“Han sido seis años de problemas de convivencia en la zona que han requerido numerosas intervenciones policiales, llegando incluso a incendiarse uno de los pisos, por no hablar del hallazgo de un cadáver en avanzado estado de putrefacción en el edificio hace tres años” declaró Mara Simal

Las protestas de vecinos, comerciantes y hosteleros de la zona han sido continuas, pero, salvo el cierre del acceso a los bajos del inmueble, nada se ha hecho para erradicar el problema, de manera que un número variable de personas, actualmente unas veinte, siguen utilizando los diferentes pisos como viviendas para otras actividades.

“Es fácil suponer las molestias que ocasionan a los vecinos y viandantes, así como el efecto disuasorio para posibles clientes de comercios y establecimientos hosteleros, incluido un hotel de 4 estrellas de reciente apertura en las proximidades” añadió.

“Tenemos que preguntar por cuales son las gestiones se han llevado a cabo hasta ahora desde el Ayuntamiento para desalojar el edificio okupado y en qué punto se encuentran en la actualidad. También por cuales son las medidas que se contemplan para garantizar la seguridad de los vecinos y el normal desarrollo de la actividad en la zona mientras persista la okupación” manifestó.

“No entendemos, como este se ha convertido en otro de los temas enquistados, que los gijoneses contemplan estupefactos como pasa el tiempo, sin que se le de solución” concluyó.

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