Siempre se adelanta en grandes almacenes y ahí está Isidoro Alvarez pregonando, desde unas semanas, que "ya es primavera en El Corte Inglés"

¡PRIMAVERA! ".

Pues bien, esta tarde ya es primavera fuera de las tiendas, ya es primavera en la calle. Adiós al invierno.

¿Cómo darle la bienvenida? Nada mejor que recurrir a los poetas, pienso, y este año acudo a una mujer, la chilena Lucila Godoy, o mejor GABRIELA MISTRAL

(Vicuña,1889, Nueva York, 1957), autora de "Desolación", de "Ternura", de "Poemas de las madres" y de "Lagar".

Una poetisa que ganó el premio Nobel de Literatura en 1945 con gran entusiasmo de los maestros de entonces (yo estaba en "La Escuelona" rural de Carrandi) por haber ejercido la escritora de maestra en Chile. Sencillos, pero hermosísimo sus versos. Vean, vean: "Doña Primavera/ viste que es primor,/ de blanco, tal como/ limonero en flor./ Lleva por sandalias/ unas anchas hojas/

y por caravanas/ una fucsias rojas./ ¡Salid a encontrarla/ por esos caminos! ¡Va loca de soles/ y loca de trinos! Doña Primavera,/ de aliento,/ se ríe de todas/ las penas del mundo.../". Y más adelante, en su poema, invoca a esta estación: "Doña Primavera/ de manos gloriosas,/ haz que por la vida/ derramemos rosas:/ Rosas de alegría,/ rosas de perdón,/ rosas de cariño/ y de abnegación".

De la mano de Gabriela Mistral, me sumo a su invocación: ¡Que vivamos la vida derramando rosas!