El Protocolo de Coordinación y Actuación para la Acogida de Personas Refugiadas elaborado por el Gobierno de Asturias garantiza la atención sanitaria, la escolarización de menores y la cobertura por parte de los servicios sociales autonómicos y municipales de los 56 refugiados realojados en Asturias desde julio de 2016. Así lo ha asegurado hoy el consejero de Presidencia y Participación Ciudadana, Guillermo Martínez, en el pleno de la Junta General, donde ha destacado que el procedimiento puesto en marcha por del Principado “ha permitido atender con las máximas garantías a las personas que han tenido que abandonar sus hogares por la guerra de Siria y que han sido acogidas en nuestra comunidad”.

A su juicio, el protocolo se ha configurado como una herramienta efectiva a la hora de coordinar todos los recursos y departamentos de la Administración autonómica implicados y para establecer “un diálogo fluido y permanente con las organizaciones expertas y con los municipios, con el fin de facilitar la plena integración de las personas realojadas”.

“Podemos sentirnos orgullosos de este proceso, en el que hemos de agradecer la entrega y colaboración de las oenegés y de la Federación Asturiana de Concejos, que han coordinado el realojo y la acogida, así como la puesta en común de los recursos disponibles”, ha señalado.

El consejero ha valorado el compromiso del Gobierno de Asturias con la búsqueda de soluciones al drama humano provocado por los conflictos bélicos y las situaciones de violencia armada, “en especial con las personas refugiadas y la crisis humanitaria generada por la guerra de Siria”. En 2012, el Principado ya contribuyó a la protección de estos desplazados con la concesión de ayudas de emergencia para campamentos en Jordania y Siria y, desde entonces, ha financiado 11 proyectos con más de medio millón de euros y participado en 36 acciones de cooperación en África, Oriente Medio y América Latina con otros 4 millones.

Este compromiso llevó al Principado a reclamar, cuando en 2015 se agravó la crisis humanitaria de Siria, una acción concertada con la Unión Europea que diese una respuesta rápida, coordinada y global al problema, sin que el Gobierno central atendiese estas demandas, ha explicado Martínez. Por ello, en septiembre de ese año se puso en marcha una comisión de coordinación con las organizaciones del sector, la FACC y los sindicatos para diseñar un protocolo de acogida. También se creó una comisión interna del Ejecutivo integrada por seis consejerías y otras tantas direcciones generales con el objetivo de identificar los recursos disponibles y las necesidades potenciales, para diseñar los protocolos de actuación en materia sanitaria, educativa y de servicios sociales que se activarían con la llegada de refugiados.

Por otra parte, el consejero de Presidencia se ha referido también en el Parlamento a las medias impulsadas por el Principado para luchar contra la violencia de género en las redes sociales, un ámbito contemplado tanto en el Protocolo Interdepartamental contra la Violencia de Género como en el Pacto contra la Violencia sobre las Mujeres. En concreto, el pacto incluye diversas medidas de sensibilización y prevención como la puesta en marcha de campañas dirigidas a la población joven y la difusión en redes de contenidos informativos por parte de la Administración.

Además, Martínez se ha referido a la guía para abordar la violencia de género en las zonas de ocio, destinada a jóvenes de más de 18 años y elaborada por el Principado en colaboración con la asociación Acción en Red para un correcto abordaje de la desigualdad y el maltrato. En la elaboración del documento han participado jóvenes de 18 a 30 años, las Oficinas de Información Joven y los Consejos de la Juventud.

Para prevenir la violencia machista, también se desarrolla en los centros que imparten Educación Secundaria Obligatoria (ESO) el programa afectivo-sexual Ni ogros ni princesas, que el Gobierno complementa con una guía para adolescentes sobre el uso de redes sociales e internet, con pautas para reforzar su autoprotección. Entre otras recomendaciones, plantea compartir solo la información que no importa que sea vista por otras personas y evitar datos personales propios y del entorno personal. También advierte de que los datos publicados no siempre se pueden eliminar, por lo que es necesario valorar primero la posibilidad de compartir imágenes y aprender a utilizar las herramientas de privacidad de los entornos virtuales, especialmente la protección de las claves de acceso y contraseñas.