Me preguntaba Cora el otro día cuando paseábamos juntos por la Garita que en qué había quedado el asunto de los dos intrusos que se paseaban a sus anchas por la playa y que nos tenían un tanto atemorizados.

Sabía que mi compañero había denunciado la presencia incontrolada de los dos cánidos pero hasta aquí llegaba el límite de las informaciones de que disponía. Estaba todavía mojada y despedía un agradable olor a algas marinas, algunas de las cuales se le habían enredado en su blanco pelo proporcionándole un look muy seductor. Además el hecho de que estuviera cercano su época de celo había levantado un terremoto de pasiones incontroladas entre la población canina de La Isla. Correteaba en círculo sin alejarse mucho de su dueña. De vez en cuando se quedaba quieta y miraba desconfiadamente hacia el final de la playa. De alguna manera agradecía a los aguerridos huskies aquella mirada inocentemente seductora. Tengo que confesar que siempre me gustó.
-Pues nada, que todo quedó en agua de borrajas. El 112 que la guardia civil, la guardia civil que la poli local, la poli local que si,, que si … que ya había hablado con la señora. Que la señora quería parlamentar. Que pactásemos con la señora la transgresión. Que unos perros a una hora y los de la señora a otra. Claro, la playa es de todos. Pero de la señora más. Es complicado. –El qué? - pues eso, aplicar las ordenanzas con equidad. Pero si todos somos perros- Si, pero con distintos collares. Ah, te refieres a los de la señora. No, mujer, a los nuestros. Y la cosa quedo ahí. La señora nunca dejará de ser la señora. Y los perros de la señora siempre serán los perros de la señora. Vida perra….. Señor, señor…
Su amo está de mal humor. Con todo lo que más le indigna es esa maldita pieza de su cochecito que no le acaban de enviar. Lo demás lo lleva con paciencia. Que remedio se dicen tantas cosas en los mítines. Había pensado que a todo más tardar a finales del verano podría Trasladarse hasta Colunga para leer el Marca en el Café de la Esquina, acceder por sus propios medios al Centro Médico o simplemente a cortarse el pelo. - Joder, que son solo quinientos metros de tierra compactada. Bah, hombre, tan solo fue un comentario de buenas intenciones. Le replicó mi compañero. - Todo se andará, ya lo verás. – Andarás tu , que ironía, mis piernas hace tiempo que dejaron de moverse.
Se alejó velozmente por la recién asfaltada calle y nosotros proseguimos nuestro paseo.
-Vaya rebote, tío –. Lo peor de todo, de ti para mí Rum-rum, ha sido lo de “todo se andará”. No creo, verás, tú has sido benevolente con la administración. Ya sé, ya se que son cosas que se hablan de pasada en campaña electoral. Pero convendrás conmigo que todo lo que se dice en un mitín es para conseguir el voto del mitineado. Por tanto cualquier promesa se eleva en ese acto a la categoría de compromiso y sobre todo cuando se crean expectativas ilusionantes para colectivos tan necesitados. – Cada día me sorprendes más. Resulta que ahora me das lecciones de política. Lo que hay que ver…
Comencé a corretear por la playa despreocupadamente. Y la voz de mi compañero me alertó.
- A dónde vas?. No sabes que las agujas colipintas todavía no se han ido-
- Lo siento, no me había dado cuenta de que seguimos en Octubre.

Publicado por Soy hijo del camino para ASOCIACION LOS CORIOS DE LA ISLA el 10/07/2008