LOS HEROES COLUNGUESES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1.808-1.814)

Sunt lacrymae rerum

Por D. Omar Pardo Cortina. 
Especialista en Historia Militar.

LOS HEROES COLUNGUESES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1.808-1.814)

Pues, ahora como todo se vuelven leyes, decretos, circulares y demás trampas de vulgares leguleyos para extraer dinero de la saca del sufrido contribuyente para forrarse los cuatro mangantillos de siempre vinculados a la “demokkracia” esa de la politiquilla, para financiar lo que se conoce – ignoro por qué – como “Memoria Histórica”, aunque mejor casi pudiera responder al nombre de “Memoria Histérica”, pienso yo que como esto que voy a relatarles también es memoria Histórica y además gratuita, bien mereciera un poco de atención, más que nada para desagraviar a tantos y tantos paisanos nuestros que entregaron su vida, su hacienda, o ambas cosas, por la causa de la Independencia de su Patria – que no es moco de pavo – aunque el concepto no esté ahora de moda por lo que todos sabemos ya.

Fue el primero de ellos el famoso Juriconsulto y escritor D. José Joaquín de Isla y Mones, de los Isla de Gobiendes, enorme figura intelectual, ilustre doctor en Filosofía y Leyes y Abogado de los Reales Consejos, síndico procurador de la villa de Colunga y juez primero noble quien asumió en primera persona todos los riesgos frente al invasor francés, bien al contrario de lo que sucedió en otros lugares donde fue el pueblo como impulsor de la rebelión el que arrastró a unos temerosos y vergonzantes estamentos altos y a una casta militar integrada por ellos, que bien escondió la cabeza debajo del ala, para luego echar carreras de última hora para ponerse al frente de la “sublevación-revolución” o lo que fuera, que no era cosa de perder las riendas, claro, hasta ahí podíamos llegar.

Fue pues el de Colunga un atípico caso donde un noble asumiendo múltiples riesgos – algo bien impropio de personas de su rango y condición en esa coyuntura – quien tomando como Cuartel General la casa de su mujer Dª Úrsula de Cobián en Loja (parroquia de San Juan) se puso a coordinar la Defensa junto a D. José Joaquín de Argüelles, de la también noble familia de los Arguelles de Colunga, como comandante de Alarma de la localidad, los que en colaboración con sus hombres de confianza sobre todo los valerosos soldados Vicente Foyo Llames, quien moriría siendo ya capitán años después heroicamente en la defensa del Fuerte de Veracruz en el Virreinato de La Nueva España y el libardonés D. José Cortina, capturado por el enemigo y fusilado por negarse a revelar la ubicación del depósito de armas de Pedralba (Libardón) en su mayoría requisadas a los franceses en la escaramuza del Puente de la Espasa, que dio origen al conocido estribillo:

“El Coronel Escandón, 
gasta canana de plata
que la ganó a los franceses 
en el Puente de la Espasa”

y los guerrilleros del propio Escandón, junto con los incontrolados que andaban “por libre” un tanto reacios a la militarización entre cuyos cabecillas principales estaban los Frera-Conlledo de Sales y algunos más, que aunque algún quebradero de cabeza causaron al Coronel Escandón, supliendo la falta de medios y recursos logísticos por valor temerario, acosaron al enemigo de tal forma, que hizo que las tropas de ocupación no tuvieran un minuto de sosiego, lo que lógicamente generó violentas represalias por parte de los ocupantes , como frecuentes arrestos, palizas y fusilamientos, así como la destrucción intencionada por el fuego de muchas propiedades particulares y públicas como el valioso archivo e Iglesia parroquial de la localidad de Colunga, como escarmiento a tan tenaz y desesperada resistencia.

Es necesario tener en cuenta que el Regimiento de Colunga,en teoría mandado por el Coronel Martínez Casavieja del cual multitud de referencias bibliográficas existen, cuerpo de Infantería creado por la Junta Superior de Asturias, solo fue un papel mojado, puesto por más que afirmen algunos, jamás llegó a constituirse, ya que en la práctica resultó completamente imposible poder reclutar en el concejo y en otros limítrofes el número suficiente de soldados para completar la estructura orgánica como tal estructura.

El 1º de octubre de 1808 se dispone que dos oficiales del Regimiento de Colunga, cuyo cuerpo se halla sin soldados, ingresen en calidad de agregados al Regimiento de Siero.

Por disposición del capitán general, la oficialidad del Regimiento de Colunga es enviada a la villa de Llanes, a donde llegan el día 5 de octubre.

El día 7, el comandante militar de Colunga D. José Joaquín de Argüelles, solicita al capitán general que destine estos oficiales a otros parajes, ínterin se reemplaza el cuerpo.

Los escasos efectivos que componían el plantel que serviría de base para constituir el Regimiento de Colunga provenían del primer batallón del Regimiento Hibernia, a cuyo cuerpo de procedencia, según se desprende de una comunicación del gobernador militar de Colunga de fecha 10 de octubre de 1808, se reintegran por no haberse llevado a efecto la formación del regimiento.

Es por ello que en el recuento general de todos los cuerpos asturianos, realizado a raíz del funesto desastre sufrido en Espinosa de los Monteros los días 10 y 11 de noviembre de 1808, el Regimiento de Colunga no consta ni figura en ninguna relación, así como tampoco aparece citado en el estado de fuerza de los regimientos del ejército asturiano notificado a la Inspección del Ejército por el Capitán General del Principado de Asturias el 14 de diciembre de 1808, lo que no significa que los soldados colungueses no combatieran allí como se observa, aunque integrados en otras unidades, el Regimiento de Infantería de Línea de Candás y Luanco en este caso, pues las tropas que habrían de constituir la masa para la formación de dicho Regimiento -- entre ellas las de Colunga -- se encontraban distribuidas por distintos puntos del concejo de Llanes, y son reunidas para someterlas a una intensa preparación militar a cargo de oficiales, sargentos y cabos de los regimientos Provincial de Oviedo e Hibernia destinados al regimiento con este objeto.

El conde de Clonard, sin fundamento alguno, expresa que el Regimiento de Colunga se refundió el 14 de abril de 1811 en el Regimiento “II de Asturias” y que en esa fecha se hallaba mandado por el coronel D. José de Argüelles, confundiéndolo sin duda con D. Francisco.

Escaramuzas aparte, el bautismo de fuego para el grueso de las tropas colunguesas vino a producirse en el conocido desastre de Espinosa de los Monteros donde el mariscal Víctor le ganó la partida táctica al general español Blake y el denominado “ejército de la izquierda” del que formaba parte el regimiento de Infantería de Línea de Candás y Luanco entre otros y cuya novena compañía, formada en su mayoría por soldados provenientes del concejo de Colunga y mandada por sus propios paisanos, los capitanes D. Francisco de Argüelles y D. Melchor de Cobián, actuando como oficiales subalternos el teniente D. Juan García de Sampedro y el hermano de éste D. Pedro García como muchas otras compuestas en su mayoría por soldados inexpertos y sin experiencia en combate, aunque lucharon con bravura temeraria no fueron capaces de contener la embestida del curtido ejército francés a pesar del denuedo y arrojo de la oficialidad española empeñada en una defensa imposible.

Allí dejaron la vida el general Gregorio Quirós y el comandante general de la división Acevedo entre otros muchos, cayendo gravemente heridos D. Cayetano Valdés, Escario, y D. José Peón.

La novena compañía del Regimiento de Infantería de Línea de Candás y Luanco estaba pues formada prácticamente en su totalidad por soldados colungueses al mando de sus propios capitanes un ya experimentado D. Francisco de Argüelles de los Argüelles de Colunga y un bisoño pero valeroso capitán adjunto D. Melchor de Cobián de Loja hermano de Dª Ursula, estudiante en la Universidad de Oviedo cuando ocurre la invasión francesa, siendo de los primeros que se alistaron en el ejército asturiano alentado por su cuñado de D. José Joaquín de Isla, hombres ambos parientes como ven y de la total confianza de los organizadores de la Resistencia local, el citado Argüelles comandante de Alarma de Colunga y D. José Joaquín de Isla y Mones de Gobiendes, aunque afincado ya en Loja.

Pasado el tiempo y por méritos adquiridos en más de cincuenta hechos de armas ( Acción de Puente los Fierros, Acción de Mora de Ebro, sitio de Morella al mando del segundo batallón de Ceuta derrotando a las entonces todopoderosas fuerzas de Cabrera, la acción de Lucena, etc) alcanzó D. Melchor de Cobián el empleo de Coronel en 1.843, estando en posesión de varias cruces y distintivos por méritos de guerra entre ellas la cruz y placa de San Hermenegildo y la cruz de San Fernando de 1ª clase.

Más héroes y hechos gloriosos de sacrificio y valor de honestos patriotas que aunque escasos de recursos, sobrados de valor opusieron resistencia temeraria al ejército más curtido de Europa, pudiéramos citar, aunque para muestra, que es lo que se pretende, bien sirve este simple botón.

En ese empeño dejaron muchos la vida. Pero la memoria es frágil y ningún recuerdo, ni reconocimiento (placa, grupo escultórico o nombre de calle por ejemplo), nada queda de ellos, sólo sus hechos.

Y esto, señores, esto es también memoria histórica, memoria que unos pocos empecinados en enfrentar y dividir a la población para conseguir sus malévolos fines, no quieren ni de lejos recordar. Pues es un verdadero agravio, y desde luego una pena.

Claro que con muy pocos recursos y buena voluntad – que es lo más problemático en este caso- todo tiene remedio, así que nunca se sabe…

Omar Pardo Cortina.

Oficial Reservista del Ejército de Tierra