La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies considera sorprendente que la Dirección General de Pesca Marítima del Principado de Asturias vuelva a permitir el tramite reducido ambiental del proyecto para cultivo marino de mejillones sito frente a Punta Escalar en el concejo de Caravia tal como publica hoy el Bopa
Proyecto que antes había sido rechazado en su ubicación de cabo Busto en Valdés, con un rechazo total de todas de la ciudadanía de la zona y por la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, a pesar de que la empresa anunciaba la creación de 100 puestos de trabajo, que el Director General de Pesca Marítima del Principado anunciara que a Luarca le había tocado la lotería con este proyecto, no sabemos si en Caravía también les habrá tocado la lotería, o será solo la pedrea.
Ya nos sorprende que se intente de nuevo un proyecto de acuicultura en mar abierto sin alimentación que es una actividad novedosa en Asturias si estudio de impacto ambiental tal como habíamos exigido desde la Coordinadora Ecoloxista y desde el Ministerio de Agricultura en el trámite de Valdés, a pesar de su notable impacto se persiste en no hacerlo.
Hay que recordar que hay una clara incompatibilidad de la planta de cultivo de mejillones que pretende instalarse con el mantenimiento de la actividad pesquera de la zona, entre ellas la proximidad a caladeros que se van a ver afectados por los residuos orgánicos del mejillón, por la afección que puede producir el desove que puede afectar a los caladeros de la zona y otras especies como el percebe.
No se valora adecuadamente el impacto que pueda generar este cultivo alterando la actual situación a partir de los residuos biológicos que se producen y como pueden alterar la actual situación biológica de la zona.
Hay que recordar que en los fondos de las zonas de cultivo se generan los biodepóstitos eso va alterar la comunidad bentónica, sin olvidarnos de los residuos procedentes del laboreo.
Por la fuerza del oleaje hay que tener en cuenta que hay un riesgo cierto de que las líneas usadas, puedan soltarse o romperse, con el riesgo que supone para el entorno.
Hay que estudia con detalle el impacto que pueda suponer en la biodiversidad de la zona, que se puede ver afectada por los efectos del cultivo industrial del mejillón, desplazando a otras especies.
Vamos a volver a reclamar que por el impacto de este proyecto se haga un amplio estudio de impacto ambiental que determine si es viable o no el emplazamiento propuesto de Caravia, una vez que se rechazo el original de Cabo Busto en Valdés.
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