Omar Pardo: Anécdotas populares de Colunga, El Tocote

Dicen que pueblo pequeño, infierno grande, y bueno, no anda este cura de acuerdo en demasía con tal aserto, pues poco más o menos casi todos vienen a ser iguales, incluso las macrociudades se convierten por la costumbre en pequeños pueblos en un entorno bien reducido por numerosa que sea su población.

Aquí el que suscribe siempre ha comparado eso con una clase de Bachillerato, en la que en poco más de veinte alumnos se muestran ya prácticamente todas las facetas que a la larga van a mostrarse en cualquier población por pequeña o grande que sea, pues ahí ya podemos vislumbrar casi todos los prototipos de” fauna” que vamos a encontrar luego en la vida real, o sea al Pitagorín que suele ser Pitagorina casi siempre, al empanao, al deportista, al baboso pelota del profesor, al reivindicativo, al generoso, al rácano, al gran compañero, a la lista, a la tonta y a la chica más bonita que el cielo con arco iris y todo perseguida por todo el mundo sin éxito, claro – si lo sabré yo - entre otras perlas habituales de personajes al uso.

Eso no quita y este es claramente el caso – eso sí – que cada terruño tenga su propia idiosincrasia, naturalmente y por estos lares eso es un hecho más que palpable, pues entre otras perlas más o menos loables, por aquí casi nada responde a su onomástica –digamos original, legal, o como quieran llamarlo – sino que más pronto que tarde, pues aquí el personal bautiza raudamente según su criterio – que a veces suele ser bastante acertado por cierto – tanto a personajes con sus respectivos “motes” – la mayoría peyorativos que es lo malo; que lo sepan – como a edificios, parques, fincas, bares, negocios varios y demás.

Es el Caso del Barrio de Corea o Las Malvinas en Lastres, al que nadie conoce como Nuevo Carmen ni va pallá, por poner un claro ejemplo, o la Oficina de Turismo de Colunga a la que todo el mundo conoce por “El Tanatorio”, la parada de Taxis conocida también popularmente como el Pantalán o la Rotonda del antiguo cruce del Café de la Esquina por todos conocida como “La rotonda de la Pesetina”, y sin ir mucho más allá el monolito de la actual Plaza de Vigón o la Tumba de Michael Jackson que vienen a ser los mismo.

Así que veamos aquí un caso práctico, muy ilustrativo, relatado como anécdota, pero anécdota real, eh… Nada de inventos de Tebeo, no, no; y cualquier vecino se lo puede confirmar de manera fidedigna a poco que pregunten, así que vamos allá:

Reconocer esa semeya no entraña evidentemente dificultad alguna y saber la ubicación de tan señera edificación tampoco, aunque los mapas y catastros al uso digan que es la Calle Entreviñes, otros que el llano del Cuetín o también El Barrio de San José, aunque de nada sirva y ya verán el por qué.

Pues bueno, resulta que en una ocasión vino a Colunga una familia leonesa a visitar a un pariente erradicado hacía ya un tiempo por estos lares y llevaba ya media mañana preguntando por el Barrio de San José, la Calle Entreviñes y demás y nadie sabía darle razón aunque voluntad no faltaba, hasta que preguntado por el pariente en concreto al que pretendía visitar ya como último recurso al decir: Fulano, todo el mundo al unísono le dijo:

¡Coño, siomesí, esi vive en el Tocote ho...!

El motivo no era otro que al ser unas viviendas de Protección Oficial y por tanto con un concurso para el proceso de adjudicación, los aspirantes a ellas al resolverse el mismo se preguntaban unos a otros:

¿Qué ho, tocóte, tocóte...? ; y así de un plumazo falleció para siempre El Barrio de San José, la Calle Entreviñes o los llanos del Cuetín, y nació con fuerza arrolladora EL TOCOTE, que lo sepan...

¿Pero qué cosas les cuento, eh...?

Y eso que poco jabón me dan, eh…

¡Poco, poco…!

Pero eso sí, quejarme, lo que es quejarme me quejo un güevo, eh…