Pedos de Monja y Tetas de Novicia, por José Antonio Fidalgo

Ángel Muro, en su Diccionario de Cocina, obra de finales del siglo XIX, llama "pedos de monja" a unos dulces, "de la familia de los buñuelos de viento, muy chiquitos y muy suaves"

Como puede resultar "gracioso" un comentario al respecto, pues eso: vamos a intentarlo..Empecemos por la palabra PEDO. Del latín, peditum, esa palabra hace referencia a " toda ventosidad que se expele del vientre por el ano".

Nebrija, en "Dictionarum latinum hispanum" (1492) da esta definición : "Pedo, is, pepedicreptum edo" , lo que justifica que los antiguos lo denominaran "crepitus ventris" ; com tal hizo en el siglo XVII, don Manuel Martí, deán de la Iglesia de Alicante, en su jocoso opúsculo "Pro crepitu ventris " u "Oración en defensa del pedo" .

Fue el francés Saint Evremond (siglo XVIII) el personaje irónico que comparó "un SUSPIRO DE DESO" con un "pedo de suave, dulce y musical ventosidad".

Vayamos ahora a lo "de monja". Fue un confitero-repostero italiano, establecido en la Barcelona del siglo XIX, quien inventó una dulcería, a modo de almendrados o amarguillos de tamaño pequeño, con forma de tetillas, a las que denominó "petto di monaca" (teta de monja o teta de novicia) y que la clientela , con sentido del humor, dio en llamar "pets de monja" (pedos de monja). 

En la foto se muestran  los buñuelos, pequeños y suaves, con forma de tetilla , a los que Muro denominó "pedos de monja" y "tetas de novicia".

Pues nada; ahí les dejo con una curiosidad más de las " muchas que nos regala la "historia de los fogones". Ríanse un poco.