Colunga Mágica: No fue un sueño

RELATO Nº 1: "No fue un sueño"

A mis cincuenta y dos años, muchos momentos de mi vida fueron realmente apasionantes. No hablo de cosas cotidianas si no de momentos que me hicieron creer que la vida esta repleta de magia, color e incluso de tactos y aromas que no todos pueden percibir, sensaciones que no todos pueden vivir. Fui afortunado y esta es mi historia, una historia de amor repleta de fábula y sonrisas tímidas, una historia mágica pero tan real como mi propia vida.

Siempre fui aficionado a la fotografía, en mis primeros años como tal, intentaba retratar los colores, formas y momentos que posteriormente reflejaban mis fotos. Una afición en la que sólo la realidad era tangible. Tenía un lugar especial que siempre que mi trabajo (contable en una empresa a las afueras de Madrid) me lo permitiera, me desplazaba y deleitaba en sus montes, playas, lluvia y sol. Las fotografías brotaban como agua de manantial. Explosiones de color, grandeza y sobriedad. Todo lo que cualquier enamorado de una tierra pueda esperar.

Esa tierra era el norte… también mi norte, mi pueblo, mi ciudad o mi nación de la que nunca me sentí extranjero a pesar de serlo. Colunga, concejo de Colunga, Asturias……mi amada Asturias.

Cámara fotográfica

La primera vez, simplemente fue una “sutil” y tímida luz que apareció al revelar una de mis fotografías, ésta pertenecía a una fuente, una pequeña y fresca fuente de un paisaje casi remoto y perdido de Colunga. Cuando en la oscuridad de mi estudio y bajo la luz roja lo vi, supuse que se trababa de un reflejo de la luna ya que estaba anocheciendo y ésta empezaba a brillar en lo alto, majestuosa, enorme, casi con vida propia. Este efecto se produjo en esta misma ocasión en una segunda toma pero desde una perspectiva diferente.

Esto ocurrió en varias ocasiones más, durante muchos meses y muchas fotografías, siempre al anochecer, siempre en las fuentes o riegas, siempre en paisajes frondosos, siempre entre las flores, siempre con luna. Fue entonces cuando empecé a pensar que había algo mágico en aquellos lugares o acaso ¿era una casualidad?

En cierta ocasión y tras un revelado, ante mi sorpresa vi con incredulidad que esa tímida pero brillante luz….escondía algo. Rápidamente una tras otra pude percibir en todas la fotos una figura…..un rostro…..largos cabellos dorados. Mis manos temblaban, me sentía nervioso ¡Dios mío estaba delirando! Había retratado sin ser consciente de ello, algo irreal. ¿Cómo era posible? ¡¡¡Una Xana!!! ¿Me estaba volviendo loco? Ahora la veía en todas mis instantáneas. Claramente estaba ahí, desde siempre, incluso en la primera fotografía que tomé hace cinco largos años. Ella me estaba mirando y me sonreía, en ocasiones guiñaba tímidamente sus ojos, me tendía sus manos…….majestuosamente irradiaba una luz. ¡Siempre brillaba la luna!

No le conté lo sucedido a nadie por miedo a que pensaran que me estaba volviendo loco. Guardaba pulcramente todas y cada una de las fotografías donde su retrato y su figura aparecían.

Pasaba horas mirando, admirando embelesado aquel frágil cuerpo, aquellos vivos ojos verdes que me miraban. Yo había oído hablar de ellas, pero nunca creí que realmente existieran…. antes no había magia en mi vida.

Mi deleite fue culminado cuando abandoné mi trabajo, dejé atrás mis amigos, mi familia y mi vida vacía sin sentido. Me trasladé a vivir a Colunga.

Ahora tendría mucho más tiempo. Leí, me informé, nada me impidió soñar la realidad de vivir para ella. Pregunté a los viejos del lugar….existían muchos mitos y leyendas sobre las Xanas. Lo que era cierto es que era pequeñina y de extraordinaria belleza, con los cabellos largos como oro…. ¡mis fotos así lo decían!.... ya no sé si la encantada era aquella dulce Xana o yo.

Con el tiempo y siendo consciente de estar viviendo en una paraíso, disfrutaba cada día con aquella naturaleza exuberante, agraciando cada segundo de mi nueva vida con un espectáculo grandioso e inagotable. Terminaba exhausto, apasionado, abrumado. Cada foto, cada toma era un ir y venir de nuevas emociones. La madre naturaleza por un lado y la magia por otro. Una auténtica explosión de sensaciones de un paraíso, mi paraíso, llamado Colunga.

Una noche de luna decidí instalarme al pié de una de esas fuentes que decían ser mágicas. Esa noche sin cámaras, sin miedo, con mi alma al desnudo y dispuesto a ver la realidad, quería verla con mis propios ojos.

Pacientemente esperé a que algo ocurriera, pasó largo rato, siglos quizá, pero de repente, entre la frondosidad y la frescura, mis sentidos despertaron cuando percibí un aroma a flor, un aroma dulce y espeso…embriagador. Mis oídos oyeron risas plácidas emitidas por una garganta fantástica……Mis ojos, ¡OH mis ojos! Escrutaron poco a poco una belleza esplendorosa, increíble, indescriptible. Una belleza sutil, delicada, arrebatadoramente mágica…. y ella, mi Xana, me estaba mirando, me sonreía y se acercaba a mí como una dulce brisa de mar.

Lo sentí, sentí sus manos de piel fina sobre la mías, sentí sus manos cálidas sobre mi rostro asustado, sentí sus labios….miel, dulce, caramelo…posándose sobre los míos como pluma al viento, como brisa armoniosa, como una estrella fugaz.

Luego desapareció. Si, desapareció a mi vista, a mi oído, a mis sensaciones. Desapareció la magia, la luz…. Yo de nuevo me encontraba sentado al pié de aquella fuente mágica de Colunga, todavía trastornado.

Xana

Me había acariciado, me había besado, me había enamorado.

Esta es mi historia, sólo puedo decir que no soñé, que fue real, que vivir aquí aportó a mi vida vacía un placer hermoso y profundamente exquisito. Pedir disculpas debo por no revelar el nombre ni la ubicación de esta fuente…creo que no es necesario, no se si por egoísmo o por temor.

Desde aquel día, y de esto hace veintitrés años, cada noche de luna vuelvo a la fuente encantada.

Nunca más apareció mi Xana, nunca más mis ojos la han visto, nunca más mis manos rozaron las suyas. Sé que está ahí, pues si presto atención puedo oír su risa mágica entre el murmullo del agua fresca y la brisa me trae dulces aromas de flores…. Aromas de Xanas.