La Consejería de Sanidad pondrá en marcha en las próximas semanas un plan para mejorar el conocimiento, la participación de los pacientes y la atención sanitaria que se presta a las personas afectadas por intolerancias y alergias alimentarias, un problema que afecta a unos 35.000 asturianos, si bien muchos de ellos no están diagnosticados.

La enfermedad celiaca, la intolerancia a la lactosa y las alergias a productos como la leche de vaca, el huevo, la soja, los frutos secos, las frutas, el pescado y los mariscos, son algunos de los problemas más comunes.

En el Principado residen unas 25.600 personas con algún tipo de alergia alimentaria. Además, hay unos 10.000 celiacos, muchos sin diagnosticar. Son, por tanto, problemas de salud cuyo abordaje requiere la mejor integración posible de los recursos de las administraciones públicas.

La directora de Atención y Evaluación Sanitaria del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Victoria Játiva; el director general de Ordenación Académica e Innovación Educativa, Francisco Laviana, y el director general de Salud Pública, Antonio Molejón, han presentado hoy el Programa de atención a las alergias e intolerancias alimentarias en Asturias, el primero de estas características que se desarrolla en la comunidad, con un triple objetivo:

   - Ordenar los recursos existentes en el sistema sanitario, mejorando los procesos de diagnóstico, atención, seguimiento e información a los pacientes.

   - Asesorar e informar a los sectores afectados (la industria alimentaria, la hostelería o las empresas de restauración colectiva) sobre la normativa nacional y europea que regula esta materia.

   - Impulsar un abordaje transversal, que abarque ámbitos como la sanidad, la educación, los afectados y la población general.

Las alergias e intolerancias a los alimentos de la dieta cotidiana limitan los hábitos y rutinas de las personas que las padecen, con la consiguiente pérdida en su calidad de vida. Afectan a población infantil y adulta, implican a sectores muy diversos como la hostelería, la producción de alimentos, el ámbito escolar o el sanitario, y sobre ellas existe una amplia y exigente legislación, no siempre bien conocida. En algunos casos, pueden causar cuadros muy graves que precisan atención médica urgente.

El programa ha sido diseñado por la Dirección General de Salud Pública y la Agencia de Sanidad Ambiental y Consumo y se prevé que esté totalmente implantado el próximo año. Incluye seis proyectos específicos, cada uno supervisado por un responsable institucional, y 24 acciones concretas.

Con la finalidad de servir de apoyo y orientación a las personas que padecen alergias o intolerancias alimentarias, y a instituciones como los centros escolares o las empresas de hostelería, se proponen mejoras en el desarrollo y la coordinación de las actuaciones sanitarias, se plantean líneas de investigación, se crean herramientas de promoción y educación para la salud y se prevén medidas de control e inspección para tratar de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

Para la elaboración del documento se ha tenido en cuenta la atención que ofrecen los centros del Sespa, a través de los profesionales sanitarios que tienen relación directa con los pacientes.

Además, se ha incluido como un activo en salud al medio escolar, con el apoyo de la comunidad educativa y de la red de formación para el consumo, cuyos centros, ubicados en Blimea, Lugones, Ribadesella, Tineo y Vegadeo, forman a la ciudadanía de forma práctica y atractiva.

También se ha recopilado información elaborada por otras administraciones, sociedades científicas y las plataformas de afectados, en la búsqueda de una perspectiva global y actualizada de este problema de salud.