Ecologistas de Asturias: Sancionan los vertidos de la mina de fluorita de Colunga a la Espasa

Nos traslada la Confederación Hidrográfica del Cantábrico que se inicia expediente sancionador contra Minerales y Productos Derivados, S.A. (Minersa) por vertido de aguas de escorrentía contaminadas generadas por los acopios de mineral, en la Mina Emilio, en el concejo de Colunga, con la correspondiente contaminación al cauce del río Espasa.

Esta mina, operativa desde 1985, es una de las principales abastecedoras de espato-flúor de España y está ubicada en la localidad de Loreñe, en el concejo de Colunga. En los arroyos en los que se vierten las aguas residuales se aprecia una elevada sedimentación de sólidos en suspensión que confluyen en el río Espasa y son arrastrados al mar. El color lechoso que tienen los cauces tras los vertidos evidencia la contaminación por parte de la minera.

Desde la Coordinadora Ecologista d´Asturies, queremos denunciar que hasta ahora la minera ha evitado adoptar las medidas adecuadas para impedir este problema y actuar en favor de renaturalizar el río. Más aún, está provocando y permitiendo una elevada contaminación del dominio público hidráulico. Los vertidos de la mina llevan décadas afectando al entorno del Espasa y provocando un impacto ambiental en el cauce y en la playa.

La problemática de la calidad de las aguas por los constantes vertidos está afectando además, no solo al ocio, sino a las labores de los pescadores deportivos y a las distintas actividades deportivas que se realizan en las proximidades de la playa de la Espasa.

Venimos reclamando, desde hace años, medidas para solucionar el problema de los vertidos de las industrias mineras, escasamente controlados. Debemos ser conscientes de la precariedad o la inexistencia de depuradoras o sistemas de tratamientos de vertidos en las explotaciones mineras.

Y entre tanto, los daños ambientales ya están hechos. Una degradación de nuestro entorno natural, cada vez más peligrosa, que sucede por culpa de la negligencia y la tolerancia de las autoridades responsables de cuidarlo y de vigilar su estabilidad. Una actitud cada vez más indolente y suicida que parece optar por no tomar las medidas adecuadas para paliar la contaminación tras años y más años de advertencias.