Hoy estamos aquí para celebrar una buena noticia. Siempre lo es el poner a disposición de los ciudadanos una infraestructura a la que se han destinado recursos públicos. Pero pocas veces un acto como este tendrá un simbolismo tan marcado.

Pocas veces el nombre de un tramo de autovía habrá envenenado el inconsciente colectivo de toda una comunidad como lo ha hecho el que desde hoy mismo conectará Unquera y Llanes en su totalidad, después de haber ido arañando kilómetros con las aperturas parciales entre Llanes y Pendueles y entre Pendueles y La Franca.

Los fríos datos nos explicarán que hoy entran en servicio 4 kilómetros y 150 metros entre el enlace de La Franca y el extremo oriental de Asturias. Dos calzadas separadas de siete metros de ancho. Muros de contención, taludes, desmontes. El falso túnel El Peral o los 141 metros del viaducto de Bustio. De todo eso se hablará en el dossier informativo que acompañará al acto.

Pero lo cierto es que con esta puesta en servicio, Asturias, y el resto de las comunidades conectadas por esta infraestructura, se liberan de un pesado lastre. Me refiero más al que quebraba la confianza y alentaba el paralizante discurso del desánimo y la resignación que al que estrangulaba el tráfico de la parte más oriental de la comunidad.

Me autocito: las infraestructuras no deben ser un fin en sí mismas, sino el medio a través del cual Asturias pueda atraer visitantes y exportar mercancías. Los casi 240 kilómetros que separan el Eo de la ría de Tina Mayor han de ser los hilvanes guía que permitan coser las relaciones económicas entre todo el norte peninsular y establecer conexiones con Europa. He repetido en anteriores ocasiones que desde una sola comunidad poco se puede hacer para acelerar la salida de la crisis, que ésta no se producirá si no lo hace en el conjunto de España y Europa. Pero también he dicho que este tiempo debe ser aprovechado por las administraciones para establecer las bases que permitan asentar de forma sólida esa recuperación. Asturias está a la vanguardia de esa idea, y actos como el de hoy o la aprobación ayer en la Junta General del Principado del Proyecto de Presupuestos para el próximo año sirven de firme apoyo para este propósito.

Desde hoy mismo dejamos de hablar de la conclusión de un eje fundamental como es el corredor del Cantábrico. Propongo que no nos detengamos demasiado en la celebración de algo que se ha hecho esperar más de lo que hubiese sido deseable, incluso aconsejable. No se entienda esto como un reproche. O entiéndase como un reproche compartido en cualquier caso.

Pensemos ya en mañana, cuando las páginas de los periódicos den cuenta de este acto y, poco a poco, la normalidad vaya enterrando el carácter noticioso de este tramo. Pensemos todos ya en esta autovía como una oportunidad y no como un penoso contratiempo o como una excusa.

Y pensemos también en las infraestructuras que Asturias aún aguarda para aprovechar sus oportunidades, para apoyar a su tejido productivo o para vertebrar una comunidad entre cuyos desafíos figura subrayado y en negrita el de vencer al declive demográfico.

La lista de tareas no se acaba con la puesta en servicio de este tramo, y una buena forma de exprimir todo su potencial y de convertirlo, efectivamente, en medio y no en fin último, es lograr su conexión con otros recursos y redes de comunicación vitales para Asturias.

Presidente, ministra, aprovecho su presencia en nuestra comunidad para hacerles partícipe de otros proyectos de similar importancia en esta batalla por la generación de riqueza y por la cohesión territorial de una tierra difícil en su orografía y en su demografía. Estamos de acuerdo todos en que la relación entre los gobiernos de España y Asturias debe ir más allá de compartir inauguraciones. Son muchos los asuntos que debemos abordar de forma conjunta, con la lealtad y colaboración que debe presidir la relación entre todas las administraciones.

Por eso, no puedo dejar de mencionar la necesaria apuesta por recuperar la actuación en la autovía A-63 entre Oviedo y La Espina. O los accesos al puerto de El Musel, pendientes de licitación, y otra de las actuaciones imprescindibles para Asturias que necesita pasar de las modestas previsiones presupuestarias a los hechos mantenidos en el tiempo. Si a esto añadimos la culminación del compromiso de conexión ferroviaria de alta velocidad entre Asturias y Madrid durante el próximo año, las mercancías de las empresas asturianas estarán en disposición de competir en igualdad de condiciones en un mercado global y sumamente competitivo.

Concluyo. Presidente, ministra, autoridades, señoras y señores, impliquémonos todos para que estos cuatro kilómetros y 150 metros no sean solo eso, sino la metáfora de la superación de complejos anclados en nuestra memoria colectiva y algo tangible en lo que apoyar un futuro de prosperidad para la gente de esta tierra.

Muchas Gracias.