La diputada por Asturias Luisa Carcedo, ponente de la ley de eutanasia que esta semana ha aprobado el Congreso, ha respondido hoy a las críticas vertidas hacia el texto por el arzobispo de Oviedo. “El arzobispo no debería jugar a ser Dios opinando por ‘ancianos, enfermos y familias’. Por respeto, para conocer la opinión de los demás, hay que preguntarles. Y las encuestas constatan que la regulación de la eutanasia cuenta con un apoyo del 84%. Quizá el arzobispo debiera preguntarse por qué prefiere encasillarse en posiciones tan alejadas de la compasión humana”.

Carcedo recuerda que “el programa de gobierno de PSOE y Unidas Podemos, que contiene el compromiso de aprobar una ley de eutanasia, fue ampliamente respaldado en las urnas. Y la ley ha sido aprobada hace unos días en el Congreso por una amplia mayoría. Sus afirmaciones resultan sorprendentes para cualquier demócrata”.

A juicio de la diputada, hay algunas preguntas que el arzobispo debería responder. “¿A quién beneficia el sufrimiento insoportable de una persona que no quiere pasar un calvario para morir, y que con esta ley es quien tiene en exclusiva la capacidad de decisión? ¿Considera que luchar contra la desigualdades para mejorar el bienestar de todas las personas, e impulsar y reforzar una sanidad universal y de calidad, no es defender la vida?”

“La realidad es que gracias a que el acceso a una sanidad de calidad es un derecho subjetivo desde la salud reproductiva hasta el final de la vida, con los cuidados paliativos, España es uno de los países del planeta con menor mortalidad infantil y con mayor esperanza de vida. Esa es la auténtica defensa de la vida”, indica.

Para Carcedo, “resulta sorprendente en que el arzobispo nunca se pronunciara sobre los recortes que la derecha aplicó por 12.000 millones de euros en la sanidad y 4.600 millones en atención a la dependencia, ni por la eliminación del carácter universal de nuestro sistema sanitario. Entonces nunca escuchamos su opinión”.

“Si por algunos fuera, España nunca hubiera aprobado legislaciones como la del divorcio o la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo curioso e hipócrita, al mismo tiempo, es que quienes más han alzado la voz contra los nuevos derechos han sido los primeros en utilizarlos y de forma habitual. Como siempre, la izquierda trae nuevos derechos. Ahora, a solicitar ayuda para acabar con el sufrimiento insoportable. Y los derechos significan que cada persona podrá decidir libremente, de acuerdo a sus convicciones o creencias religiosas, lo que quiere hacer. Con este nuevo derecho, España da un paso adelante”, remarca la parlamentaria asturiana.