De poesías y poetas va la cosa

(III) PARROQUIA DE GOBIENDES  (Loroñe).

Referencia a Mª Francisca de Isla y Losada.


Aunque la poesía conlleva un fin en sí misma, desempeña un papelmás importante porque intenta que el hombre vuelque su mirada hacia lasestrellas, recobre el encanto de la fantasía y regrese al lenguaje del amor yla belleza

"La poesía no reconoce otra ley que la verdad íntima -voz,resplandor o fragancia y la de la belleza lograda, éxtasis, temblor omensaje-" por eso la poesía por norma general siempre ha sido enemiga del poder,porque el poder es temeroso con quien sabe mover el corazón de los pueblos…

Lo que casi nadie sabe es que a pesar del desconocimiento y delolvido, nuestro solar fue y es en la actualidad desde hace siglos cuna degrandes poetas. Unos más ortodoxos y doctos, y otros más primitivos yautodidactas desconocedores en su mayoría de la rígida disciplina de lamétrica, pero no por ello menos importantes.

En esta sección iremos tratando de dar a conocer a algunos deellos, sucesivamente y por parroquias, y digo algunos porque de otros, aunqueexisten vagas referencias es prácticamente imposible acceder a su obra pormúltiples razones, siendo lamentablemente la desidia la más frecuente.

Sirva este pequeño apunte para poner en el lugar que lescorresponde a tantos y tantos “bardos” bastante más conocidos en general fuerade nuestro solar que dentro.

Trece parroquias tenemos, y como tercera entrega toca hoy la deGobiendes, si queremos concretar  al lugarde Loroñe, refiriéndose además a un personaje peculiar para la época a la quenos referimos (siglo XVIII) y por su condición femenina: Nos refererimos aMaría Francisca de Isla y Losada, brillante escritora por su propios méritos –y a sus obras que ahí permanecen me remito – pero a la que le colgó el Sambenitode verse vinculada como si de un apéndice se tratara a la prodigiosa – no lodudamos – figura de su hermano, lo que  ala larga le hizo un flaco favor.

 

Naturalmente, esto sólo es una pequeña muestra. No se pretendecon ello un exhaustivo estudio de todos los autores de cada parroquia olocalidad porque eso sería objeto de un trabajo mucho más extenso ycualificado, como una tesis doctoral por ejemplo. No se pretende eso, sepretende simplemente reivindicar como muestra alguno de nuestros autores másdesconocidos, aunque este por su categoría no sea precisamente el caso.

Esperemos que sea de su agrado.

 

Cuando hablamos de María Francisca de Isla, hija en segundasnupcias de  José Isla Pis de la Torre,Alférez Mayor y alcalde de la Hermandad de Hijosdalgo, del lugar de Loroñe,parroquia de Santiago de Gobiendes en el Principado de las Asturias de Oviedo con la noble compostelana Dª RosaMaría de Losada y Osorio, nos estamos refiriendo a un personaje sumamenterelevante del mundo cultural  de sutiempo, más destacable aún por la desventaja con que las mujeres podían actuarentonces en ese medio. Y, al mismo tiempo, un personaje cuya apariencia nuncapudo ocultar la rica personalidad que lo sustentaba, permitiéndonos descubrirhoy una inédita riqueza interior que revaloriza el mundo de sus ideas ysaberes, de sus intuiciones y pasiones.

 

Lamentablemente tan sólo se conservan unos pocos restos de sumagnífica obra literaria, lo que permite ubicar a María Francisca entre losseguidores de dos modalidades muy cultivadas en nuestro país durante el sigloXVIII: la poesía lírica cuyas expresiones parecen preludiar la lírica románticade Rosalía de Castro y el género epistolar.


MARIA FRANCISCA DE ISLA Y LOSADA

 

 

 

 

 

 

Despedida de Lidia y Armindo. Canto heroyco(1770)

 

 

 

“Amaba;mas eran susamores

 

Altas prendas de Lidia, que por bellas, en ellaslas estrellas, y las flores aprendían a ser flores yestrellas.

Lesexcedía tanto en susardores,

 

Que â pesar de estas, y âpesar de aquellas más veces, que en sus números, y acentos, trocaron se en susalmas, su alientos”.

 

“Si entre el rigor de guerra mal seguro, acaso detu pecho, ingratoArmado,

Ôduro pedernal, ô mármolduro

 

De tu sangre, ô carmín viere teñido: yo romperé elpecho, que aventuro la nevada prisión, y al tuyo unido, a pesar de mi dardo, ôde susuerte,

Tendremosuna vida, y una muerte”

 

“No me lleve el deseo, no, a la guerra: porque comola guerra en que me veo el desearte a time bienencierra,

No cave ya otra guerra en mi deseo. Basta Lidia eldolor que me destierra, para querer la paz, que noposeo:

Y después de verte, era acción perdida, ir a quitarla vida, sin la vida”

 

“Dormía el tiempo: la Noche reposaba: Callaba elcielo: la tierra enmudecía: todo, un medroso asombro sepultaba: todo, un temorobscuroconfundía:

Solo con Lidia, que el llanto la rendía, turbandoel agua su confuso aliento, lloraba el Mar, y suspiraba el Viento”

María Francisca de Isla y Losada