suciedad acumulada durante el día, siendo de vital importancia para evitar problemas en nuestra piel.
Esperamos que la información os haya sido de utilidad y no olvidéis que:
- Es importante elegir la mascarilla adecuada en función del uso que le vayamos a dar (puntual o prolongado)
- En caso de utilizar mascarillas reutilizables es imprescindible lavarlas todos los días con jabones neutros, sin alcohol, perfume o detergentes, ya que las sustancias químicas pueden dejar residuos en la mascarilla provocándonos una erupción cutánea.
- Elige bien la talla de la mascarilla, ni muy floja ni demasiado ajustada.
- Lleva a cabo una correcta higiene de manos y evita tocarte la cara y la mascarilla en la medida de lo posible.
- Realiza a poder ser dos limpiezas faciales al día, y si no es posible, al menos dedica tiempo a la limpieza facial nocturna.
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