Por José Manuel Balbuena, en El Comercio

En octubre de 2013 se presentaba por primera vez una propuesta para la ampliación del Hospital de Cabueñes. Resultaba obvio ya entonces que se había quedado pequeño y obsoleto para las necesidades del área sanitaria. Pues bien, ocho años después seguimos igual: sin ver que se mueva una piedra. Primero fueron los problemas burocráticos para hacerse con los terrenos, luego la pandemia y ahora queda desierta la licitación del proyecto. Es decir, ninguna constructora se atreve a ejecutarlo tal y como está concebido. Hecho insólito y que deja en muy lugar al consejero de Salud, Pablo Fernández. Nadie entiende por qué se mantuvo un proyecto desfasado para la situación actual del mercado, cuando estaban previamente avisados desde le patronal del sector. Dicho de otra forma: no se puede pretender levantar un hospital con precios de materiales de 2018, teniendo en cuenta el fuerte incremento que se ha producido. Hecho, insisto, que nadie ha explicado de forma clara desde la consejería. Es más, el propio Fernández se limitó a lamentar el «despropósito» y «agilizar los trámites para que las obras empiecen 2022». ¿De verdad? ¿Esta vez va a ser la buena? En fin, sólo se entiende este «proyecto fake» desde el punto de vista de las prisas. Está claro que la reforma del Hospital de Cabueñes es un tema candente y que los gijoneses no admiten más demoras.

Hospital de Cabueñes

Ahora bien, las mayores críticas al consejero no le vinieron de la oposición (que también), sino desde el propio Ayuntamiento. Nuestra alcaldesa, Ana González, reaccionó de forma impetuosa pidiendo explicaciones. Dijo que era «realmente decepcionante» exigiendo una «solución urgente y sin excusas». Siendo la teniente de alcalde, Natalia González, quien a los pocos días pidió una reunión con el propio presidente asturiano, Adrián Barbón. Sin duda, a eso se le llama fuego amigo entre administraciones del mismo signo político. Algo que no suele ser habitual, aunque ya vimos con el tema de la ITV en Granda que las relaciones entre Ayuntamiento y Principado están en el alambre. En este caso, como digo, desde instancias municipales no se optó por la prudencia, sino que más bien se cargó directamente contra la consejería de Salud. Todo ello, pese a que la alcaldesa defendió también el proyecto cuando salió a licitación. Recordemos sus palabras: «si antes las empresas bajaban un 25%, ahora será mínima». Uy, va a ser que no.

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