El Trastorno Específico del Lenguaje tiene una importante relación con el fracaso escolar ya que el 75% del alumnado con este trastorno presenta un bajo rendimiento académico y el 95% necesita algún tipo de atención relacionada con su lengua materna, es decir, necesitan atención para poder entender y comunicarse con sus iguales.

“El TEL, anteriormente conocido como disfasia es un trastorno invisible -quienes lo sufren no tienen menoscabada su capacidad cognitiva, neurológica o sensorial-, y que se detecta de una sencilla manera: si un niño o niña de 2 años no tiene un vocabulario de al menos 50 palabras debe ser derivado del servicio de pediatría al de atención temprana” señala la edil.  “En Asturias este servicio atiende a la infancia en general hasta los 3 años, y de forma muy excepcional hasta los 6. La mayoría no son detectados y por tanto no acuden al servicio de atención temprana”.

“La red de escuelas de 0 a 3 de Gijón es una pieza fundamental para alertar a las familias y detectar esas deficiencias en la comunicación de manera que sean derivados a los especialistas oportunos antes de comenzar su etapa escolar para ser identificados” manifiesta Menéndez. “Ya en ocasiones anteriores incidimos en la necesidad de reforzar la formación de las educadoras, no porque no estén implicadas, sino por la necesaria mejora continua y porque hay que tener en cuenta que en estos momentos han de afrontar, además, los protocolos a que obliga la pandemia, y los efectos adversos del uso de mascarillas en el aprendizaje por imitación de los niños, tal como están advirtiendo los logopedas en los últimos días” alerta la edil naranja.

“El retraso en el lenguaje repercute tanto en el aprendizaje como en el carácter y la conducta de quienes lo padecen”. “Llegar a la educación pública con 3 años y un posible diagnóstico de TEL del servicio de Atención Temprana permite que la escolarización de este alumnado se realice con los apoyos del servicio de Audición y Lenguaje y Pedagogía Terapéutica desde el primer día, tan necesario en una comunidad donde no existe el servicio público y universal de logopedas para la infancia, teniendo que recurrir la familias a gabinetes privados que deben afrontar económicamente sin ningún tipo de ayuda en la mayoría de los casos al no estar asociado el TEL a una discapacidad. Es por ello necesario habilitar todos los mecanismos a nivel autonómico también y sobre todo para lograr la detección temprana de este trastorno.”

Los niños y las niñas con TEL “tienen la punta de la lengua muy larga” y necesitan que les ayudemos a encontrar las palabras, concluye Ana Menéndez.

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