
La economía española está creciendo más rápido que la mayoría de las europeas, con un aumento del PIB del 0,7 % en el segundo trimestre de 2025. Estos son los factores que lo impulsan y los riesgos que persisten.
España es uno de los pocos puntos positivos en el mapa económico europeo. En un momento en el que el crecimiento mundial se está ralentizando, la economía española creció un 0,7 % en el segundo trimestre de 2025, más del doble de la media de la zona euro. Para el conjunto del año, los responsables políticos y las instituciones internacionales esperan un crecimiento cercano al 2,5 %, lo que sitúa a España claramente por delante de sus homólogos. No se trata solo de una racha de suerte. El impulso de España se basa en años de reformas, la fortaleza de su mercado laboral y una industria turística que sigue batiendo récords. Sin embargo, bajo el optimismo se esconden las conocidas cuestiones sobre la productividad, la vivienda y si la economía podrá mantener esta resistencia si el contexto mundial empeora.
Crecimiento
En gran parte de Europa, el impulso se ha ralentizado. La economía alemana sigue bajo presión debido a la debilidad de las exportaciones industriales. Francia se ha ralentizado debido al descenso del gasto de los consumidores. Sin embargo, España no solo se ha mantenido, sino que ha acelerado.
A finales de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística informó de que el PIB del segundo trimestre había aumentado un 0,7 % con respecto al trimestre anterior y un 3,1 % con respecto al año anterior. Ese crecimiento fue más sustancial que las estimaciones iniciales y significativamente superior a la media del 0,3 % de la zona del euro.
El Banco de España elevó rápidamente su previsión para 2025 al 2,6 %, mientras que el Gobierno fijó un objetivo aún más alto, del 2,7 %. La Comisión Europea y el FMI sitúan la cifra más cerca del 2,5 %. En cualquier caso, se prevé que España crezca aproximadamente el doble que la zona euro.
Servicios y manufactura
El sector servicios español, que domina el empleo, se ha enfriado ligeramente. El PMI de servicios de S&P Global cayó hasta el 53,2 en agosto, desde el 55,1 de julio, lo que indica una expansión más lenta. Sin embargo, lo importante es que sigue expandiéndose, algo que no pueden decir muchos de sus homólogos europeos.
Mientras tanto, la actividad manufacturera está ganando terreno, registrando su mayor expansión en diez meses. El resultado es un equilibrio más saludable que en el período inmediatamente posterior a la pandemia, cuando España dependía en gran medida del turismo. Para las empresas, esta diversificación reduce el riesgo de crisis repentinas.
El mercado laboral
Pocas áreas muestran el progreso de España tan claramente como el mercado laboral. El empleo ha alcanzado un récord de 22,3 millones, con una caída del desempleo hasta el 10,3 %, el nivel más bajo desde 2008.
Las reformas laborales introducidas en 2021 y 2022 han reducido la dependencia de los contratos de corta duración, lo que ha proporcionado mayor seguridad a los trabajadores. Esto ha animado a los hogares a gastar con más confianza, lo que ha reforzado la demanda interna.
La inmigración también ha desempeñado un papel importante. La expansión de la mano de obra ha ayudado a las empresas a crecer sin la inflación salarial que tan a menudo socava la estabilidad. Para España, este equilibrio es clave, ya que favorece el crecimiento sin socavar la competitividad.
Turismo
El turismo ha alcanzado niveles récord. Hasta agosto de 2025, el país recibió casi 67 millones de visitantes internacionales, superando el mismo periodo de 2019 y 2023. El gasto también se ha disparado, superando los 76 000 millones de euros a mediados de año.
La recuperación no se limita al volumen, sino que también se caracteriza por la diversificación. Están llegando más turistas de América del Norte, América Latina y Asia, lo que compensa el menor crecimiento de los mercados europeos tradicionales. Las regiones más allá de Madrid y Barcelona están obteniendo mayores cuotas, lo que contribuye a distribuir los beneficios de manera más equitativa.
Inflación y transición energética
La inflación es un quebradero de cabeza en toda Europa, pero España la ha gestionado relativamente bien. Los precios subieron un 2,9 % en septiembre, ligeramente por encima de agosto, pero aún en línea con la media de la zona euro.
La diferencia radica en la energía. Con más de la mitad de su electricidad generada a partir de energías renovables, España está menos expuesta a la volatilidad de los mercados del gas. Los precios mayoristas de la electricidad han bajado, lo que da un poco de respiro a los hogares y ayuda a la industria a mantener su competitividad. Para los inversores, esta transición ecológica no es solo una victoria medioambiental, sino también una ventaja económica.
Cuentas externas y confianza de los inversores
La posición exterior de España también se ha fortalecido. Los superávits por cuenta corriente han tranquilizado a los mercados financieros, y las agencias de calificación crediticia han respondido mejorando las perspectivas de España y reduciendo los costes de financiación.
Según los analistas, las mejoras reflejan algo más que un impulso a corto plazo. Apuntan a una percepción más amplia de que España ha abordado las debilidades estructurales que en su día la convirtieron en una fuente de inestabilidad en la zona euro. Los operadores deben tener en cuenta que estos cambios también pueden influir forex trading si el euro refleja la confianza en los fundamentos de España. Con un balance más saneado y una narrativa de crecimiento estable, España está ayudando al euro a ganar más resistencia en los mercados monetarios mundiales.
El panorama general
La resistencia de España no es casual. Es el resultado de reformas, cambios estructurales y condiciones favorables que se han alineado de forma inmediata. Un mercado laboral basado en contratos más seguros, una industria turística que se ha expandido más allá de sus antiguos límites y un sistema energético menos dependiente de los combustibles fósiles son piezas de un rompecabezas que parece más sólido que las cifras del PIB de un solo trimestre.
La pregunta es si España podrá convertir este periodo de rendimiento superior en uno duradero. Los economistas advierten de que serán necesarias reformas de productividad, soluciones para la vivienda y una inversión continuada para mantener el impulso una vez que mejoren las condiciones globales.
Desafiando la gravedad, por ahora
España está creciendo a un ritmo que envidian muchos de sus vecinos europeos. La expansión del segundo trimestre y las previsiones para 2025 muestran que el país puede soportar mejor que la mayoría los vientos contrarios globales. Esa resiliencia ha recuperado la credibilidad en los mercados financieros y ha generado empleo e ingresos en el país. Pero el verdadero reto es convertir la resiliencia actual en la fortaleza estructural del mañana. Si España lo consigue, redefinirá su lugar en el futuro económico de Europa.
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