Hoy el Principado anuncia a los cuatro vientos que Asturias tendrá cubierta la totalidad de su territorio con la banda ancha dentro de un año. Quienes nos movemos en esta aldea global sabemos lo que hay y que uno es Matrix y otro la realidad. Aquí os dejamos un interesantísimo artículo de nuestros amigos de El Comentario TV para que abráis la mente y refrigeréis el cerebro.

Telefónica y Sogecable funden Imagenio y Canal Digital en un engendro que sigue aplazando el desarrollo de Internet en España: política y negocios se alían contra los ciudadanos.

El acuerdo entre Telefónica y el Grupo Prisa, para el desarrollo de lo que se presenta como una alianza comercial entre Sogecable y la primera operadora nacional de telefonía, es un misterio en cuanto a la manera en que esa alianza se va a articular desde el punto de vista empresarial, pues apenas si se consigue intuir, por lo que al respecto sugiere elconfidencial.com que el acuerdo consiste en algo así como que por cada cliente que consiga Telefónica le da un porcentaje a Sogecable, y viceversa. O sea, un impresionante camelo. Algo profundamente español, castizo, entrañable, “muy nuestro”.


Evidentemente, al final, se trata de una operación demasiado simple como para resultar fácil de explicar, y menos para tener credibilidad en una explicación convincente, pues aquí los barullos cuelan siempre, como se comprueba si se tiene en cuenta que la bolsa ha dado un inmediato espaldarazo a la operación de imagen, con una buena subida de la cotización de ambas compañías. En España, el camelo bien urdido siempre recibe el apoyo de los inversores, que siempre tienen una gran fe en todo tipo de operaciones en las que detrás haya una bonita enseña pirata.


Pero la realidad es muy otra, y aquí, lo que cabe sospechar es que una vez más, Telefónica, compañía que carece de dueño real en la selva de las sociedades anónimas del tercer milenio, se apresta a hacer otro gran favor político, a costa del anónimo cliente, que en la tiranía de un mercado sin control, va a pagar una vez más con su obligada factura mensual, una nueva operación de fantasía, sin duda impulsada desde un Gobierno que tantos favores debe a la empresa de Jesús de Polanco.


Lo que en estos momentos se está vendiendo públicamente como un acuerdo tecnológico para el desarrollo de una oferta tri-play (así se denomina internacionalmente la oferta de ADSL, voz por IP y televisión), no pasa de ser un camelo de tomo y lomo, puesto que esa tecnología se desarrolla a partir de las comunicaciones a través de la infraestructura terrestre de telefonía, y no mediante la alianza de esa tecnología para ADSL y voz IP, que es lo que ofrece Telefónica –más los canales de televisión de Imagenio en unas pocas zonas de cobertura- junto con la tecnología de satélite que es lo que ofrece Digital Plus, para dar mediante el camelo, lo que no es posible dar mediante el desarrollo tecnológico real. Son ofertas que nada tienen que ver entre sí, salvo el oportunismo bursátil y comercial.


Aquí lo que hay en realidad es una operación de imagen que encubre dos fracasos. Uno muy rentable, el de Imagenio, que no es en realidad propiamente un fracaso, sino un fraude al consumidor, una apuesta deliberada por la lentitud en la implantación de la tecnología tri-play fetén, que es la de Telefónica, una tecnología que si no se desarrolla es porque no se quiere desarrollar –no porque no se puede-, por una razón muy sencilla que no se aclara en ningún medio de comunicación de los que hemos consultado sobre esta operación: a Telefónica no le interesa gastarse un euro en el desarrollo de Imagenio, porque eso es invertir en dar servicio a los ciudadanos, algo así es mucho pedir en la España en la que triunfa la picaresca pura y dura.


Si Imagenio no crece, es porque para su implantación es necesario contar con una infraestructura de comunicación que permita el ancho de banda suficiente como para dar servicios de ADSL de alta velocidad –Imagenio no los da-, la voz que no consume nada, y la televisión que también pide un ancho importante, por lo que aunque muchos millones de consumidores quisieran tener Imagenio, no podrían tenerlo, porque España no cuenta con instalaciones adecuadas, porque todavía está sin resolver el problema creado con la gestión de las infraestructuras de telecomunicaciones, las inversiones para desarrollarlas y sus relaciones con las operadoras, tras la supuesta liberalización que nos ha llevado a un retraso que nos sitúa a la cola de la Europa desarrollada, al haber atribuido a Telefónica el doble papel de operadora y gestor del sistema en su privatización, lo que hace imposible el crecimiento tecnológico de las telecomunicaciones en el país.


Es evidente que con este nuevo truo, Telefónica se está preparando para seguir sin crecer en servicios ofreciendo un bonito camelo, y así decir que da tecnología tri-play sin darla –y seguir así sin invertir en el desarrollo de Imagenio-, ofreciendo ADSL y voz, y la televisión por satélite con otra compañía -de esta manera da televisión sin darla –la da Polanco, el amigo del gobierno-, puesto que llega por satélite y no por las infraestructuras telefónicas-, y de esa manera, de paso, Sogecable, la empresa que se llevaba a la quiebra al Grupo Prisa, encuentra en Telefónica nuevamente una oportunidad –como la que en su momento encontró Blas Herrero- para aguantar la quiebra a costa de lo que en realidad no es de nadie, y escaparse de la ruina económica de un proyecto que en España ni crece ni puede crecer, como es la televisión de pago, porque eso, aquí, es sencillamente imposible.


Polanco se equivocó primero con Canal+ y después con Sogecable. En los dos casos encontró quien enmiende sus errores y los de sus brillantes estrategas. Las equivocaciones de Polanco se arreglan ahora a fondo. Primero fue la apertura de Canal+ y su conversión en Cuatro para emitir en analógico con licencia zapateril para matar. Con Sogecable repetimos ahora gracias a Telefónica. Visto el ridículo desarrollo de Canal Digital, con dos millones de clientes, Telefónica le va a ayudar a sacar la pata de donde la metió, convirtiéndole en el proveedor de televisión de su chollo de Internet que crece así sin invertir un euro, gracias al satélite de Polanco. Si a cambio de permitir este gran camelo, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero autoriza a Telefónica a seguir sin desarrollar las infraestructuras, sin invertir el dinero que gana a raudales con su posición de privilegio, sumiéndonos en un creciente atraso, gracias al favor que le hace a Polanco, todo cuadra ya a la perfección.


La televisión de pago es viable en el Reino Unido, como de hecho ocurre con el desarrollo digital de BskayB, porque al ciudadano británico se le acostumbró a pagar con la BBC, y de paso a darle buen servicio. No es ése el caso de España, un país de pandereta y zambomba, en el que se incumplen todas las normativas y todo da igual, donde las múltiples televisiones públicas, partidistas, acríticas y mercenarias, se financian a la vez vía publicidad y presupuestos, destruyendo el mercado privado y la credibilidad pública. Sogecable fue un invento inviable, por mucho que se le haya inyectado a través de operaciones anteriores con la propia Telefónica, porque aquí la ciudadanía no va a pagar por nuestros impresentables canales de televisión, y para ver los canales temáticos americanos traducidos, cuenta ya con mejores ofertas en las empresas de cable.


Así pues, España va a seguir sin desarrollar la tecnología tri-play que protagoniza el desarrollo de Internet en el mundo más desarrollado, y especialmente allí, donde el satélite no funciona como cauce para la televisión, con lo cual se sigue frenando la posibilidad imparable a largo plazo de la Televisión por Internet, que es lo que no quiere nadie, porque no hay manera humana ni divina de controlar sus contenidos. Mientras las operadoras de telefonía ofrezcan poco ancho de banda como en España, mientras Telefónica –nunca mejor dicho- le echa un cable a Polanco, el gobierno seguirá alentando el espejismo de que puede seguir controlando los contenidos de la televisión y especialmente de los informativos, mediante las licencias de emisión en digital, a pesar de la evidencia del fracaso de la Televisión Digital Terrestre, por falta de otras opciones que de paso frenan el desarrollo tecnológico integral del país y sus telecomunicaciones.


Los ciudadanos seguiremos viendo cada vez más programas en audiovisual no lineal, vía YouTube, y otras alternativas de Internet, ante el desparpajo con que nuestro gobierno, aliado con las principales empresas de telecomunicaciones, impide el desarrollo de la comunicación libre. La situación es algo así, como si aquí todos nos tuviésemos que estar lanzando a la radiogalena en plan clandestino, en los tiempos de lo digital, por culpa de esta inconcebible alianza entre la mala fe de los políticos y la chapucería de los empresarios. Por eso a los ciudadanos nos encantan los mensajes caseros en YouTube. Tienen el encanto de la libertad sin tecnología, en una era de tecnología sin libertad.
 
 ECTV