Ocurrió en este mismo palacio un mes de julio de 1977, hace ya 42 años. Los diez diputados y cuatro senadores de Asturias en las primeras Cortes Generales de la democracia se constituyeron en Asamblea de Parlamentarios para iniciar el camino hacia la autonomía.

Cuatro décadas son muchos años en una vida, pero apenas un instante en la existencia de las instituciones, que se rigen por tiempos geológicos. Aun así, propuse que este acto se celebrara aquí con una evidente voluntad simbólica. Como reconocimiento a nuestra arquitectura institucional, como muestra de la decidida voluntad de colaboración del gobierno con la Junta General y como agradecimiento a quienes, desde aquella asamblea germinal, han hecho posible 40 años de desarrollo democrático de Asturias.

Agradecimiento, en efecto, porque hemos de aprender mucho de ese recorrido. La elaboración y posterior aprobación del Estatuto no fueron el resultado de una mullida unanimidad, sino de un diálogo permanente y de un constante afán de consenso. La negociación no fue baldía, sino fructífera; tanto, que hasta el desacuerdo dio cosecha. Permítanme que lo subraye con toda intención al inicio de la legislatura más plural de nuestra historia autonómica. Tomemos ejemplo de nuestra historia.

Hoy estoy obligado a más agradecimientos. Dos de ellos de carácter muy especial. El primero, a quienes habéis formado parte del gobierno del presidente Javier Fernández. Asturias os debe mucho trabajo, horas robadas de dónde ya no quedaban ni minutos, dedicación, esfuerzo, compromiso desde el inicio hasta el último día. Entre vuestros deudores, yo soy el primero, porque recojo vuestro testigo. Y también quiero agradeceros vuestra colaboración en la transición entre gobiernos. Así, gracias:

- Guillermo Martínez - Dolores Carcedo - Isaac Pola - Genaro Alonso - Pilar Varela - Francisco del Busto - Benigno Fernández - María Jesús Álvarez

Con vuestro trabajo habéis mejorado Asturias. Gracias de todo corazón.

Mi segundo agradecimiento especial lo reciben quienes os suceden. Hoy es un día de estreno, de alegría, de ambición. Así debe ser, pero ya os adelanto que no lo tendréis fácil.: cuando la acción política está sometida al escrutinio incesante, cuando el mero hecho del compromiso político se pone bajo sospecha, hace falta mucho valor y mucha ilusión para dar este paso al frente y formar parte de un Gobierno. Como se dice ahora en los manuales de autoayuda, habéis sido capaces de salir de vuestra zona de confort sin más ambición que trabajar por el bien común.

- Juan Cofiño - Rita Camblor - Ana Cárcaba - Enrique Fernández - Carmen Suárez - Pablo Fernández - Melania Álvarez - Alejandro Calvo - Berta Piñán - Borja Sánchez

A vosotros, también, muchas gracias.

Sabéis cuáles son los objetivos del gobierno que formáis. Estos días los he repetido a menudo:

- Creación de empleo de calidad

- Impulsar una industria competitiva, con la ciencia y la innovación como grandes aliadas para consolidar nuestro desarrollo económico

- Reforzar la educación, la sanidad, los servicios públicos, la cultura, cuya calidad es una de nuestras señas colectivas

– Mantener a Asturias a la vanguardia en la defensa de la igualdad y en el reconocimiento de la diversidad, dos de las banderas de nuestra época;

- y afrontar el reto demográfico, el gran desafío poblacional que tanto condiciona nuestro futuro.

Esos cinco ejes son vuestro norte. Pero yo no vengo hoy tanto a poneros deberes, que conocéis de sobra, como a indicaros las herramientas necesarias para alcanzar esas metas.

En primer lugar, una obviedad, trabajo y perseverancia. Esta ya la traéis incorporada de serie, así que no hace falta insistir.

Sí subrayo otra, la cercanía. Sed permeables, porosos, estad siempre pendientes de lo que sucede fuera de vuestros despachos, salid a la calle, que Asturias está siempre por descubrir. El vecino que os saluda, la mujer que aparta el gesto, el joven que se acerca a comentaros un problema. Prestad atención, pensad qué os dicen y por qué. No os ensimisméis, ni siquiera cuando estéis convencidos de tener toda la razón. No seamos un gobierno ensimismado; hagamos de Asturias nuestro despacho porque seremos un gobierno abierto a la calle.

También resalto el diálogo. Es una palabra tan usada como poco practicada. El pacto no entusiasma, no hay hinchas del acuerdo. Sobran fanáticos de la intransigencia, del cierre de filas, hasta del bloqueo, pero escasean los incondicionales del entendimiento. Es probable que vuestros esfuerzos de acuerdo fracasen más de una vez. Entonces, volved a intentarlo. Asumidlo como un mandato: tenéis que buscar acuerdos con los grupos parlamentarios, los sindicatos, los empresarios, la Universidad, las asociaciones ciudadanas. Estad dispuestos a aguantar con la mano tendida porque los retos más importantes de Asturias, de la transición energética a la financiación autonómica, necesitan grandes acuerdos para superarlos.

Os pido ilusión y audacia. Mejor dicho, os la impongo. Equivoquémonos por haberlo intentado, no por habernos rendido a la inercia. Habéis despertado grandes expectativas; probablemente, las mayores en muchos años. Eso es relativamente sencillo, pero ahora toca lo difícil, que es no defraudarlas.

Resumo: trabajo, cercanía, diálogo, audacia. Hay muchos otros requisitos, como la transparencia, la rendición de cuentas o el fomento de la participación ciudadana, pero digamos que esos deben ser los rasgos de vuestro mandato. Os aseguro que este presidente será el primero en aplicárselos. Con claridad, exigidme tanto como os exigiré a vosotros. Y cuando lo tengamos difícil, recordemos este acto y volvamos la vista a quienes iniciaron, un mes de julio de 1977, la andadura autonómica de Asturias. Ellos tampoco lo tuvieron fácil, pero gracias a su empeño y al de quienes les sucedieron hoy estamos aquí, dispuestos a trabajar desde ya por la mejor Asturias. Vamos a ello.

Muchas gracias.

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