Estudio Histórico-Artístico de la Casa de Los Victorero en Lastres

Colaboración de MARIA PILAR GARCIA CUETOS. Historiadora del Arte.

ESTUDIO HISTORICO.

I. Secuencia histórica de la familia Victorero.
II. La casa solar de los Victorero en Lastres.
II. 1. S.XVII: la primera casa.
II, 2. S.XVIII: la familia en su apogeo, una casa digna.
II. 3. S.XIX: los Victorero pierden su casa solar.
II 4. S.XX: historia reciente del edificio.

B. MONOGRAFIA HISTORICO-ARTISTICA.

I. Situación del edificio. Características generales.
Il. Descripción formal.
III. Contexto estilístico e ideológico del edificio.

I. Secuencia histórica de la familia Victorero.

En este trabajo de investigación veremos las diversas generaciones y observaremos sucederse gran mayoría de matrimonios consanguíneos, como era habitual en un linaje noble, de aquellos tiempos. En el esquema que desarrolaremos observaremos que acabarán por acarrear matrimonios, de cuyos vástagos transmitirán esa herencia familiar.

Es común, como veremos, que muchos de los miembros de la familia permanezcan solteros. El Siglo XVII será el del inicio del apogeo familiar, y a lo largo del XVIII alcanzarán el grupo su máximo poder social y económico. El XIX es el siglo en el que los Victorero ven como se une su linaje con el de los Diaz Ordoñez y le ceden su tronco que pasará a ser segunda residencia. La casa solar pasará de la nueva familia de los Díaz Ordoñez y Victorero y, finalmente, de los Vallado, con quienes habrá nuevo emparentamiento.

También en los modos de vida de la familia sus hábitos cambiarán, y ello repercutirá en su vivienda, que es el objeto de nuestro estudio no tanto como ella misma. Mientras en el XVII vemos que los Victorero se dedican activamente al comercio a gran escala, asistimos en el XVIII a su conversión en terratenientes o hacendados, viviendo ya como auténticos nobles y creando una residencia a tono con su nueva situación. Además, sus hombres irán dedicándose al estudio de las leyes y a la carrera militar.

Entre el siglo XVIII y el XIX podemos colocar al más destacado miembro del clan: DON JUAN ANTONIO SUAREZ VICTORERO, a quien se dedicará un apartado más amplio y que contará con fondo documental.

Será también D. Juan Antonio el último heredero específico del vínculo de mayorazgo de los Victorero.

En la organización de los matrimonios en el grupo priman, evidentemente, intereses económicos. Para seguir la evolución del clan haremos una pasada por varias generaciones

1. ANTONIO VICTORERO PEON.

No sabemos cuando nace, pero sí que en 1696 ya estaba muerto. Se casará con Angela de Colunga.

Pertenece al estado noble, y que en el Padrón de Hidalguía de 1696 aparecen sus hijos como hidalgos notorios, herederos de su linaje. Su esposa aparece en el mismo documento como Hidalga.

Tendrán dos hijos de los que tengamos noticias, Alonso, el heredero del vínculo de mayorazgo y Magdalena. Ambas hermanos se casarán con miembros de la familia González Tovar.

MAGDALENA VICTORERO COLUNGA.- Se casa con Cosme González Tovar, con quien tendrá dos hijos: Gregorio Ganzález Gregoria González- Victorero.
Muere el 3 de febrero de 1724 a los 75 años, por ello debemos suponer que nace en 1649.

ALONSO VICTORERO COLUNGA.- Se casará con Juliana González Tovar y tendrán 5 hijos: Juan Francisca, Alonso Gregorio, María Manuela, María Francisca y María Luisa. Muere el 20 de agosto de 1730.
Es uno de los personajes más importantes de la familia.

De los hijos de Alonso Victoreroo Colunga tenemos noticias de Juan Francisca, heredero del mayorazgo y sus hermanas Manuela, Francisca y Luisa.

JUAN FRANCISCO VICTORERO GONZALEZ.- Tendrá un hijo bastardo en Galicia, con una mujer llamada Polonia de S. Martín al que reconocerá y que se llamará Francisco Gregorio.

Su esposa será Rosa de Toro, natural de Oviedo, descendiente de los Escasadillo con quien se casa en los 35 años. Tendrán tres hijos: Alonso José, el heredero de vínculo de mayorazgo, Agustín y Gertrudis.

MARIA MANUELA VICTORERO.- Se casará con Alejandro del Cantillo Tovar. Tenemos noticia que su hijo Gaspar del Cantillo Victorero, será juez de Colunga en 1730. Tenemos noticias también de la consistencia de Carlos del Cantillo Victorero. Cuando redacta su testamento menciona Únicamente a su hijo Antonio del Cantillo Victorero.

MARIA FRANCISCA VICTORERO.- Permanecerá soltera. Sabemos que vive en Oviedo y que allí redactará su testamento, ya que en esa ciudad recibía "cura" para una enfermedad que padecía. Será sepultada en el convento de San Francisco en Oviedo, ya que esa había sido su voluntad. Será ésta la generación más prolífica de la que tenemos noticia.

ALONSO JOSE VICTORERO. Sabemos que muere el 23 de Septiembre de 1817 (18). Se casará, en primeras nupcias, con María Josefa Suárez de la Granda Fernández, natural de la ciudad de Méjico, el 24 de Diciembre de 1761, mientras que su hermana Gertrudis se casará con D. Alejandro Suárez de la Granda Robledo. De este matrimonio nacen tres hijos: Félix Victorio, que será benedictino y que muere en el convento Celanova, en Orense, el 19 de Octubre de 1847, Teresa, que ingresará en el convento de Santa Clara de Villaviciosa y María Rosa.
Maria Josefa muere y Alonso se casará entonces con María Josefa Pobladura el 29 de Marzo de 1778. Tendrán siete hijos: Alonso José, María del Rosario, María del Carmen, María Monserrat, Benita de la Asunción, Alonso Cándido e Ignacia Ramona.

GERTRUDIS VICTORERO nace el I7 de Febrero de 1743 y muere el 13 de Mayo de 18O7. Se casará con Alejandro Suárez del Cantillo Robledo el 29 de Enero de 1767. Del mismo matrimonio nacen 8 hijos: Lorenzo Zacarías, Melchora Rosa, Josefa Ramona, Juan Antonio, Ramón Vicente, María del Portal, Gregoria Vicenta y Dionisia Vicenta.

FRANCISCO GREGORIO VICTORERO DE SAN MARTIN, el hijo natural de Juan Francisco Victorero y Polonia de San Martín, nace en Galicia, es reconocido por su padre y se instalará en Lastres. Sabemos que muere allí el 24 de Enero de 1764. Se casa con Gregoria. Este matrimonio tendrá 9 hijos: María Francisca, nacida en 1768 y que se casará con Rafael de la Miyar el 6 de Octubre de 1796. Francisco (no confundirlo con Francisco, que nace en 1770 y morirá el 9 de Noviembre de 1624). Emigrará a Lima. Maria Rosario nace en 1772, Agustín Alonso en 1773 y en 1775 los mellizos Margarita Bernarda y José Antonio, entre los que el Parróco afirma que existe una diferencia de 24 horas. En 1776 nace María del Carmen, en 1778 Juan de la Cruz y en 1781 Alonso José.

Esta generación entre siglos es la que, como dijimos, representa el momento en que los Victorero cuentan con su personaje mas destacado, Juan Antonio Suárez Victorero. Es la generación en la que los vemos convertidos en hacendados y la última en que ocupan como tales Victorero, y en secuencia de mayorazgo, la casa solar del apellido.

Los hijos de Alonso José Victorero de Toro debían de heredar el vínculo de mayorazgo y transmitir el apellido. Veíamos que había tenido dos varones: Alonso José y Alonso Cándido, pero explicaremos como se frustra esta secuencia.

De su primer matrimonio, con María Josefa Suárez de la Granda, Alonso José había tenido a Felix y Teresa, que toman los hábitos y Paula Rosa Victorero Suárez.

PAULA ROSA VICTORERO SUAREZ se casará el 28 de noviembre de 1781 con Alejandro del Cantilla Valdés Colunga. Tendrán varios hijos, alguno de los cuales no hemos podido documentar en el libro de bautizados, dada la libertad con que los múltiples nombres que recibían los niños era manejada cuando se hace referencia a ellos como adultos.

En 1792 nace Teresa Ramona, en 1793 Leonarda Victoria, en 1794 Patricia Antonia Joaquina, en 1796 Cesárea y en 1798 Florencia. Ya en el siglo XIX el matrimonio tendrá a Juan Dionisio en 1800, Ana Jesusa Aniceta, en 180l, María Rosa de Victorero en 1802, Angelin Antonio, en 1804, Ramona y Antonia.. en 1806 y Amaro Rudesindo, en 1808. también será hijo suyo Alejandro María del Cantillo

De los hijos de Gertrudis Victorero, hermana de Alonso José, también tenemos noticias: el primogénito, Lorenzo Zacarías, nacido en 1767, el 7 de Noviembre. A él le sigue Melchora Rosa, que nace en 1760 y Josefa Ramona, que nace en 1772 . En 1774 nace Juan Antonio, que se casará con su prima María Rosario Victorero

Victorero, que el 6 de Diciembre de 1816 fallece. Había casado con Juana García Jovellanos, natural de Gijón, como veremos.

Del segundo matrimonio de Alonso José, con Josefa Pobladura, nace en 1778 Alonso José Victorero Pobladura, destinado, dado que su hermano Felix era monje, a suceder a su padre en el mayorazgo, pero no tenemos ninguna noticia suya y pensamos que debió morir siendo niño.

En 1780, nace MARIA ROSARIO VLCTORERO POBLADURA que se casará con su primo carnal, Juan Antonio Suárez Victorero. De ellos sabemos que en 1801 nace un niño, Teodoro Ángel del Carmen, que morirá poco después. Carmen, nacida en 1781 y Maria Monserrat, en 1784 quedarán solteras, así como Ignacia Ramona que nace en 1791.

ALONSO CANDIDO VICTORERO POBLADURA, nacido en 1788 y muerto el 15 de Octubre de 1851 debía suceder a su padre en el vínculo de mayorazgo y pensamos que fue así hasta su muerte.
Se casa el 16 de Septiembre de 1818 con Juana García
Jovellanos, viuda de su sobrino Alejandro María del Cantillo Victorero, hijo de su hermana paterna Paula Rosa Victorero Suárez.

Su primogénito será Antonio Marcelino Victorero Jovellanos, que muere soltero, en 1852, figurando en la partida de defunción, como hacendado, legista y capellán.

En 1820 nace Carmen Josefa Alfonsa, en 1821, Alonso José, que al morir su madre, en 1852, había muerto.

En 1827 nace Agustín Antonio, en 1824 María Concepción y en 1825 Lorenza Elisa. En 1776 nace Ramón Vicente, en 1779 María del Portal, en 1780 Gregoria Vicenta y en 1782, Dionisia Vicenta, que se casa con Juan Antonio Albuerne Omala.


JUAN ANTONIO SUAREZ VICTORERO Y ROBLEDO DE TORO. que morirá sin descendencia de su matrimonio con María Rosario Victorero, será el sucesor en el vínculo de mayorazgo. Aunque esta pueda parecer rara, aparece claro en su testamento.

En vida de Juan Antonio, la Ley de Exvinculación pone fin a la costumbre del mayorazgo, pero Juan Antonio afirma como sucesor en los vínculos y mayorazgos de la casa de los Victorero a su sobrino JUAN ANTONIO VAZQUEZ PRADA. Parece que éste muere en 1754 y entonces la casa familiar debe ser cedida a JUAN FRANCISCO DIAZ-ORDOÑEZ, casado con María Concepción Victorero Jovellanos, su sobrina.

Por qué los hijos de Alonso José, concretamente, Alonso Cándido, no son los depositarios del mayorazgo, no lo sabemos; puede que se hiciera una renuncia en beneficio de su tío, hombre de gran prestigio y, desde 1798 caballero de la Orden de San Juan del Templo de Jerusalén.

En esta generación los Victorero pierden su casa solar, en beneficio de los Diaz Ordoñez. De los hijos de Alonso Cándido Victorero Pobladura tenemos noticia de los enlaces de Agustín y María Concepción.

AGUSTIN ANTONIO VICTORERO JOVELLANOS es el último de los Victorero que hemos estudiado en la línea directa del apellido, que aparece en el esquema genealógico (ver apéndice documental). Se casará con Encarnación Vazquez Faes, el 11 de Diciembre de 1860(47), figura como propietario. Tendrá cinco hijos, Alfonso. Rosario, Juan, María Concepción y José Maria.
Parece que éste muere en 1754 y entonces la casa familiar debe ser cedida a JUAN FRANCISCO DIAZ ORDOÑEZ, casado con María Concepción Victorero Jovellanos, su sobrina.

MARIA CONCEPCIÓN VICTORERC JOVELLANOS contrae matrimonio el 1 de Julio de 1850 con FRANCISCO DIAZ ORDOÑEZ, natural de Oviedo. Es hijo de Francisco Díaz Ordóñez de María Antonia Suárez Miranda, de Santianes, Pravia. Vive en Oviedo con sus padres y en Sagrados Cánones.

El matrimonio acabará trasladándose. También lo hacen alguno de los hijos concretamente Alfonso y Rosario.

Las hombres de la familia se dedican progresivamente a la actividad profesional, relacionada con los estudios de derecho y carrera militar por lo que se hace necesario el "salto" a la capital.

Aquí finalizamos la sucesión familiar. En este momento es cuando se produce la fusión definitiva entre los descendientes Díaz-Ordoñez y los Victorero.

María Concepción Victorero y Francisco deben tener varios hijos, pero como se trasladan tenemos noticias de 7.. El primerao será FRACISCO que nace en 1852, pero muere a los cincuenta años enterrándose en Lastres, pero no ocurre así con que no se inscriben ya en el libro de bautizados. En sus protocolos matrimoniales se los encuentra pertenecientes a la Parroquia de San Isidoro y la de San Tirso, en Oviedo. Se trata de Ramón 1853, y Agustín, en 1862. Ambos hermanos se casarán con sendas hijas de Agustí Victoero Jovellanos, María y Rosario.

RAMON DIAZ-ORDOMEZ VICTORERO se casa con Rosario Victorero Vázquez, teniendo un hijo, Francisco Isaac, que morirá y será enterrado en Lastres.

AGUSTIN DIAZ ORDOÑEZ VICTORERO y María Victorero Vazquez. Evidentemente, un edificio concreto. como un individuo determinado, tienen una historia propia. Esta historia resulta en cada caso de factores diversos de tipo tanto individual como colectivo y finalmente del contenido histórico y social en que se desenvuelven y originan esos determinantes.

Nuestra estudio se centra en un edificio civil, residencia privada de una familia concreta, como venimos repitiendo. Y la evolución de la construcción resulta de la del clan al que sirve de asiento. Obviamente, las personas que lo componen no pueden escapar al momento histórico y cultural que viven, y ello, como su clase social, situación económica y circunstancias y acontecimientos particulares, determinará su modo de vida. De las diferentes necesidades de la familia en cada momento resultará el aspecto de su solar.
Aparte de la secuencia familiar que acompañamos y que sirve de marco a lo que sigue habrá que analizar qué circunstancias vivieron esos hombres y mujeres que irán sucediéndose.

Hay que señalar, en principio, que la familia Vitorero, o Victorero como ellos mismos prefieren llamarse en algún momento, no tiene sus orígenes en Lastres, dado que parece que es mucho anterior al nacimiento del puerto en que se asentarán definitivamente.

Uno de los miembros destacados de la familia, Juan Antonio Suárez Victorero, escribió, dentro de su obra más amplia: "Descripción histórico geográfica del concejo de Colunga" un apéndice haciendo referencia al origen de su apellido. Parece ser que la familia tiene una primera casa en las cercanías de la Playa de la Griega en Colunga.

También sabemos que posteriormente tendrán casa solar en Luces. No tiene esto nada de extraño, puesto que se supone que el origen de los primeros habitantes de Lastres se encuentra en ese pequeña aldea. Desde “LLuces” o Luces se trasladaron a Lastres los primeros pescadores, cuya creciente prosperidad atrajo a los siguientes. Durante el siglo XVI debió ser el l origen del la intensa actividad comercial de los habitantes de Lastres, que alcanza su apogeo en el siglo XVII.

Aunque parece que la tónica general de la población asturiana en el XVII es el descenso demográfico, la especial situación de Lastres propició en este siglo una prosperidad sin precedentes. El aumento del número de vecinos y la cantidad de embarcaciones que pertenecían a sus habitantes así parece indicarlo.

También se piensa que es en este momento cuando se construyen la mayor parte de las casas del lugar.

La familia Victorero, originaria, como vimos, de las cercanías de la Playa de la Griega, debía tener una importante casa solar en Luces, a la que hace referencia Sarandeses. Ello también parece indicarlo el hecho de que la familia, como consta en partidas defunción, testamentos, etc, se enterraba en la antigua Iglesia parroquial de Santa María de Sádaba, situada entre Lastres y Luces. Otras familias ilustres de Lastres, llegadas de otros lugares más alejados tendrán su enterramiento en las capillas que existían en el puerto, como la capilla de la Concepción en el caso de los Vasco o la de San Antonio en el caso de los Robledo.

Otro dato interesante en este sentido es que hemos comprobado cómo los Victorero de Lastres compraron abundante terreno en este lugar.

Podemos suponer que la familia, o algún miembro de la familia, se establece en Lastres atraído por la privilegiada situación económica del puerto en ese momento. Los Victorero son de familia hidalga notoria ya en el S.XVII, como pudimos comprobar por el extracto de los padrones de hidalguía que se sepa en el proceso realizado para el ingreso de D. Juan Antonio Suárez Victorero en la Orden de S. Juan de Jerusalén. Desgraciadamente, esta valiosa documentación, que presentaba para Asturias el Archivo de Nobleza que se custodiaba en la Audiencia de Oviedo parece que se perdió en un incendio. Así que las referencias que hemos conservado son indirectas, dado que el Archivo Municipal de Colunga se encuentra en un estado deplorable, y que esta documentación debía encontrarse depositada, como dijimos en la Audiencia.

Pero, avanzando el siglo XVII, el muelle de Lastres sufre diversos destrozos. Lo que hace imposible que las grandes embarcaciones de comercio recalaran en el puerto de Lastres.

Entonces, los barcos de gran cabotaje, que mantenían comercio con otras regiones y Europa pertenecían a los lastrinos más acaudalados. Con la dificultad que suponía la situación del Puerto de Lastres, estos hombres se irán estableciendo temporalmente en otras regiones, donde forman Compañías comerciales y donde atienden personalmente sus negocios, Pilotando incluso sus propias embarcaciones.

Galicia es una de las regiones en las que se establecen principalmente estos habitantes de Lastres, y uno de estos comerciantes enriquecidos que tiene compañía comercial en Galicia será el primero de los Victorero de Lastres de quien tenemos noticias, Alonso Victorero Peón.

Alonso debía haber iniciado negocios desviando, quizá, rentas provenientes de la tierra. Suponemos esto por tratarse de un hidalgo notorio, con tratamiento de Don, en el rango de nobleza, que ya citamos. Esta supone que se trata algo más que un simple hidalgo. Es posible que, dado que la rama de la familia permanece en Luces, existiera un mayorazgo ligado a aquella casa y D. Alonso sea el iniciador del establecimiento de una nueva casa solar y un vínculo de mayorazgo en Lastres.

Sea como fuere, sabemos que reside en Lastres, pero que tiene negocios en Galicia y que en esa región se instala oralmente para atender sus negocios mercantiles. Su hermano Isidro será el encargado de ocuparse de sus bienes en su ausencia .

En 1.683 ya había muerto y le sucede al frente de su hacienda y negocios su hijo Alonso Victorero Colunga. Si él había iniciado actividades comerciales, Alonso cambiará el rumbo tomado por la familia.

Sabemos que tiene una compañía comercial, posiblemente con sede en Redondela, Vigo y Santiago.

En 1.718 su esposa realiza una compra por la que sabemos ya está en Galicia y en 1.719 tenemos noticias de su compañía comercial con Cosme González .

Los negocios realizados deben de ser una buena fuente de ingresos, y de ello es prueba la continua compra de tierras. Esto nos habla de la voluntad de continua ampliación de los bienes patrimoniales de la familia. Don Alonso pretende acumular posesiones que darán origen a la conversión de sus sucesores en hacendados, abandonando la actividad mercantil. Todas estas posesiones que se adquieren se vinculan, ya que la familia se rige por el régimen de mayorazgo. No parece, por otro lado, que se tenga interés en instalar a la familia en otro lugar, los terrenos y casas adquiridas se sitúan en el concejo de Colunga y los limítrofes, como Villaviciosa, en su mayoría, aumentando considerablemente los bienes de la familia.

Todo esto originaría la reforma de la casa familiar.

Siglo XVIII. LOS VITORERO EN SU APOGEO. UNA CASADIGNA.

En el Siglo XVII los Vitorero tenían su morada en Lastres, posiblemente en eel mismo solar que hoy ocupa el palacio
objeto de nuestro estudio. Sería, quizá, una casona de familia acomodada, similar a otras que se han conservado en el puerto.

Pero en el XVIII la familia, muy enriquecida, aspirará a mayor preeminencia social y política.

Hemos avanzado que Alonso Victorero Colunga se dedica, como su padre, al comercio en Galicia, pero también vimos que no olvidaba engrosar su hacienda en Lastres. Nos ha llegado, a través de los protocolos notariales del concejo de Colunga, pertenecientes al partido judicial de Villaviciosa, bastante información al respecto. D. Alonsco será el más activo comprador de tierras de la familia. De su padre apenas tenemos noticias, y su sucesor, Juan Francisco, parece más dedicado a administrar las rentas de sus posesiones que a ampliarlas.

La primera compra data de 1.709, siguiéndola otras en 1.710, ocho en total, en 1.711 en Luces, y tambien compra en 1.717. En ellas se incluye la compra, que se repetirá en otras ocasiones, de algún carro de hierba, suponiendo que D. Alonso poseía también ganado.

En ocasiones, y por encontrarse en Galicia, delega en su esposa, que realiza nuevas compras, como en 1.718; en 1.720 hay otra importante decisión de compras.

También hay adquisiciones de tierras en 1.720, y especialmente en 1.724, año este de gran interés para el personaje que nos ocupa. Tiene especial importancia el número de terrenos adquirido en Luces, incluída una casa en ese lugar.

Aunque de nuevo se ausenta del concejo, continúa ampliando su hacienda en 1.776 y 1782 año en que hace testamento, junto con su esposa.
A partir de este momento las compras se reducen. Es posible que D. Alonso considere ya bastante crecida su hacienda. Coincidirá esto con la redacción de su testamento.

Hay que recordar que en esta época se produce un importante éxodo de habitantes de Lastres que, perdida su fuente de ingresos al arruinarse el muelle del puerto, abandona el lugar. Es muy posible que ello favorezca a quienes, al tener abundantes caudales en ese momento, están en disposición de adquirir sus posesiones. como en el caso de los Victorero.

Dueño D. Alonso de importantes posesiones, perteneciente a la nobleza y con dinero suficiente, resultado de su actividad comercial, debía aspirar a asentar su poder personal y familiar.

Sabemos que, en 1.717, era mayordomo de la fábrica de la iglesia de Sta. María de Sadaba y en 1.720 da, en nombre de los vecinos de Lastres, un poder a Baltasar Estébanez, procurador en Oviedo, para que resuelva un pleito acerca de los predicadores en la Cuaresma de ese año. Se trata de actividades de importancia muy relativa. Sin embargo, las familias nobles y adineradas tenderán, ya en el S.XVIII, a hacerse con los cargos de la administración local, regidores, jueces, etc.

Hasta el S.XVIII los Victorero parece que no habían podido acceder a estos cargos, pero ahora ya es posible.

La nobleza asturiana de segundo orden, como los Victorero, vinculada a sus tierras por el régimen de mayorazgo, tenía o podía tener acceso a los cargos oficiales y a la administración local, e incluso, como veremos, a la política y la administración provinciales.

D.Alonsa Victorero Colunga adquiere, en 1.724, el cargo de regidor perpetuo y depositario general del Concejo de Colunga. En un documento de 17 de febrero de ese año se hacen las gestiones pertinentes. D. Alonso estaba en Galicia, y será su apoderado Alejandro del Cantillo Tovar, casado con su hija Manuela quien haga las gestiones. En el documento se da cuenta de que para acceder al cargo el aspirante ha abonado más de mil ducados, una cifra importante para la época. Varios testigos deben avalar al futuro regidor.

Ya tenemos, pues, a Alonso Victorero Colunga como regidor del concejo, un puesta que herederá su hijo.

Además, otro cargo importe en la administración local era el de juez. Lastres era uno de los concejos en los que existían dos jueces, uno para el estado noble y otro para el estado llano. No sabemos cuando accede Alonso Victorero al cargo, pero lo cierto es que en Abril de 1724 aparece en un contrato con el maestro de cantería, Toribio de Margolles, del que luego hablaremos, como juez del estado noble de Lastres. También aparece como juez de nobleza en otros documentos de ese año.Así pues, Alonso Victorero Colunga adquiere una relevancia y autoridad local muy señaladas. Tiene, además de nobleza y riquezas, poder.

Es éste un momento importante para la familia, y es también cuando tiene sentido la exhibición pública de su rango, poderío y riqueza.
Una familia, de mayor peso que la que nos ocupa, la del Marqués de Camposagrado, está en esta primera mitad de siglo haciendo también gala de su importancia. El profesor Germán Ramallo ha hecho un estudio de cómo ello fue el origen de la importante actividad constructiva de la familia entre fines del XVII y la primera mitad del XVIII.

Creemos que estamos ante el mismo caso, aunque los resultados irán en proporción al prestigio y riqueza de los Victorero.

Recordamos que los Victorero debían de tener una vivienda en Lastres acorde con su situación social de familia de abolengo. Pero las cosas han cambiado mucho en este primer cuarto de siglo. Ha sido, quizá, la ruina de muchos convecinos la que ha favorecido que su patrimonio se halla ampliado no poco. Sus actividades comerciales les han enriquecido y, por ello, han podido adquirir puestos administrativos y judiciales, que aumentan el poder del clan. Las leyes restrictivas para acceder al estado noble que habían impuesto los Borbones en España determinan que quienes gozan de tal estado hagan ostentación de ello.

Los nobles medievales se aíslan en sus residencias-fortalezas y en sus casas acomodadas del pueblo llano, pero, paulatinamente y de modo especial en los siglos del barroco, las familias sienten necesidad de mostrar su preeminencia y abrir sus residencias al exterior.

Esta búsqueda del prestigio social, de la manifestación orgullosa del linaje, de la riqueza familiar y de una cultura superior, de un modo de vida diferente, se plasma en la construcción en toda Asturias de un gran número de residencias señoriales de características especiales. Creemos que es en este momento cuando los Victorero, y mas concretamente, Alonso, construirán su nueva residencia a tono con el nuevo estado obtenido.

1724 es un año crucial, D. Alonso regresa de Galicia y permanecerá en Lastres hasta 1726, consolidando a la familia en la localidad. La situación lamentable en que se encontraba la iglesia parroquias de Sta. María de Sádaba, de Lastres, va a permitir a D. Alonso aparecer como benefactor de la localidad.

Ya explicamos que el templo primitivo se encontraba situado entre Luces y Lastres, ya que en principio debía servir a ambas localidades.
El lugar no debía de ser muy adecuado, principalmente por la humedad que afectaba especialmente a la cabecera del templo .

En la visita girada por el responsable diocesano en 1723 se describe el lamentable estado de la capilla mayor del templo:

“Hay unas grandes grietas, la bóveda de la capilla mayor amenaza
ruina, hay gran humedad y se pide que los vecinos del pueblo
tomen medidas para las necesarias reparaciones”. Sabemos que
los habitantes de Lastres tenían preocupación prioritaria en su
puerto, que había sufrido un importante desastre a principios de
siglo, así que la situación de su iglesia aumentaba los gastos
comunes.

Por otra parte, los vecinos no querían que el templo se viniera abajo. Parece que la autoridad eclesiástica, y más concretamente el párroco, eran más partidarios del traslado del templo, de la construcción de una nueva iglesia en Lastres.

La descripción de la visita de 1725 pone las cosas bastante peor y hace hincapié en el motivo principal, cuestiones religiosas aparte, por el que los vecinos de Lastres protestaban ante el posible traslado del templo: la realización del mercado local en la explanada del mismo.

En 1724 los vecinos del puerto protestan ante la autoridad eclesiástica por el hecho de que el párroco había trasladado la imagen de Nuestra Señora y la pila bautismal de la parroquia a la capilla de San Blas, en Lastres, que había actuado siempre de auxiliar de la primera. Entre otras cosas los vecinos alegan que en Lastres no hay sitio para la construcción de un nuevo templo y la ventaja de la situación del anterior para la realización del mercado. Alegan que el párroco se mueve por intereses propios en todo ello y “quiere obligarles a su abandono y estinguirla por particulares fines”.

Respecto de la Capìlla de San Blas se dice que es poco capaz para oficios, enterramientos y lo más importante: “Gente que concurre de afuera no puede alojar sin grande yncomodidad tanto los vezinos de la Parrochia desta como de los circunvecinos, como son el de Carabia, Riva de Sella, Villa Viciosa y parte del de Parres que se juntan todos los días festivos o mercado junto a la dicha yglesia matriz que por en este dicho Puerto no hazer cosecha de ningunos frutos i resurtirse de todo lo que se nezesita para en sus casas del referido mercado se les haze notable perjuicio".

No es este problema el objeto de nuestro estudio, pero se hace necesario comprender cuán polémica se hacía la iglesia para los lastrinos. Visto esto podemos entender la importancia, la popularidad que acarrearía a D. Alonso Victorero el que se ofrezca a reparar el templo parroquial.

Efectivamente, en el mismo documento podemos leer que los vecinos afirman que: "Ha llegado la noticia de los otorgantes por uno de los dias del mes de abril proximo pasado de este año por testimonio del susodicho D. Alonso Victorero Colunga juez en el Noble Estado de los hijosdalgo que de su debozion otorgó escritura con Torivío Margolles, Maestro de Cantería y Arquitectura vezino del puerto de Rivadesella de que se compondrá dicha yglesia sin que ponga rotulo, armas, titulo, timbre ni otra memoria q particulariza el reparo del presbiterio de la dicha yglesia".

Así pues, sin pretender hacer propia la Capilla Mayor, Don Alonso se ofrecía a repararla y devolverla a los parroquianos. Hemos podido localizar también el contrato que D. Alonso hizo con Toribio de Margolles el 19 de Abril de 1.724 en Lastres.

En el citado documento. D. Alonso manifiesta que en todo ello le mueve la devoción que tiene al Santísimo Sacramento y a la imagen de Nuestra Señora de Sádaba: “Falta de la capilla de los palacios, una hornacina-oratorio, para la devoción privada, en la que se coloca una imagen de vestir. Encima de la puerta principal se coloca el escudo, muestra de que la familia es noble, de solar conocido y de armas pintar". Así queda claro el rango, la riqueza y el diferente modo de vida de los Victorero.

Pensamos que Alonso Victorero, que está en Galicia, como ya dijimos, es el responsable directo de esta nueva situación familiar. Detrás de sus compras de terreno, de cargos, de la reforma de la casa, en nuestra opinión, está la voluntad de hacer de los Victorero una familia de prestigio indiscutible.

En 1.725 D. Alonso hará cesión del oficio de regidor perpetuo y depositario del concejo en su hijo Juan Francisco Victorero González. Este cargo será heredado por el primogénito de Juan Francisco, y así sucesivamente.

En 1.726, D. Alonso está de nuevo en Galicia, Como demuestra un pleito que establece que debe pagar la gabela de mareante. Por supuesto se afirma que ni él ni sus ascendientes han pagado jamás impuesta alguno (como correspondía al estado noble). Por otro hecho, la licencia de mareante incluía la dedicación al oficio de marinero y el servicio en la armada real. D. Alonso niega que en su familia se ejerciera un oficio de acuerdo con su rango, y hace ostentación de los servicios prestados al reino en los cargos públicos desempeñados. Ve en todo ello una animadversión personal por parte de los responsables.

De esto deducimos que D. Alonso se instala en esos dos años, dejando cuando regresa a atender sus negocios, sentadas las bases del futuro familiar.

En 1.728 está de nuevo en Lastres y hace testamento junto con su esposa, Juliana González Tovar. Desaparece con él el personaje más destacado de la familia Victorero, y en nuestra opinión el creador de su prestigio. Supo transformar una familia hidalga en un auténtico clan noble.

Su sucesor, Juan Francisco Victorero González, no hará más que continuar su labor. Aunque creemos que Juan Francisco estuvo en Galicia, posiblemente colaborando en los negocios de su padre, se establecerá en Lastres.

En 1.725 es, como dijimos, el sucesor de su padre en el puesto de regidor y depositario del concejo. Además, aunque
no será juez noble, sí será juez subdelegado de marina del puerto de Lastres. No tenemos ningún dato que nos permita afirmar que no terminará sus días en Lastres. A partir de ahora los Victorero serán hacendados, Y Como tales aparecen en partidas de matrimonio, defunción, bautismos, etc.

Lo único que rompe la línea establecida por D. Alonso es que Juan Francisco será patrono de la capilla de Luces. Posiblemente esa capilla perteneciese a los Victorero de Luces.

Debió regresar con su padre en 1.724, al menos sabemos que en esa fecha está en Asturias. Aparece como testigo en un pleito de los vecinos de Luces.

La compañía comercial que su padre estableció en Galicia continuó vigente, al menos hasta 1.741 (49), pero Juan Francisco no se desplaza para atenderla. Posiblemente se encargue de ella su primo Gregorio González Victorero, hijo de Magdalena, hermana de D. Alonso.

Juan Francisco se casará con Rosa de Toro, natural de Oviedo y descendiente de la familia de los Escasadillo, a la que pertenecen algunas de los regidores perpetuos de Oviedo. Enlazan los Victorero con una familia destacada de la capital, prueba de su importancia. Dos hermanas de Rosa se instalarán en Lastres; Una de ellas, Josefa Bárbara, tomará los hábitos; Juan Francisco es su curador, su tutor.

A lo largo de la primera mitad de siglo la situación en Lastres había cambiado. El apogeo comercial del XVII deja paso a momentos difíciles. Vimos como la ruina del puerto ocasionó el éxodo de los comerciantes. En Lastres quedan "los marineros, sometidos al régimen de las matrículas de mareantes y al servicio a la Armada, obligatorio”, que ya mencionamos.

La población se reduce al grupo de marineros y a los hacendados, que no tienen que vivir del puerto y la pesca, sino de las rentas de sus posesiones. Juan Antonio Suárez define la situación con cierta nostalgia de aquellos primeros lastrinos de los que fue representante su abuelo D. Alonso Victorero:

"Y siendo este puerto una población marina cuyos recursos eran solamente las producciones del mar, sin mezcla, como otras, de agricultura y artes, se vió circunscrito, con el establecimiento de las matrículas, a sólos los vecinos que existían en aquella razón, a quienes la necesidad obligó a alistarse en ellas; y a varios particulares hacendados que, constituidos en la clase de tales, se sostenían del producto de sus rentas, borrándose en ellos el genio comercial de"'sus mayores.".

En este momento, esas familias acaudaladas hacen una serie de fundaciones de tipo benéfico y religioso. Especialmente importante será el mecenazgo de la familia Robledo, a la que pertenece el padre de Juan Antonio Suárez Victorero. La familia Victorero es responsable del establecimiento de la Iluminaria del Santísimo Sacramento, al que, ya vimos, tenía especial devoción Alonso Victorero.


EL SIGLO XIX. LOS VICTORERO PIERDEN SU CASA SOLAR. D. JUAN ANTONIO SUAREZ VICTORERO, SU ÚLTIMO PROPIETARIO.


Tenemos, Pues, a los Victorero establecidos como hacendados. El heredero de Juan Francisco será Alonso José Victorero. Su hermano mayor, Félix, hijo de la primera esposa de Juan Francisco, María Josefa Suárez, tomará el hábito benedictino, siendo abad de Celanova (54); no sabemos cuando ni la razón de que no recayera en él el vínculo de mayorazgo, así que Alonso José será el siguiente varón que alcanzará la mayoría de edad y sucederá a su padre en la casa solar. También heredará el título de regidor perpetuo del Concejo. En este momento, los varones de la familia, incluídos los primogénitos, tomarán aparte del estado eclesiástico, la opción por los estudios de derecho o la carrera militar.

En principio residirán en Lastres, como Alonso. Pero paulatinamente, primero los que no heredan el vínculo de mayorazgo, y después de la ley de vinculación, la mayoría irá estableciéndose fuera del solar paterno.

En algún caso emigrarán temporal o definitivamente, trabajando en la administración regional, para el aparato judicial o el ejército. Las hijas también se casarán, en algún caso, con personajes que residirán fuera de Lastres.

Paulatinamente se va rompiendo la atadura que supuso para la familia la tierra y la casa solar y, aunque en la documentación se alude a los Victorero como "hacendados", es evidente que ejercerán alguna profesión, principalmente relacionada con la administración del estado o la justicia, como dijimos. No es éste un caso exclusivo de los Victorero, de nuevo Juan Antonio Suárez Victorero alude a esta transformación citando varias familias que se dedican a diferentes profesiones, los Riegas, Foyos, Lué, Pedrayes y Robledo, todas ellas de Lastres.

A este grupo de personajes pertenece el propio Juan Antonio y en la secuencia familiar que adjuntamos podemos ver a qué se fueron dedicando los Victorero a lo largo del siglo.

Especialmente significados fueron el propio Juan Antonio como venimos repitiendo, D. Agustín Antonio Victorero, canónigo, dignidad de Santiago y Obispo de Astorga y Salamanca, aunque renunció a la silla, jurisconsulto y canonista., Fue amigo de Jovellanos.

Muerta Alonso José, debía sucederle su hijo Alonso Victorero Pobladura, pero no es así. En el testamento de D. Juan Antonio, de 1.848, en su primera redacción, sabemos que era él quien había sido depositario del vínculo de mayorazgo. Obviamente, la línea designada, de varón a varón que se había transmitido desde Alonso Victorero Peón se había alterado. Su secuencia lógica hasta el último Victorero es la que figura en el esquema genealógico.

En vida de D. Juan Antonio aparece la Ley de Exvinculación, que supone la liquidación de los mayorazgos.

Ya se dijo que Juan Antonio Suárez Victorero y Rosario Victorero Pobladura mueren sin herederos directos, y en este momento la antigua casa solar de los Victorero debe pasar a manos de Francisco Díaz Ordoñez, esposo de María Concepción Victorero Jovellanos, sobrina de los antiguos habitantes de la casa solar.

Es, en este modo, D. Juan Antonio Suárez Victorero el último Victorero, y no descendiente de la línea directa designada, responsable del vínculo de mayorazgo, de la hacienda y la casa familiar. A partir de aquí, el necesario apellido de la casa, inherente a los linajes nobles, se rompe. La historia familiar ha favorecido su liquidación. De la misma manera que el responsable de la creación de la casa que centra nuestro estudio, Don Alonso Victorero Colunga, era el personaje más destacado de la familia, a caballo entre el Siglo XVII y XVIII, Don Juan Antonio, que cierra la secuencia, es el otro miembro destacado de la familia, Cuya vida transcurre entre los siglos XVIII y XIX.

Si Don Alonso había sentado las bases del poderío económico y social de los Victorero, Don Juan Antonio acometerá empresas cuya repercusión supera lo meramente local.

Una primera biografía de Don Juan Antonio ha sido hecha por José Antonio Fidalgo, como introducción a la publicación de su obra "Descripción geográfico-histórica del Concejo de Colunga". De todas maneras nuestro trabajo nos ha permitido apartar datos que completan la imagen esbozada. Son inéditas Io del matrimonio de Juan Antonio y la copia de su testamento, que incluimos en el apéndice documental. También la existencia de un hijo, que desgraciadamente murió prematuramente.

En otros casos hemos podido completar, con pequeñas aportaciones, lo ya expuesto por José Antonio Fidalgo, caso de los bienes de carácter artístico que el biógrafo apuntaba como una de las aficiones de su biografiado.

Con todo esto podemos tener una visión bastante completa de la figura de Juan Antonio Suárez Victorero.

Nace en Lastres el 1 de Marzo de 1.774. Se supone que seguiria en Lastres sus primeros estudios. Inicia en Oviedo la carrera de derecho. Era habitual en los varones de la familia. Parece que no le satisface la vida universitaria (61), así que, cursada la Filosofía, abandona Oviedo y sabemos que viaja a Lima. Allí se encontraba su tío paterno José Robledo.

Parece que Don José tendrá gran influencia en Juan Antonio. Sabemos que era Coronel del ejército y director del Real Tribunal de la Minería del Perú. Debía, además, ser un hombre culto, o por lo menos cercano a los círculos ilustrados de nuestra región. El propio Jovellanos le escribe para agradecerle en 1.798 un donativo de 1.000 pesos que hace Don José para la creación del Real Instituto Asturiano.

Partidario de la mísera situación de vida de los habitantes de Lastres, como otros miembros de la familia Robledo, Don José será un auténtico benefactor del pueblo. Es responsable, entre otras cosas de la construcción del nuevo templo parroquial.

Quizá sea él quien oriente a Juan Antonio hacia las concepciones liberales y las ideas de renovación y modernización de Asturias y España, que serán fundamentales para comprender sus actividades.

Permanece con su tía hasta finales del XVIII. Regresa a España con un cargamento de oro destinado al Tesoro Nacional, por lo que Carlos IV le distingue con varios honores.

El 8 de julio de 1.897 solicita su ingreso en la Orden de San Juan de Jerusalén. En este momento era ya Capitán de Caballería.

La visita a Lastres de dos comisarios, que deben realizar la certificación de que Juan Antonio era descendiente de nobles de armas por sus cuatro apellidos, es un dato de lo que pretende demostrar para optar a ser miembro de la Orden de San Juan de Jerusalén. En este expediente se incluye una descripción de la casa solar del apellido Victorero, que nos ocupa en este momento. Podemos comprobar que su aspecto exterior no ha variado:

"Reconocimiento de la Casa Solar y escudo de Armas del apellido Victorero. Enseguida pasamos a la Calle del Sol y en el centro de la cera se halla una casa de dos altos con sus balcones y ventanas de hierro, y de sillería su material y sobre la puerta principal se haalla el escudo de Armas de dicho apellido Victorero grabado en piedra que, reconocido, se compone de lo que se manifiesta en lo que va y ponemos iluminado al fin de este proceso".

El mismo escudo y casa se recoge en el estudio hecho por el señor Sarandeses sobre la heráldica de los apellidos asturianos (68). Su ingreso en la Orden, en grado de Mayor de Edad, se aprueba el 16 de Junio de 1.798, como figura en el citado expediente.

Regresa Don Juan Antonio a Lastres, instalándose allí. Contrae matrimonio con su prima carnal María Rosario Victorero. Sabemos que la pareja tiene un hijo, Teodoro Ángel del Carmen, nacido en Lastres pero que morirá en muy temprana edad.

La Junta General del Principado de Asturias, en nombre de Fernando VII, nombra a Juan Antonio, Comandante de Matrículas del Puerto de Lastres, con el grado de coronel. Este título y el de Caballero de la Orden de San Juan, serán los que le acompañen en todos sus escritos. Por otro lado, que muchas veces firme con los apellidos Suárez Robledo nos habla de la admiración por su familia paterna.

Después de la Guerra de la Independencia, Juan Antonio se ha ganado la nota de afrancesado. Mantiene amistad con Agustín Argüelles y tomará parte activa en la política local.

Tras el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan, Juan Antonio deja patentes sus ideas liberales. El 24 de septiembre pronuncia un discurso en esta línea, en su calidad de Comandante de la Milicia Voluntaria del Puerto de Lastres, en el acto de la jura de la Constitución.

En acabado el Trienio Liberal, Juan Antonio es suspendido de su empleo militar y debe trasladarse a Gijón por su pertenencia a la Milicia Nacional (74). Alli eleva una protesta de recurso al Supremo Consejo de la Guerra. Finalmente, se le restituye su graduación y regresa a Lastres. Debe dedicarse en este momento a la redacción de su estudio sobre el concejo de Colunga. Miembro de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, presenta esa obra en 1.877.

La Real Sociedad tenía la intención de redactar una Historia Natural de Asturias. Juan Antonio iniciará esta obra con su estudio del concejo en que nació. De hecho, su obra va dedicada a dicha sociedad. Sus intenciones no podían estar más acordes con los fines iniciales de la Real Sociedad, él mismo nos habla de "los deseos que me animan de poder ser útil a la Patria".

No es éste lugar de analizar la obra, aunque, después de estudiarla, cuesta sustraerse a ello.

Además de este trabajo, Don Juan Antonio redactó los capítulos correspondientes al Concejo del Diccionario de Madoz, y publicó diversos artículos. Sus estudios del Concejo sirvieron de base a los de Vigón, publicados en el "Asturias" de Don Fermín Canella.

Don Juan Antonio, hombre culto, como vemos, reunió en la casa de Lastres una importante biblioteca, diversos documentos y objetos artísticos. Desgraciadamente' sus sucesores al frente de la casa no mantuvieron unido su legado. Parte de su biblioteca fue localizada por el señor Fidalgo y, entre los diversos objetos abandonados a su suerte en la casa de los Victorero se encuentran, en pésimo estado y fragmentados, algunos libros.

De los objetos de valor reunidos no tenemos noticia, salvo la reiterada referencia en sus testamentos a un precioso cuadro de San José". No sabemos de él más que su dueño le tenía un sumo aprecio. Desgraciadamente nada de ello hemos podido recuperar.

Entre los objetos recuperados apareció un sable del siglo XVII.
A la muerte de Juan Antonio, la casa pasa a ser de la familia Diaz Odoñez Victorero. Ahora será una segunda residencia de este clan establecido en Oviedo.

I I . 4. EL SIGLO XX. HISTORIA RECIENTE DEL EDIFICIO.

La última propietaria de la casa de los Victorero relacionada con la familia originaria de la misma será la señora Doña Rita Diaz Ordoñez Victorero. Por sus apellidos podemos comprobar que ha heredado directamente la residencia de Francisco Diaz Ordoñez Victorero.

Doña Rita morirá sin descendencia directa en 1975 legando la residencia de Lastres con todas sus pertenencias a un grupo de herederos de la forma siguiente: La mitad del legado pasa a manos de la Comunidad Dominica de Nuestra Señora del Rosario de Oviedo con una serie de condiciones, entre las que se encuentra la de dedicar el dinero del legado en obras de conservación de la iglesia y el propio monasterio.

La otra mitad pasa a manos de varios sobrinos de Doña Rita en proporciones diversas. Una de las beneficiarias será Doña Rosario Diaz Ordoñez de Oviedo, que se encargó de atender a su tía en su última enfermedad . Otra parte fue legada al señor Don José Diaz Ordoñez, residente Pola de Siero, que ceerá posteriormente su parte a Don Prudencio Pello, esposo de Doña Rosario. El tercer depositario de la herencia será Don Fernando Diaz Ordoñez Gil, residente en Madrid.

En la actualidad, en los momentos en que se ha hecho este trabajo, continua sin haber un acuerdo total entre los depositarios del legado pese a lo cual se ha efectuado la venta de la antigua casa de los Victorero al señor Don Rafael Eutimio Busta Otero en el año 1961, que a su vez la vendió al señor Don Ernesto Seijas Mejuto en el presente año de 1961 y que ha decidido iniciar su rehabilitación.

En el legado de Doña Rita se incluían algunos de los bienes de interés artístico que la familia Victorero había reunido a lo largo de su historia, entre ellos algunas pinturas y el bastón de mando con empuñadura de oro que se cita entre las propiedades personales de Don Juan Antonio Suárez en su testamento. A ello habría que añadir libros, objetos domésticos de valor, como vajillas, adornos, etc. Desgraciadamente nada de esto se ha podido localizar una vez desaparecida su última propietaria, extraviándose la imagen del oratorio familiar a la que hemos aludido reiteradamente.

La construcción que nos ocupa se halla situada en el número 424 de la Calle del Sol, en el barrio de la Fontana, en la localidad de Lastres, concejo de Colunga.

De planta irregular, más o menos trapezoidal, presenta dos fachadas. Más amplia la principal. Se adapta a su situación en la ladera de la montañaa de la Atalaya, en la parte alta del núcleo de población, se orienta con vista preferente al mar, hacia el sureste.

Presenta este edificio solar de los Robledo Ordoñez, una disposición privilegiada en el conjunto urbano, pudiendo posiblemente considerarlo, sino el mejor, sí de las mas notables que se conservan en Lastres.

Se trata de un edificio civil, destinado a vivienda familiar ligado en su origen al solar asiento de un apellido noble, cuyo emblema heráldico figura en la fachada sur.

Consta de dos pisos más un altillo. El piso bajo dedicado a las funciones de bodega, caballerizas y patio, el medio a aposentos, presentando el piso alto un valor señalado, se sitúa en él el gran salón y una hornacina-oratorio para la devoción familiar, reuniendo funciones sociales y religiosas.

Al otro lado de la calle del Sol, de reducida anchura, se coloca, frente a la -Fachada principal, un huerto perteneciente al conjunto. que podía hacer las funciones de recinto de esparcimiento privado de la familia. La fachada posterior también se precede de un recinto dedicado a zona verde.

De ambas fachadas parten sendas escaleras, entre las cuales hay comunicación.

Principios del siglo XX.

Actualmente se encuentran en lamentable estado su cubierta, tabiquería y escalera de madera.

Se conservan algunos objetos tales como: cama muebles, herrases, etc. Lo más notable es un imagen, datable como la edificación, en el primer cuarto del s. XVIII. Se observan restos de policromía y de papeles que, en primer análisis, parecen pintadas con temple, pintura soluble en agua, por métodos básicamente artesanales.

Hemos apuntado, de un modo general, que estamos ante una casa de familia enriquecida, pero eso sí, situada en una población alejada de los centros de innovación artística, fundamentalmente Oviedo.

Ello no impide, como veremos al hacer el análisis estilístico, que se manejen modelos cultos y de total vigencia en el momento en que se construye el edificio.

Evidentemente, los constructores tienen la intención de contar con una residencia de categoría superior a una mera casona de hidalgo rural. En primer lugar, su situación en Lastres, su fachada, su disposición, nos hablan de una clara intención urbana. El edificio se coloca de cara a la población y se adapta al solar disponible y al trazado de la Calle del Sol, donde se ubica, la disposición regular de los vanos, la presencia del gran salón, señalada por el balcón, son síntomas de un intento de exteriorizar el carácter interno de la casa, aunque por otro lado, en los pisos bajos, se subordine a la racionalidad de la fachada la colocación vanos que en algún caso no se corresponden con aposentos.

Podemos definir la construcción como un Palacio, aunque los requisitos no sean, quizá, suficientes, la intención que subyace al conjunto es evidentemente esa. Se quiere contar con un palacio urbano al modo de las grandes familias que se instalaban en Oviedo, como los Camposagrado o el Duque del Parque. La relación estilística entre los edificios ovetenses y el que nos ocupa es, como veremos, manifiesta.

En planta falta el patio central como rector del nuevo espacio creado en este tipo de edificios, lugar de tránsito entre la vida ur