Por Jesús Martínez Salvador, en La Nueva España

Recientemente enterrábamos a la sardina del Antroxu tras pasar unos días disfrutones que culminaron en un multitudinario desfile. Gijón tenía ganas de Carnaval, ganas de salir a la calle y de bailar, ganas de vivir, y se notó.  Era la forma de resarcirse después de dos años de dura pandemia y confinamientos en soledad. 

Los gijoneses echaron el resto en sus disfraces y derrocharon imaginación, no así el Gobierno de Ana González, que se limitó a organizar un programa de mínimos, donde se olvidaron de alguna de las citas tradicionales, sobre todo de las musicales. Ni fue un Antroxu de los ‘de antes’ ni sorprendió que no hubiera novedades. Se echó en falta creatividad e innovación. Hubiera bastado, por ejemplo, la convocatoria de un concurso de decoración de escaparates en los comercios, para aportar frescura a nuestra fiesta. Pero más importante es, si cabe, analizar por qué participaron menos grupos y carrozas en el tradicional desfile carnavalesco. 

H aciéndonos eco de las quejas de las propias charangas gijonesas, llegamos a la conclusión de que no se las ha cuidado adecuadamente. Y la forma de cuidarlas no es únicamente elevando la cuantía económica de los premios, que también, puesto que llevan congelados ya demasiado tiempo y estos grupos participan en diversos actos (el pregón del viernes; en el Jovellanos ensayando durante el fin de semana previo, en el concurso, el lunes en el desfile y el martes en la entrega de premios). También se echaron en falta otras acciones muy necesarias, como garantizarles el acompañamiento de la Policía Local en el pasacalles y facilitar los ensayos en el Teatro Jovellanos en fechas y horas adecuadas, no de madrugada, ni en los días laborables en que los charangueros tienen que trabajar o ir a clase. No hace falta recordar que son muchos los jóvenes que participan en esta actividad. 

Durante el mandato de FORO Asturias, desde el Ayuntamiento se obsequiaba a las charangas con una caja de sidra en el pregón, un detalle menor que ha desaparecido y que simbolizaba el mimo y cuidado que se tenía a estos grupos en los que participan y han participado miles gijoneses a lo largo de la historia del Carnaval gijonés. Tampoco es de recibo que en el año 2022 no se puedan comprar las entradas para el concurso a través de medios telemáticos y obliguen a guardar cola en la calle, a la intemperie en pleno invierno.

Desde FORO Asturias esperamos que esta tribuna sirva como toque de atención y el próximo año podamos disfrutar aún más de esta fiesta con unas charangas que merecen ser tratadas como lo que son,  el verdadero ‘alma mater’ del Antroxu. Y que su Ayuntamiento, a través de Divertia como sociedad pública encargada de los festejos, tenga una mayor sensibilidad y reconocimiento hacia su importante labor. 

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