Noticia publicada en La Nueva España: El sacerdote don Fermín Cristóbal fue párroco de Noreña durante algo más de quince años y bastaron para que se hiciese inolvidable en esta villa condal. Llegó en silencio, casi de puntillas para no hacer ruido y trabajar calladamente, pensando siempre en sus feligreses; fue el primer día de octubre del año 1970 y aquí estuvo hasta que un infarto traidor y fulminante acabó con su vida en la mañana del 29 de enero de 1986. Había muerto un sacerdote santo. Este era el titular que aparecía en un periódico al día siguiente...

Don Fermín El Cura de Noreña