Las medidas precoces de distanciamiento social y el correcto aislamiento de la población, entre otros factores, han sido claves para lograr una menor transmisión comunitaria de la COVID-19 en Asturias, según ha explicado hoy el director general de Salud Pública, Rafael Cofiño, quien también ha destacado la “conducta ejemplar de la ciudadanía” en el cumplimiento de estas iniciativas.
Estas son algunas de las conclusiones del Informe epidemiológico de la COVID-19 en Asturias, presentado esta mañana por Rafael Cofiño junto con el jefe del servicio de Vigilancia Epidemiológica, Ismael Huerta, y el coordinador del Observatorio de Salud, Mario Margolles.
El estudio analiza las muestras realizadas entre el 24 de febrero y el 7 de abril, entre las que se han registrado 1.737 casos confirmados de la COVID-19 mediante las pruebas PCR (siglas en inglés de “reacción en cadena de la polimerasa”) en el Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El Principado es una de las comunidades en las que más test se han realizado a la población. Hasta ayer, se procesaron más de 20.661 muestras.
Los datos del informe reflejan una letalidad -número de casos confirmados que han fallecido- del 5,9%, frente al 9,9% de media nacional.
En cuanto a la distribución por sexo, del total personas positivas, el 56,4% son mujeres.
Por otra parte, el 18% de las personas que han dado positivo reside en centros sociosanitarios, otro 9% trabaja en esos establecimientos residenciales y el 16% desempeña su labor en centros sanitarios.
Por edades, la tasa de incidencia por cada cien mil habitantes es más elevada entre mayores de 90 años, con cifras superiores a 600 casos por 100.000. Por sexos, entre las mujeres se mantiene estable en todos los grupos de edad hasta los 80 años, a partir de los que se incrementa bruscamente. Sin embargo, entre los varones aumenta gradualmente y los nonagenarios son los más afectados por la enfermedad.
La incidencia en Asturias en los últimos 14 días se sitúa en 87,6 casos acumulados por 100.000 habitantes, mientras que la media nacional se eleva hasta los 204,69.
Geográficamente, el área sanitaria IV, que corresponde a Oviedo, registra la mayor tasa de casos, lo que responde fundamentalmente a brotes en residencias de personas mayores. La zona del Suroccidente y el área III (Avilés) son las siguientes con mayor incidencia.
Desde la red de Atención Primaria se ha realizado el seguimiento domiciliario de 7.000 personas, entre casos confirmados y posibles de COVID-19. También se ha asumido la atención a los contactos estrechos en vigilancia pasiva.
El director general de Salud Pública ha valorado el trabajo de profesionales sanitarios y sociosanitarios para el cuidado, el diagnóstico precoz y la atención clínica adecuada a la población. Estos elementos, además de las medidas poblacionales, han resultado fundamentales para disminuir la transmisión del virus.
De todos los casos confirmados por pruebas diagnósticas PCR han requerido ingreso el 39%. Entre los hospitalizados hay más hombres (54,5%) que mujeres (45,5%).
Un 4,8% de las hospitalizaciones han sido en la UCI y en el 69,4% de los casos se trata de varones.
Por edades, los ingresos más numerosos por la COVID-19 se producen entre mayores de 60 años y son más frecuentes entre septuagenarios (60%). Lo mismo ocurre entre las personas que requieren hospitalización en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Desde el 29 de febrero hasta el 7 de abril fallecieron en Asturias por coronavirus 103 personas, de las cuales el 55,3% eran hombres y el 44,7%, mujeres. La edad promedio de las defunciones se sitúa en 81,1 años, y se eleva hasta los 84,7 en los decesos en residencias y centros sociosanitarios.
El 95% de los fallecidos tenía más de 60 años y la letalidad es más elevada entre octogenarios y nonagenarios. Sin embargo, el 85% de los casos confirmados que superan los 80 años logra superar la enfermedad.
El informe epidemiológico de la COVID-19 se puede consultar en la web del Observatorio de Salud, a través del siguiente enlace:
https://obsaludasturias.com/obsa/informacion-covid-19-en-asturias/
El primer caso por el nuevo coronavirus se detectó en Asturias el 29 de febrero. Por su parte, la onda epidémica comenzó el 9 de marzo, con el registro de once casos. Desde esa fecha, y a raíz de la detección muy puntual de casos aislados, se adoptaron varias medidas preventivas, como la suspensión de la docencia presencial en centros educativos y en la Universidad de Oviedo, así como en centros sociales de personas mayores y centros de día.
Además, el 13 de marzo la Dirección General de Salud Pública publicó una resolución para suspender espectáculos públicos, actividades recreativas, establecimientos y locales, una medida que se sumaba a otras impulsadas en la fase de contención y concretadas en el acuerdo del Consejo de Gobierno de 12 de marzo.
La evolución de la incidencia discurrió de forma paralela al resto del país hasta el 19-20 de marzo, cuando la tasa de contagios nacional se incrementa y la asturiana se estabiliza. El descenso de casos comienza a producirse en todo el país a partir del día 28 de marzo.
La velocidad de crecimiento de nuevos contagios disminuye a partir del 20 de marzo. En este sentido, los expertos señalan que las variaciones de nuevos casos están en consonancia con todo lo mencionado hasta ahora y con la vigilancia epidemiológica activa en residencias de mayores y centros sociosanitarios. Aunque previsiblemente, y dadas las características del confinamiento, la evolución de la pendiente se oriente hacia el descenso, este podría ser más prolongado por la búsqueda de más casos que se persigue con el incremento de pruebas diagnósticas.
“En líneas generales, y manteniendo la calma, la vigilancia reforzada y el trabajo activo que hemos planteado desde el principio, podemos señalar que estamos en una situación de contención de la incidencia, progresión de la enfermedad y manejo sanitario de la misma”, ha señalado el director general de Salud Pública.
Cofiño también ha subrayado que “sigue siendo imprescindible mantener las medidas de aislamiento y distanciamiento social, el reforzamiento del sistema sanitario y la protección y adecuado seguimiento de los colectivos más vulnerables”.
“Ahora resulta imprescindible trabajar de forma activa, con una mirada de salud pública a medio y largo plazo. Esto supone no sólo ir planificando las medidas de desescalamiento, sino anticiparnos al impacto que en términos de salud y bienestar tendrán para la población los efectos económicos y sociales de la COVID-19”, ha agregado.
0 Comentarios
Esta noticia todavía no tiene comentarios
Comentar la noticia
El email no será publicado