Aunque por su fama de milagrero, cualquier día del año es ideal para que los devotos planteen sus problemas ante la imagen en la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (Madrid), por tradición hay dos fechas muy especiales en las que son miles de personas las que acuden en busca de protección: El primer viernes de marzo y el Viernes Santo.

Por tanto, hoy, larga cola a las puertas del templo. Y el Viernes Santo, un gran gentío en la procesión que organiza la Archicofradía de la Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

La imagen, de 1,73 de estatura, de la primera mitad del siglo XVII, es un Jesús Nazareno, -un Ecce Homo, aquel "he aquí al hombre" de Pilatos- aunque popularmente se conoce como CRISTO DE MEDINACELI o JESUS DE MEDINACELI porque fue el Duque de Medinaceli de entonces quien construyó, en un solar de su propiedad, la capilla que acogió esta imagen cuando, tras una compleja y legendaria peripecia en el norte de Africa, fue rescatada y traída de nuevo a Madrid en 1682.