CRONICA SOCIAL: Festejos de Loreto en Colunga año de 1.881

Sobre ancestros y demonios...

CRONICA SOCIAL:

Festejos de Loreto en Colunga año de 1.881

Pues sí, 1881 ya ven; en un periquete han pasado ya la friolera de 136 años, para nosotros pobres mortales una eternidad, para la Obra del Creador y todo eso pues “pecata minuta” ya saben…

Pues al asunto:

Así describen las crónicas de la época los populares festejos que se celebran en la Villa de Colunga con motivo de la Celebración de Nuestra Señora de Loreto en el año de Nuestro Señor de mil ochocientos y ochenta y uno – ni más, ni menos –

La Información es difundida por La Ilustración Gallega y Asturiana, que extracta la amplia noticia que sobre el popular festejo publica un periódico local: “EL ECO DE COLUNGA”

Sí, sí, no se sorprendan, puesto que en la nefasta etapa de La Restauración los caciquillos de la política Regional y Local solían tener su propia arma arrojadiza y aquí en nuestra localidad a ese efecto nació El Eco de Colunga, que viendo la época y la propiedad de la Imprenta ya se pueden imaginar a quién pertenecía, pero en fin, eso ya es otra Historia.

Decían así:

“Aquí, una porción de Indianos, cantaban entusiasmados al son de una música ratonera; wals, danzas y polkas, con agraciadas y robustas jóvenes. Más allá y formando un círculo inmenso girando lentamente y asidos por el dedo meñique y dando a compás los brazos y las piernas, danzaban multitud de aldeanos cantando “el señor San Pedro “con toda la fuerza de sus pulmones.

(Refiérese aquí sin duda a la ancestral costumbre lamentablemente perdida de la denominada DANZA LOS VIEYOS, que dio sus últimos coletazos a principios del XX gracias al amparo del acaudalado indiano colungués D. Casimiro Polledo y Torre que financiaba generosamente el festejo si se encontraba de veraneo en la localidad)

En otra parte el tambor redoblaba, y la gaita dejaba oír sus alegres notas, mientras los fandangueros daban saltos y cabriolas, vueltas y más vueltas, ligeros como plumas.

Tumbados bajo corpulentos árboles, los viejos recordaban su pasada juventud y trasegaban enormes vasos de sidra.

Los Salones del Casino estaban brillantes. Cuatro “arañas” pendían del techo y la columna del centro que sostenía preciosos candelabros arrojaba fulgurantes torrentes de luz. Cuando llegaron las niñas, aquello parecía un volcán. Figúrense ustedes… Fuego en los ojos, fuego en los corazones y fuego… en las bujías. A poco más arde todo el pueblo.

Asistieron las señoras y señoritas de Cobián, de Pertierra, de Vigón, de Pérez , de Ramos, de Pumares, de Fernández, de Casaprim, de Carús, de González, de Rodriguez y otras cuyos nombres no pude averiguar”

O sea que ya ven que animación gastaban nuestros abuelos eh… Es que si no les cuento yo estas cosas pues a ver quien se las va a contar, a ver… (Y eso que este festejo aquí al que suscribe en particular no le hace ilusión en demasía desde un nefasto año en el que. bueno… En fin, mejor no recordarlo, mejor, mucho mejor...)

¿Quién eh…?

¡Ay…!