Desde la Coordinadora Ecoloxista hemos solicitado que se acote sin demora al pastoreo todas las zonas incenciadas en las ultimas semanas, queremos mostrar nuestro malestar y preocupación por lo que ha sido la gestión forestal de los últimos años con el tema de los incendios provocados, los acotados y los ejercicios de populismo y demagogia por parte de los gobernantes y la connivencia de algunos partidos políticos con los incendios, favoreciendo con sus planteamientos este tipo de delitos penales contra el medio ambiente.
El INDUROT de la Universidad de Oviedo actualizó en el pasado mes de octubre el mapa de riesgo de erosión de los suelos en Asturias consecuencia de los incendios forestales, y en él se puede observar que más del 80% del territorio asturiano se encuentra en riesgo alto o muy alto de erosión. Situación que sin duda se agravará aún más con los miles de hectáreas ardidas estas últimas semanas. Por ello resulta fundamental que todas las zonas incendiadas estos días se acoten al pastoreo de forma urgente e inmediata. La prioridad máxima en estos momentos es favorecer la regeneración de la cubierta vegetal quemada, evitando que los procesos de erosión se ceben aún más sobre los castigados suelos asturianos.
En el año 2005 entra en vigor de la normativa reguladora de los acotamientos de las zonas incendiadas. Pese a ello, en Asturias únicamente se han iniciado, en estos 10 años de aplicación de la Ley de Montes, 411 expedientes de acotamiento frente a los 17.656 incendios forestales contabilizados en nuestra región que afectaron a mas de 86.311 hectáreas, siendo acotadas solo 16.646 hectáreas, lo que supone solo el 19% de las zonas incendiadas. Lo que nos permite concluir declarando la absoluta indolencia que han mostrado nuestros representantes políticos con respecto al grave problema que asola año tras año nuestra comunidad autónoma y pese a constituir los incendios forestales el mayor atentado ecológico que sufre en la actualidad la naturaleza asturiana, amén de representar un problema de orden público de primera magnitud. Un dato que acredita la pasividad y desidia administrativa respecto a ejecutar las medidas que son necesarias para la regeneración de los montes incendiados es que nunca se llegan a cumplir los períodos efectivos de acotamiento porque de forma sistemática el Principado los incumple, ya que las presiones políticas que ejercen los distintos Ayuntamientos y los sindicatos agrarios contribuyen finalmente a que se levanten las limitaciones al aprovechamiento ganadero que fueron establecidas, de forma que solo se vedan las superficies quemadas hasta el momento en que brotan las primeras especies herbáceas y no cuando se constata la recuperación de las especies arbustivas afectadas o se consigue la restitución del terreno a la situación anterior al incendio como marca la ley. Sin olvidarnos que la carencia de medios de vigilancia o las instrucciones de los responsables en ocasiones, permiten en muchos casos que nos encontremos ganado en terrenos acotados que nunca son sancionados. De esta manera no solo no se cumple el fin último regenerador por el que se declaró la veda, sino que el incendiario se aprovecha de los frutos de su acción delictiva, lo que constituye un efecto criminógeno y, por consiguiente, un incremento en la comisión de este tipo de delito.
De acuerdo con lo estipulado por la Ley de Montes estatal, la función social que desempeñan los montes obliga a las Administraciones públicas a velar por su conservación, protección y restauración, siendo el órgano que preside la Consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales el competente para fijar las medidas encaminadas a la restauración de la cubierta vegetal afectada por los incendios forestales en los montes asturianos, incluyendo, en todo caso y con carácter imperativo, el acotamiento temporal de aquellos aprovechamientos incompatibles con su regeneración y, en particular, el pastoreo.
En el mismo sentido, la Ley de Montes de Asturias ordena a la Consejería competente en materia forestal que proceda al acotamiento al pastoreo de los montes incendiados por un plazo mínimo de un año y máximo igual al necesario para la recuperación de las especies afectadas o hasta su restitución a la situación anterior al incendio. Pese a ello, de acuerdo con los datos oficiales publicados por la administración autonómica, se viene acotando menos de la mitad de los montes quemados en Asturias. Lejos de ser una medida desproporcionada como aducen algunos, constituyen una acción insuficiente para lograr su finalidad de proteger y restaurar los montes asturianos, cada vez más castigados por la lacra de los incendios forestales provocados en su mayoría para la generación de pastos, tal y como atestiguan las investigaciones llevadas a cabo por los organismos dependientes de la administración, que concluyen que el 75,9% de los fuegos tienen origen ganadero. Por otra parte, lo que tienen que hacer estos partidos y colectivos tan preocupados por los montes es solicitar medios para poner en marcha campañas de información y sensibilización dirigidas al mundo rural, al objeto de corregir los hábitos de utilizar el fuego de una manera irresponsable y agresiva para con el medio natural.
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