¿Están seguros nuestros hijos cuando navegan por internet?

Los niños y adolescentes se encuentran en permanentemente conectados a internet, tanto en su tiempo libre como en sus centros educativos

Vivimos en una sociedad donde los niños pueden considerarse nativos digitales ya que utilizan ordenadores, teléfonos móviles y tabletas desde edades cada vez más tempranas para acceder a internet, buscar información, comunicarse con sus amigos o conectarse a las redes sociales.

Cuando nuestros jóvenes acceden a internet en sus colegios o institutos, lo hacen a través de VPNs que se encargan de mantener la seguridad y la confidencialidad de la información que intercambian a través de la red, pero ¿qué sucede cuando utilizan internet en su tiempo libre?

Los padres de hoy en día aprueban que sus hijos dispongan de un Smartphone a edades cada vez más tempranas, ya que les resulta muy útil disponer de un canal de comunicación directo con ellos que les permite saber dónde están y qué están haciendo en cualquier momento.

Pero no todo son ventajas, ya que esta “libertad digital” que se les da a los jóvenes también cuenta con una parte negativa. Cada vez están más expuestos a amenazas, a ser víctimas de acoso cibernético o verse envueltos en situaciones que no son capaces de manejar.

Para evitar este tipo de situaciones sin restringir el acceso a la red a los jóvenes, cada vez más padres optan por instalar un sistema de control parental en sus dispositivos, ya que es una excelente manera de regular las actividades en la red de sus hijos.

Existen numerosas herramientas que permiten a los jóvenes explorar internet libremente, bloqueando los sitios web inadecuados y mantienendo informados a los padres acerca de los sitios web que visitan sus hijos.

Este tipo de sistemas les permitirá:

Disponer de seguridad frente a los ciber-ataques

La ciberdelincuencia mueve millones de euros cada año y los niños y adolescentes son uno de los grupos más vulnerables de la sociedad en este aspecto. Se baraja que alrededor de 2.015 millones de personas han sido víctimas de ciberataques de los cuales aproximadamente la mitad corresponde a ataques a usuarios entre 12 y 18 años.

Esto se debe al ansia de aprendizaje y desarrollo propio de estas edades que hace que quieran descubrir, experimentar y aprender cosas nuevas cada día, para lo que internet ofrece el escaparate perfecto. En su búsqueda por saber más, pueden acceder a páginas infectadas o acabar facilitando información personal a terceros.Esto podría significar comprometer su propia seguridad, así como la seguridad de los demás.

 

Tiempo de calidad en internet

Muchos jóvenes se encuentran “enganchados a internet” llegando en ocasiones a perder la noción del tiempo.  Varios estudios han indicado que emplear mucho tiempo frente a una pantalla a edades tempranas puede provocar daños oculares, dolores musculares, problemas de insomnio o incluso fatiga.

El control parental que se puede establecer utilizando este tipo de software permite fijar límites de tiempo para que los niños se puedan conectar a internet en determinadas franjas horarias.  

Control de la reputación en línea

Los jóvenes inundan la red con miles de posts en redes sociales donde comparten sus sentimientos, opiniones y fotos de fines de semana y vacaciones con amigos y familiares.

Muchas de estas publicaciones pasan completamente desapercibidas para sus “amigos sociales”. Sin embargo, una búsqueda en Google es todo lo que se necesita para hacer una evaluación rápida de una persona según lo que se comparte en línea.

Es importante supervisar la política de privacidad configurada en las redes sociales para verificar que la configuración de seguridad y privacidad en cada una de las cuentas de los niños es la adecuada, ya que espiar Facebook u otro tipo de red social, cada vez es más sencillo para los piratas informáticos.

Acciones frente al ciberacoso

Muchos jóvenes actúan en la red de forma muy diferente a cómo lo hacen en el mundo real. Es obligación de los padres inculcar a sus hijos una “ética cibernética”, dejándoles claras las  consecuencias del acoso cibernético, la posesión y distribución de material pornográfico y la piratería no ética.

Es necesario hacerles saber que navegar por internet e intercambiar información con contenido inapropiado no es una acción sin importancia, si no que son actos que traen consecuencias ya que existen leyes rigurosas que protegen a las víctimas de tales delitos.