El debate que se va a desarrollar a continuación sobre las Propuestas de Resolución de los grupos parlamentarios Popular y de Izquierda Unida completa la tramitación parlamentaria de la revisión del Plan del Lobo. Un texto sobre el que hemos trabajado mucho y durante muchos meses con el objetivo no solo de dar cumplimiento a un compromiso electoral sino de atender una reclamación que emanaba de la sociedad y de la que se hicieron eco todos los partidos políticos con representación parlamentaria.

El Plan del Lobo 2014 será la herramienta que nos permita trabajar a partir de su entrada en vigor con el objetivo de seguir cumpliendo la obligación legal de mantener la población del lobo en un “estado de conservación favorable”, tal y como establece el anexo V de la Directiva Hábitats, y compatibilizar ese mandato con la necesaria garantía de nuestro desarrollo ganadero. Y, todo ello, con un menor esfuerzo por parte del personal que directamente tiene encomendada esta tarea y con un mayor grado de eficacia.

El proceso de revisión del Plan, como ya tuve ocasión de manifestar en esta misma Comisión el pasado mes de mayo en el marco de las comparecencias que los grupos parlamentarios solicitaron para analizar el contenido del documento y recabar la opinión del Gobierno, así como de interesados y expertos, se realizó teniendo en cuenta, más allá de las cuestiones legales y procedimentales, la necesidad de dar participación a todos los afectados por el contenido del plan y, por tanto, por esta especie que, estarán de acuerdo conmigo, es tremendamente polémica y su gestión, muy difícil.

Tanto que esta gestión, especialmente donde coinciden ejemplares de la especie y ganadería, está irremediablemente caracterizada por el conflicto. Por eso, les decía en aquella sesión, y coincidiendo con las palabras de los expertos, que la esencia de este asunto radica en cómo encontrar la mejor manera de gestionar el conflicto.

El proceso de revisión del Plan resultó obligatoriamente largo y no sólo por la necesidad de atender a lo prescrito en el marco normativo de referencia sino, y sobre todo, por la voluntad de abrir el debate a la máxima participación y por tener en cuenta las opiniones de todos los interesados.

Se inició hace dos años, en noviembre de 2012, y contó con las preceptivas fases de participación pública, a través de entrevistas individualizadas de la Dirección General de Recursos Naturales con los representantes de los distintos sectores que integran el Comité Consultivo del plan de gestión y de una reunión formal de ese mismo órgano.

A continuación, se sometió a información pública, convocada a través de anuncio en el BOPA del 16 de noviembre de 2013 y en la que se presentaron un total de 127 escritos de alegación que fueron debidamente considerados y contestados, y, por último, de audiencia a los interesados, convocada igualmente a través de anuncio en el BOPA de 22 de enero de 2014 y escrito singularizado a los alcaldes de los 78 concejos asturianos, trámite en el que se recibieron un total de 68 escritos de alegaciones, que tuvieron el mismo tratamiento que los anteriores.

El texto que se presentó ante esta Junta General es el resultado de ese largo y participativo proceso; participación que es también manifestación de nuestra clara voluntad política de articular el mayor consenso posible para revisar el Plan de Gestión del Lobo aprobado en 2002 y que, a día de hoy, nadie discute que debe ser sustituido por un nuevo documento en el que, entre otras cuestiones, mejoremos la eficacia de los programas anuales de actuaciones de control que el propio plan contempla.

No creo necesario repetir hoy los argumentos que tuve ocasión de exponer en diferentes ocasiones en esta Cámara. Sobre cada uno de ellos, soy consciente de ello, se puede abrir un largo debate. Acerca de la oportunidad o no de que la especie sea declarada cinegética, sobre quién debe desarrollar los controles de lobos, o entorno a la indemnización de los daños producidos por citar sólo tres de los más recurrentes. De forma precisa expresé mi opinión ante esta Comisión en el mes de mayo, con motivo de la presentación del nuevo Plan, y al Diario de Sesiones me remito a quien desee conocerla detalladamente.

De forma rápida: hemos mantenido la consideración del lobo como especie no cinegética por razones de coherencia con nuestra legislación de caza y de eficacia en la consecución del gran objetivo que nos planteamos: que el estado de conservación favorable de la especie sea compatible con el desarrollo de las explotaciones agrarias, de modo que la especie pueda llegar a ser un elemento al servicio del desarrollo rural y aceptada por la sociedad en su conjunto.

Mantenemos, asimismo, que la compensación de los daños ocasionados por las especies de fauna silvestre no susceptibles de aprovechamiento cinegético corresponde a la Administración.

Y en este aspecto no debemos hacer trampas en el solitario invocando falsas salidas como la que en algunos ámbitos se esgrime: que la especie sea cinegética, pero que los daños los pague la Administración; porque lo que está en juego, en definitiva, es el conjunto del sistema, y así lo entiende la ley de caza asturiana, que parte, como su propio preámbulo reconoce, de la inserción de la caza en la política de conservación de la naturaleza.

De todos modos, y haciendo un inciso, me gustaría insistir en que tampoco se deben mezclar interesadamente los debates. Con independencia de su consideración o no como especie cinegética, el enfoque general de la gestión del lobo en todas las regiones y comunidades autónomas es el mismo. La obligación legal de Asturias es exactamente la misma que la de Castilla y León o que la de Galicia o Cantabria. La diferencia estriba en la forma de acometerla. La de Asturias, pese a todas las circunstancias acumuladas en los últimos tiempos, responde mejor a los perjuicios que la especie puede causar a los ganaderos; para los que no estén de acuerdo les sugiero que revisen la prensa de las regiones vecinas o, mejor aún, pregunten a los ganaderos de las comunidades autónomas vecinas qué modelo prefieren.

Nuestros controles arrojan cifras de capturas que demuestran, a tenor de los datos contenidos en la bibliografía científica, que la población se mantiene en un estado de conservación favorable. Las capturas, en definitiva, son superiores a las que se alcanzan en territorios en los que la especie es cinegética. Por eso creo que nuestro sistema es mejor para los ganaderos que el sistema que considera cinegética a la especie.

Pero, dicho esto, conviene reconocer que podemos mejorar, que podemos y debemos ser más eficaces.

Es decir, que podemos seguir cumpliendo la obligación legal de mantener la población del lobo en un estado de conservación favorable y compatibilizar ese mandato con la necesaria garantía de nuestro desarrollo ganadero. Y, todo ello, con un menor esfuerzo por parte del personal que directamente tiene encomendada esta tarea y con un mayor grado de eficacia.

Estos cambios van a hacer de este plan un instrumento mucho más eficaz. En particular, en todo lo que se refiere a las actuaciones de control. Señorías, no se trata de permitir cupos mayores para abatir más lobos, sino de hacerlo de forma más ágil, menos costosa y dando mejor repuesta a las necesidades que surjan en cada momento, siendo menos rígidos y con mayor capacidad de adaptar nuestra planificación a las realidades de cada momento.

Señorías, finalizo ya. Me gustaría hacerlo apelando a su responsabilidad, instándoles a tener altura de miras para completar el proceso de revisión del Plan del Lobo de forma que podamos disponer de una herramienta mejor y más eficaz. Un nuevo plan fruto de la participación y del consenso que permita una mejor gestión.

El pasado mes de mayo cerraba mi intervención recordando que este plan pretende mantener la población de lobos asturianos en un estado de conservación favorable en el contexto de la población noroccidental ibérica de lobos. Pero además pretende hacer gestión del lobo defendiendo los intereses ganaderos regionales, minimizando los daños que la especie pueda producir y compensando justamente los que produzca.

Porque, les decía, señorías, y es un mensaje para el conjunto de la sociedad, debemos sentirnos orgullosos de nuestra privilegiada riqueza faunística, pero debemos atender con justicia y equidad los problemas que pueda crear a algún sector social arbitrando fórmulas de gestión eficaces. Ese es, Señorías, mi compromiso.

Muchas gracias