Agustín Pedrayes, por José Antonio Olvar, llastrín que fuera director de la Revista Hola

Hoy  es un día en que no se conmemora nada. Hoy no es ninguna fecha especial. Y, sin embargo, es un buen día para recordar a un llastrín universal: Agustín Pedrayes.

              Coincide este día con la aparición- y presentación-del último número de la revista “Cubera”, de   la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa, que rinde homenaje a Agustín Pedrayes y que por eso han querido presentar aquí, en la rula de Lastres. (Cabe recordar que Cubera y Lastres, dos relevantes entidades de la Comarca de la Sidra, han sido distinguidas con el premio  “Pueblo Ejemplar de Asturias”)

      Como saben Villaviciosa y Lastres siempre se han llevado bien. Y siempre han estado muy unidas. La canción “Manín por aquí” ya lo decía:          

                   

                    “¿Qué es aquello que reluce

                    en aquella torre hermosa?

                    Es un letrero que dice:

                    “Lastres a Villaviciosa”.

      Aun recuerdo los años en que, por las fiestas de San Roque, la Banda Municipal de Villaviciosa, dirigida por el maestro Renedo, recorría las calles tocando, entre otros pasacalles, el “Manín por aquí”!

 

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  Quiero destacar– y agradecer- la presencia de un matemático de excepción:  Santos González Jiménez, catedrático de Álgebra de la Universidad de Oviedo y director de la Cátedra de Inteligencia Analítica Avanzada.

    Santos ( a quien acompaña su mujer, Chelo Martínez, también catedrática de Algebra) fue Vicepresidente de la Real Sociedad de Matemáticos Españoles.

    Santos González, nueve años primer Decano de la recreada Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo y- después-ocho años vicerrector de la misma, impulsó desde la citada Facultad  el conocimiento de Pedrayes y, como fruto de eso, la Sociedad de Profesores de Matemáticas que lleva el nombre del ilustre lastrín, le otorgó la distinción de ser el primer socio de honor de la misma conjuntamente con el matemático y ex presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces

 

 

NO ES UNA BIOGRAFÍA.-

 No voy a soltar un rollo biográfico del matemático Pedrayes. Eso se encuentra en las enciclopedias y en la Wikipedia. Lo que voy a decir lo diré en verso, que está menos reñido que la prosa con las matemáticas, al menos por aquello  de la métrica y la rima.

 

Pero sí voy a dejar también algunos apuntes en prosa:

 

 --Agustín Pedrayes nace en Lastres en 1744 y en 1815 muere en Madrid. Era hijo del médico del pueblo y-según el portal de internet “minube.com”- fue a la Escuela del Reloj, a la que fuimos algunos de los que aquí estamos.

  

 -- Estudia después en Colunga y más tarde se marcha a Santiago de Compostela donde hace  Filosofía, Teología y Jurisprudencia. Pero lo suyo eran las Matemáticas y durante 22 años fue profesor de esta asignatura en la Real Casa de Caballeros Pajes de Su Majestad, publicando en 1777 el “Nuevo y Universal Método de Cuadraturas Determinadas”

 

--Pedrayes contribuyó de forma especial en la resolución de la ecuación general de grado, tema central en aquel momento, y fue contemporáneo de Evariste Galois, genio francés de las matemáticas que resolvió el problema y que murió en un duelo a espada a los 21 años.

 

--En 1790 y para recuperarse de un profundo agotamiento, Agustín Pedrayes vuelve a Lastres, donde vive su madre,  y cuatro años después  conoce en Gijón a Jovellanos, al que impresiona por su talento, y con el que colabora.                                                                                                                      

 

--En 1798, es invitado por Francia para fijar el fundamento de un nuevo sistema de pesas y medidas, y es aceptada su propuesta: la del metro, que en griego significa “medida por excelencia”. 

      No es un tema trivial el hecho de que en la inauguración del Congreso Internacional de Matemáticos celebrado en 2006 en Madrid( la primera y única vez que se celebraba en España), ante más de seis mil matemáticos de todo el mundo y bajo la presidencia de S. M. el rey Juan Carlos, el único matemático español de la Historia, al que allí se citó fue Pedrayes. Todo un hecho histórico que nos debe enorgullecer.

 

 

 

VERSOS PARA UN MATEMÁTICO 

 

    Da  ciertamente pena/ que el pueblo que fue cuna

de un hombre tan genial / como Agustín Pedrayes,

que bosquejó el sistema/ métrico decimal,

hoy sea conocido/ por el “Doctor Mateo”

y vengan los turistas/ todavía a preguntar

por la ruta y la casa/ de un doctor de ficción

mientras en otra casa/ y entre el moho del olvido

una pequeña placa/ predica en el desierto

de quienes sólo buscan/ visuales sensaciones

que en ella nació una/ de las pocas figuras

que internacionalmente/ logró para una España

-que entonces navegaba/ por el mar tenebroso

de un necio absolutismo-/ que, gracias a su nombre,

sinónimo de hondura/ y altura matemáticas,

nuestro país brillara/ de verdad de la buena

en lo que casi siempre/  brillaba por su ausencia: 

el ámbito y el mundo de la ciencia.

 

   No consiguió Pedrayes/ ser profeta en su tierra.

Pero lo fue en París/ donde le conocían

como “el sabio español”./  Y afrancesado no era

porque cuando José/ Bonaparte que fue

rey “invasor” de España/…y un abstemio total

aunque con mala “milk”/ muchos le atribuyeran

gran amor al morapio/ y le rebautizaran

como Pepe Botella/, digo que cuando  éste- Bonaparte…Botella-

le propuso que entrara/ en la Real Academia

de las Ciencias y Artes/ Pedrayes puso tierra

de por medio y, huyendo,/ un día llegó a Cádiz

donde estaba naciendo/ en un  mágico parto

una constitución/ que sería la primera

que se hacía en España,/ y que bautizarían

con el castizo nombre de la Pepa.

 

  Dicen que Jovellanos/ fue, a través de sus diarios

en que llega a nombrarlo/ unas setenta veces,

el gran descubridor/ de Pedrayes. Y es falso

pues Pedrayes ya estaba/ descubierto con creces:

ya tenía el resplandor/ de insigne matemático.

 

  

  Así como no es justo/ enrocarse y gritar

“Santiago y cierra España”/, menos justo sería

encerrarse y decir/“ Jovellanos y cierra

Asturias” porque nunca/ gijonés tan ilustre

habría de permitir, si hoy día viviera,

que, a base de ensalzarlo,/ algunos consiguieran 

usarlo de tapón que cierra el paso

 y empequeñece al fin  a otros ilustres

asturianos como-  pongo por caso-

Campomanes, el conde/ de Toreno, Severo 

Ochoa y otros muchos/ ilustres hijos de este

ilustre, insigne y noble principado.

 

  

   Pido a quien corresponda/subsane esta injusticia:

que el nombre del que un día/ fue una auténtica estrella

del Siglo de las Luces/ no quede entre la sombra

de una sencilla placa/ fijada en el dintel

de su casa natal,/ condenado al olvido

como ha estado hasta ahora/ y, como bien me temo,

puede seguir estándolo/ los venideros siglos.

 

 

  Ya sé que las escuelas/ llevan su nombre. Es cierto

que da nombre a una calle/ que más que calle es

una autentica ristra/ de  ajadas escaleras,

y que en 1925- Oviedo 

le dedicó una calle/ y, por si a casi nadie

el nombre le sonaba/, se explicaba al viandante

lo que era el personaje/: de ahí que se omitiera

 el nombre de Agustín/  y el resultado fuera 

“Calle del matemático/Pedrayes”. Así: a secas. 

 Por cierto que Gijón/cuenta con otra calle

que el mismo nombre lleva.

 

 

 Mas no basta con eso/ pues son habas contadas.

Pedrayes nos dejó/ el listón muy-muy alto 

y nosotros debemos/ brindarle una respuesta

acorde con la altura/ de su talla científica,

y siempre en consonancia/ con su mérito y rango.

 

    Que en nuestro ayuntamiento/ se dupliquen esfuerzos

devolviendo a Pedrayes/ lo mucho que él ha dado

pues los nombres de Lastres y Colunga

junto con su equipaje/ fronteras traspasaron.

   

Y que un día, si cuadra,/ veamos en Oviedo

-como capital que es/ de nuestro Principado-

igual  que el monumento/ al gracioso e ingenioso

Woody Allen, al menos/ algún pequeño busto

de Pedrayes, el genio/ que un día inventó el metro. 

   Pero tal vez estemos/ en un curioso tiempo

en que el grosor se impone/ claramente al ingenio

y estamos condenados/ a seguir invadidos

por las no estilizadas/ estatuas de Botero.

 

  Pido que un día el país/- yo siempre digo España-

rinda un gran homenaje/ a este llastrín del alma,

que, aunque  estaba en contra/ de la invasión francesa,

un día llegó a ser profeta en Francia.

  

   Si todo queda en agua de borrajas,

si como dice el tango “aunque el olvido 

que todo (lo) destruye haya matado” 

nuestra vieja ilusión de que Pedrayes

ocupe un día el lugar que se merece,

quiero, aquí, ante vosotros, y siguiendo a Gardel 

decir que, al menos, yo

“guardo escondida una esperanza humilde

que es toda la fortuna de mi corazón”,

y sueño con que un día/ se haga realidad

lo que en doscientos años/ nadie pudo lograr. 

 

Pido a quien corresponda/ que se venere y honre

el nombre de este hombre/ de más firme manera.

 Y , si nada se logra,/ daré al menos las gracias

a lo que hoy  le dedica/ la revista “Cubera”.

 

                                                         José Antonio Olivar

                                                         Lastres a 12 de marzo de 2016