Muchas gracias – Mèssi anpil

A través de este medio agradecemos a todas las personas que solidariamente han cooperado con el Orfanato Montesinos" en Titanyen – Haití comprando la lotería de Navidad y dejando el reintegro premiado. Gracias a mis padres Pilar y Ángel que recorrieron todas las casas del Concejo de Colunga y Caravia ofreciendo la lotería para apoyar este bello proyecto. Las niñas y niños les agradecen sonrientes su solidaridad y piden al Dios de la vida les siga bendiciendo con los dones de la salud y la paz.

En estos días se ha cumplido el 6º aniversario del terremoto que asoló la ciudad de Puerto Príncipe en Haití dejando más de 300.000 desaparecidos. Dos grandes preguntas permanecen en el aire, sin una respuesta que convenza incluso a las personas con una religiosidad más profunda.

1ª. ¿Dónde estaba Dios ese fatídico 12 de enero? Todo se vino abajo, ¡cuántas personas desaparecidas, cuánto llanto y dolor! Dejó de verse el horizonte, sólo la oscuridad y los gritos desgarradores lo llenaban todo. ¿Y Dios, dónde estaba? Dios estaba y sigue estando en las personas que, de cerca y de lejos, dejándolo todo, se acercaron a socorrer a quienes luchaban por la vida. Dios se manifestaba y se sigue manifestando en la gran solidaridad de entonces y de hoy preocupándose por las niñas y los niños huérfanos. Dios habla a través de las personas que luchan por un Haití mejor donde haya una casa para todas las familias, educación para todos los niños y jóvenes, salud para los enfermos, trabajo digno, etc. Dios quiere que acampe el Buen Vivir en una de las muchas tiendas de campaña que todavía quedan.

2ª. ¿Llegó la solidaridad internacional? ¡No se ve! Pero es que era tanta y sigue siendo tan fuerte la necesidad que es difícil cuantificar los resultados. Cierto es que alguna ayuda no llegó y otra se quedó por el camino. Pero la gran mayoría de las instituciones han sido transparentes y han multiplicado las colaboraciones de los donantes. He visto en muchos lugares del país cómo se han construido carreteras, escuelas, dispensarios… lo más importante es que se están tejiendo redes de solidaridad interna que buscan un mejor futuro para las próximas generaciones.

Falta que los gobiernos y las diversas instituciones contribuyan más a la reconstrucción de la esperanza desde el corazón del pueblo favoreciendo las oportunidades equitativas de crecimiento.

Que la Estrella del Buen Vivir guíe al pueblo haitiano por el camino de la paz y la armonía en la convivencia. Que la primera libertad conquistada en el continente, nacida en esta perla de las Antillas, aliente la utopía y germine dando frutos de esperanza y sueños compartidos.

Miguel Ángel Gullón Pérez