Los secretos que guardan los cuadros más famosos del mundo

Las obras de arte más conocidas del mundo son siempre objeto de historias increíbles y de algunas especulaciones poco fundamentadas. El hecho de ser tan populares y de cautivar el interés de tantos aficionados hace que no pasen desapercibidas para los grandes investigadores de la historia del arte, que trabajan con mucho detenimiento en poder averiguar todos los secretos que estas obras albergan. A continuación, repasaremos aquellas que afectan a los cuadros y artistas más reconocidos de la historia.

Empezamos este repaso con una de las obras más visitadas y estudiadas de la historia: la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Pintada en el siglo XV todavía guarda gran misterio en la inexpresiva cara de la mujer que aparece en el retrato. ¿Quién era esa mujer tan particular? Muchos la sitúan en Italia, concretamente en la región de la Lombardía, después que investigadores descubrieran las inscripciones de la letra L y S en sus ojos.

Otra de las grandes obras, aunque no en forma de cuadro sino de fresco, se ubica en la Capilla Sixtina de El Vaticano. La famosa escena en que el dedo de Dios y el de Adán casi entran en contacto tiene algunas referencias simbólicas y relacionadas con la anatomía humana. Miguel Ángel, que además de artista era un gran estudioso del cuerpo humano, quiso representar a la divinidad como un gran cerebro, símbolo del conocimiento divino al que se acerca el hombre.

Dos genios con una vida atormentada

Dos artistas, de estilos diferentes, como fueron Edvard Munch y Vincent Van Gogh guardan muchas similitudes tanto en sus obras como en la manera de entender la vida. El primero en Noruega y el segundo en Países Bajos, nunca coincidieron, pero tienen ciertos paralelismos como el hecho de tener una vida atormentada, llena de frustraciones familiares y problemas de salud como ataques depresivos o esquizofrenia. Sus obras han sido muy estudiadas, tanto por expertos del arte como por psicólogos.

Uno de los secretos que recientemente ha visto la luz es el que escondía El Grito, la obra más conocida del noruego. Aparte de ser una obra que transmite terror y ansiedad a partes iguales, miembros del Museo Nacional de Noruega descubrieron, gracias a la lectura de infrarrojos, que el artista escribió sobre el lienzo en lápiz el siguiente mensaje: “Solo pudo haber sido pintado por un hombre loco”. No es de extrañar que este retrato forme parte de la serie llamada La crisis de la vida.

Van Gogh, en cambio, demostró de manera involuntaria con uno de sus cuadros más famosos que era una avanzado a su época. En La noche estrellada, pintado en 1889, se insinuaba un concepto matemático que no fue descubierto por los científicos hasta muchos años después: el flujo turbulento. Se trata de los movimientos que hace el cielo, con las nubes y las estrellas incluidas, de su hermosa postal y que se reproduce en otras obras del artista.

Dalí y Picasso, dos genios expresivos

Terminamos este repaso con dos artistas españoles de no muchos años atrás. Uno de ellos es Pablo Picasso, conocido sobre todo por su obra Guernica, de mucha repercusión internacional. Esta fue un encargo político y el cuadro refleja como en abril de 1937 se bombardeó el municipio vasco de Guernica en la Guerra Civil española. Todos los detalles de la obra crean una suma perfecta para expresar aquello que quería el artista: los horrores de la guerra y la desesperación que esta causa en la ciudadanía. Ahora se ha erigido como un icono de protesta universal.

¿Y qué decir de Salvador Dalí, el pintor surrealista por excelencia? Son muchas las curiosidades de su obra que se han ido desvelando, pero una de las más sorprendentes y confirmadas por él mismo la encontramos en La persistencia de la memoria. El catalán buscaba hacer una alusión a la teoría de la relatividad de Albert Einstein, pero escogió representarlo con unos relojes que se deshacían inspirados en el queso francés Camembert. Un ejemplo excelente de cómo lo más cotidiano puede explicar lo trascendental.