Todo apunta a que se trata de un accidente de caza fortuito, aunque nada se sabe sobre la versión que maneja la Delegación del Gobierno de Asturias, o si se instruyen diligencias del hecho.

El pasado sábado, un hombre de 21 años que participaba en una montería en la zona de Pivierda perteneciente al municipio de Villaviciosa, fue hallado herido, al parecer en un accidente de caza fortuito, con un rasguño de bala que le cruzó de lado a lado del pecho, rompiéndole, incluso, el chaleco y produciéndole abundante sangre.

El joven, vecino de Bedriñana (Villaviciosa), participaba en la cacería de jabalí como montero. Al parecer, el disparo cruzado buscaba un matorral próximo a donde se encontraba. Al sentir el roce de la bala y observar la sangre que, en abundancia, empapaba su chaleco, exclamó: ¡¡ Ay, que me mató!!. Afortunadamente, todo quedó en un susto que recordará toda su vida, ya que un simple movimiento hubiese producido la penetración de la bala en su pecho.


Escopeta de bala para caza mayor
 Escopeta


Tras una primera exploración realizada 'in situ' al quitarle la ropa, no se observaron orificios de bala, por lo que se le trasladó para practicarle un reconocimiento más exhaustivo, en ambulancia a un Centro Hospitalario, del que recibió el alta tras realizársele una observación clínica que descartó heridas mayores.

Todo apunta a que se trata de un accidente de caza fortuito, aunque nada se sabe sobre la versión que maneja la Delegación del Gobierno de Asturias, o si se instruyen diligencias del hecho.

Hace muchos años falleció un hombre en el coto de Colunga, tras recibir el impacto de los disparos de otro cazador que participaba en la batida. Los accidentes de caza se cobrar muchos heridos y algún que otro fallecimiento, anualmente, y es que ya se sabe, las armas las carga el diablo…

La mayoría de las muertes de cazadores ocurren en batidas de corzos o jabalíes.

Al menos el 80% de los cazadores muertos en la última década perecieron en batidas de corzos o jabalíes. Los datos, que provocan mucha alarma social, serían menos relevantes en comparación con otros deportes de montaña si se tiene en cuenta el número de licencias, unas 70.000.

La mayoría de los cazadores respetan las normas de seguridad, aunque en los primeros días de temporada la gran afluencia de aficionados, y las ansias de cazar incrementan los peligros.

Habría que exigir un examen para los nuevos cazadores, y aumentar la programación de cursillos de seguridad para aficionados. pero estos no son obligatorios ni siquiera para los jefes de cuadrilla. También se recomiendan, los chalecos reflectantes, pero tampoco son obligatorios.


bala
 Bala de caza mayor


En cambio, en Castilla y León, la Consejería de Medio Ambiente ha establecido la obligatoriedad de chalecos para los batidores y perreros que participen en las monterías. Esperan repartir unos 2.500, para intentar disminuir los accidentes.

Hay que extremar las medidas de seguridad y que los responsables recuerden las normas básicas como mantener las armas descargadas hasta ocupar los puestos, que no se abandonen estos sin permiso, advertir del área de disparo de cada tirador y hacer fuego contra el terreno con ángulos que eviten rebotes.

Como en todo colectivo, sempre hay infractores, pero la mayoría dirigen adecuadamente su pasión por la caza, aunque no faltan los «escopeteros» y gente de gatillo fácil que dispara a todo lo que se mueve. Habría que solicitar la obligatoriedad de un examen para todos los cazadores, un carné por puntos para quien tenga licencia y , sobretodo, controles de alcoholemia en las batidas.

En el coto Colunga hubo poco movimiento este pasado fin de semana. Nos llega la noticia de que solo se abatió un jabalí