El estado de alarma que se decretó el pasado 14 de marzo mantiene a las corporaciones de los distintos ayuntamientos cumpliendo unas medidas excepcionales que posibilitan su funcionamiento y que en cada concejo se han concretado de forma muy diferente.
En Parres, explica la portavoz de Ciudadanos, Mili de la Maza, “la oposición ha quedado apartada de todo, nos sorprendió desde el principio que no se encontrara útil nuestra colaboración. No solo, no se nos consulta nada, es que ni siquiera se nosinforma de qué actuaciones se acometen. En un mes he recibido tres emails en mi correo personal, porque tampoco tenemos en Parres los concejales de la oposición correo institucional.” Según la edil en esos tres correos “se le trasladaba algo que ya era de público conocimiento por la prensa y las redes”.
Para De la Maza, “el hecho de que pasen las semanas y no se vislumbre el fin de la excepcionalidad decretada está empezando a pesar y aunque las buenas intenciones de su partido están de sobra contrastadas no tiene sentido esperar más tiempo por un gesto de transparencia y participación de este gobierno”.
La concejal liberal asegura que “cuesta creer que en la era de la tecnología, las corporaciones pequeñas encuentren tantos impedimentos para mantener una comunicación fluida”. Y explica que eso es exactamente lo que se ha producido en Parres desde que se decretó el estado de alarma: “El gobierno municipal nos ha dejado al margen, ni nos ha informado, ni nos ha requerido en ningún momento. Lo que han hecho es imponernos un confinamiento informativo en toda regla”. Dice también que “hace más de 10 días registramos una solicitud formal para que al menos tuviéramos Junta de Portavoces, órgano que no se ha convocado en todo lo que llevamos de legislatura, hablamos de tan solo cinco personas a emplazar y no ha habido ninguna respuesta”.
La edil de Ciudadanos en Parres recrimina al gobierno su oscurantismo “no es momento de actitudes prepotentes, no prestarse a informar y escuchar a la oposición es un claro síntoma de despotismo que provoca fricciones innecesarias en un momento en el que todos los brazos deberían remar en la misma dirección, y en el que todos son por desgracia, pocos”, concluye.
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