Una vez que se supera el semáforo, la velocidad máxima que se indica es de 60 kilómetros por hora, 35 metros más tarde, ya es de 30 kilómetros, coincidiendo con los nuevos badenes instalados. En cuanto se superan y justo antes de entrar en la rotonda, se aumenta hasta los 40 kilómetros por hora, pero al salir de ella, se disminuye de nuevo a 30 kilómetros, de acuerdo con la nueva normativa de circulación en poblaciones.  “O la señalización cuesta muy poco a las arcas municipales, y se ponen señales sin pensar, o al contrario, parece que no están amortizadas las señales que se colocaron antes que los badenes, y tenemos que dejarlas ahí hasta que se caigan a pedazos”, ironiza Madrid.

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