Durante siglos, el puerto de Ribadesella fue considerado uno de los mejor resguardados del norte de España. Su salida al mar por un angosto canal protegido por el monte Corberu nunca facilitó la tarea de entrar a puerto pero, a cambio, protegía a la flota de las peligrosas galernas del Cantábrico y de los piratas que de vez en cuando asolaban nuestras costas.

Desde el puerto de Ribadesella los marineros salieron a cazar ballenas, desde su muelle se cargaba sal en enormes barcos camino de Inglaterra y acogió con orgullo al bergantín Habana que transportaba a esperanzados emigrantes a América y los traía de vuelta convertidos en indianos.

Con el paso del tiempo y de las costumbres, la actividad económica del puerto prácticamente quedó reducida a la pesca. Actividad que hoy en día unos pocos pescadores siguen desarrollando con enormes dificultades debido al calado del puerto, dependiendo incluso de que la marea sea propicia para poder entrar en él. Hoy en día sería impensable que un bergantín o un vapor atracara en el puerto de Ribadesella, sencillamente porque no hay calado suficiente.

En la actualidad, en el puerto de Ribadesella solamente queda un canal navegable paralelo al muelle pesquero y otro en la zona del puerto deportivo para facilitar su acceso al mismo y, aun así, los varamientos de embarcaciones deportivas son casi continuos. El resto de la amplia bahía de Ribadesella es un cúmulo de los sedimentos que arrastra el río Sella.

Los pescadores de Ribadesella llevan años reclamando al Principado de Asturias que se drague a fondo toda la zona portuaria. En ocasiones, se acomete un dragado más a fondo en la zona central de la bahía mediante medios mecánicos. Palas y camiones se encargan de retirar parte de los sedimentos, pero los trabajos nunca son lo suficientemente regulares para que el puerto vuelva a ser un refugio seguro.

Este año, el presupuesto del Principado contemplaba una partida para volver a dragar después del verano. Cual no sería la sorpresa de los marineros riosellanos cuando se enteraron de que, en vez del dragado prometido, de momento se tendrían que conformar con una mera actuación de retirada de lodos, algo que de antemano se sabe que no va a servir de nada. Y todo esto ante la pasividad del equipo de gobierno de Ribadesella, que una vez más es incapaz de exigir al ejecutivo del Principado que cumpla con la palabra que dio a los marineros riosellanos.

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