Este 8 de marzo millones de mujeres en todo el mundo vamos a reivindicar, con más fuerza que nunca, que la agenda feminista es el camino más justo y efectivo para que las mujeres logremos la inaplazable igualdad real. 

Las socialistas llevamos años transitando este camino porque no es posible lograr una sociedad más justa si no incluye los derechos de las mujeres. Por eso, el feminismo forma parte del ADN de todas nuestras políticas. Las mujeres feministas que nos precedieron nos enseñaron este camino a partir de los avances que ellas lograron, y mirar al futuro transformando la realidad que nos toca vivir en cada momento es también el mejor legado que nos ha dejado el socialismo. 

En esa tarea seguimos cuando afrontamos la crisis sanitaria, económica y social más importante de nuestra historia reciente. Una crisis que no puede llevarnos a repetir la triste historia de postergar los derechos de las mujeres en pro de una recuperación que deje atrás a la mitad de la población. Precisamente cuando todos los indicadores reflejan que la pandemia profundiza en las desigualdades sociales es cuando más importantes se revelan las políticas de igualdad.  

El reto de los partidos con una agenda feminista como el PSOE es actuar con determinación en base a dos ejes prioritarios. Primero, garantizando desde las instituciones que todas las políticas públicas para la reconstrucción económica y social tengan en cuenta que el nuevo modelo productivo más verde, más sostenible socialmente y más digital, tiene que ser también más igualitario y más inclusivo. Y segundo, fortaleciendo el Estado del Bienestar y los servicios públicos, que esta crisis ha revelado como esenciales pero que siempre han sido y serán estratégicos para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres.

En el contexto actual, si dejamos que la crisis siga ampliando la desigualdad, no es que no avancemos, sino que definitivamente habría un retroceso en los derechos y libertades de las mujeres que no nos podemos permitir. 

Uno de los retos más urgentes del feminismo hoy es poner el foco en todas esas brechas que la pandemia acrecienta. 

Urge combatir la brecha salarial y de pensiones como consecuencia de los trabajos precarios, temporales y a tiempo parcial que ocupan mayoritariamente las mujeres, porque es el origen de la feminización de la pobreza. Abordando también nuevos desafíos como el teletrabajo, para que no se convierta en otra forma de precariedad laboral feminizada o una modalidad que limite la promoción profesional de las mujeres que opten por ella. 

No podemos olvidar tampoco la brecha de oportunidades vitales como resultado de la falta de corresponsabilidad social en el cuidado de menores, mayores… Esta crisis ha hecho saltar definitivamente las costuras del sistema de cuidados y las mujeres no podemos seguir sosteniendo solas las necesidades de cuidado que demanda la sociedad. Esta crisis tiene que resignificar los cuidados para avanzar de una vez por todas en la necesaria corresponsabilidad. 

Y por supuesto luchar contra la violencia de género, que también se ha incrementado como en todas las crisis, al mismo tiempo que aumenta el negacionismo de la mano de la extrema derecha que aprovecha las instituciones como altavoz de su discurso machista. Romper los consensos básicos en materia de igualdad, precisamente en materia de violencia de género, permitiendo que la ultraderecha intente condicionar esta política en nuestro país, es cruzar una línea roja que no vamos a permitir.

Sabemos bien que todos los avances alcanzados en materia de igualdad a lo largo de la historia han generado siempre una fuerte resistencia. Porque el feminismo es un movimiento de avance. La historia de las políticas feministas es una historia de victorias frente a las reacciones del machismo. Por eso, la reconstrucción económica y social que estamos abordando tiene que contar con las mujeres y sus propuestas o sencillamente no será.  

Es la justicia de las reivindicaciones feministas a lo largo de su historia, y la potencia y creatividad de sus propuestas, conectando a mujeres de todo el mundo, de todos los sectores, de todas las generaciones en la actualidad, lo que está siendo la clave de su éxito. La sociedad que promueve el feminismo es una sociedad más justa para todos y todas. Por eso somos imparables y esenciales.