En nuestro concejo tenemos buenos constructores, buenos negociantes, hábiles comerciantes del hormigón, pero no piratas, estos vienen siempre de afuera bajo el ropaje de gran empresa o gran familia.

Son muchos los visitantes que nos preguntan por nuestra opinión sobre el ladrillo y su asentamiento masivo en la Costa del Oriente de Asturias.

Es un tema muy difícil de centrar, porque siempre se equivoca uno cuando echa toda la carne en el asador. Creemos que es cuestión de "dosis", de equilibrio, lo mismo que el tabaco, el café, el wiskhy y todas las adicciones modernas, que en pequeños tragos son saludables, pero en altas concentraciones son mortales de necesidad.

No nos van las masificaciones, pero no deseamos que Colunga sea la Reserva Natural de Occidente, muy guapa para el visitante (que no cuida el entorno de su ciudad) pero un espacio que no ofrezca nada a quienes vivimos y pagamos nuestros impuestos aquí.

Quizás estemos hablando de "desarrollo sostenible", pero ¿a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de desarrollo sostenible?, pues a un modelo de desarrollo económico que satisfaga las necesidades de la generación presente sin hipotecar la capacidad de sastisfacer las necesidades de las generaciones futuras. Uno de sus fundamentos es la compatibilización del desarrollo, en todos los ámbitos, con la conservación medioambiental.

              

                                  Ría de Villaviciosa

Visto esto, nosotros no nos oponemos a las obras, al desarrollo, a la libertad de empresa, a la competitividad, lo que nos molesta es la expeculación, el fraude y el hipotecar el futuro de nuestro entorno natural. Aplaudimos al promotor que, tras mil peripecias legales, consigue edificar en zonas lícitas, de una manera limpia, sin sobornos ni corruptelas. Por el contrario desdeñamos al tramposo que se basa en el soborno y la extorsión para lograr amasar una fortuna a costa de mermar la calidad de vida y el medio ambiente de los ciudadanos.

En nuestro concejo tenemos buenos constructores, buenos negociantes, hábiles comerciantes del hormigón, pero no piratas, estos vienen siempre de afuera bajo el ropaje de gran empresa o gran familia, y tras eclipsar con sus collares de cuentas de vidrio, al final se llevan nuestro oro nedioambiental y nos dejan los trozos brillantes que no son más que cristales de culo de botella.

Por eso damos cabida, gustosos, a empresarios de la construcción colungueses, que dan ejemplo de buenas prácticas, y defendemos también a otros colungueses que llevan la fama, aunque sea todo lo contrario, mientras gentes de más allá de la Golondrina cardan la lana, si no sólo tenéis que pinchar en el hipervínculo y comprobad lo que no queremos para Colunga. Esta grabación está en internet. Nosotros nos limitamos a oírla. ¿Quién es Paco? ¡qué Paco ni qué Paco!...

El hombre que susurraba a los ladrillos I

¿Qué sacáis en conclusión?....Reservaros la opinión, por favor.

Nosotros nos "ala-vamos"